Degradación ambiental, un problema que está causando de 13 millones de muertes anuales
Según la Organización Mundial de la Salud, ese número de fallecimientos se podrían evitar si se “ataja” la degradación ambiental.
Efe verde
Cada año se producen más de 13 millones de muertes en el mundo por causas ambientales evitables y el cambio climático se perfila como la principal amenaza, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que conmemoró el pasado jueves el Día Mundial de la Salud, con el lema “Nuestro planeta, nuestra salud”. (Lea Arroyo Bruno (La Guajira): comunidades protestan ante posible aval a desviación)
Apenas tres días después de conocerse el último informe del IPCC sobre mitigación climática, el objetivo de este año es llamar la atención sobre las medidas urgentes que se necesitan para mantener la salud de los humanos y el planeta, en un momento marcado por la pandemia sanitaria, la contaminación y el aumento de las enfermedades. (Lea Por segundo año consecutivo las emisiones de metano rompieron récord)
“Nuestras decisiones políticas, sociales y comerciales están favoreciendo la crisis climática y sanitaria” según la OMS, que entre las consecuencias directas destaca el calentamiento del planeta, los fenómenos meteorológicos extremos, la degradación del suelo o la escasez de recursos.
Todo ello acentuado por las grandes desigualdades derivadas de un modelo económico que conduce a la distribución no equitativa de la renta, la riqueza y el poder, coinciden diversos expertos consultados por Efe.
Tras la pandemia, “todos hemos podido ver cómo la salud de la sociedad y la del planeta están íntimamente vinculadas”, y que “no puede haber salubridad en una sin la otra”, recuerda a Efe el director ejecutivo Ecodes, Víctor Viñuales.
Pero tras el respiro a la naturaleza que supuso el confinamiento por la covid-19, los datos negativos sobre emisiones y destrucción ambiental vuelven a crecer. Las alertas de deforestación en la Amazonía brasileña, por ejemplo, alcanzaron el pasado febrero su mayor nivel para el mes desde el comienzo de la serie histórica en 2016.
La única forma de romper con los actuales ciclos de destrucción es “a través de la cultura de la co-responsabilidad”, donde “cada uno asuma la parte responsable correspondiente con su contribución en la generación del problema”, resalta Viñuales, para quien hay numerosos co-beneficios entre la acción climática y la salud.
Por ello, en esta jornada se invitó a responder a preguntas como: ¿Somos capaces de imaginar un mundo donde el aire, el agua y los alimentos saludables estén al alcance de todos? ¿Donde las ciudades sean habitables y las personas controlen su salud y la del planeta? ¿Donde las economías se centren en la salud y el bienestar?.
Salud de la sociedad y del planeta
El responsable de energía y combustibles fósiles de Greenpeace España, Francisco del Pozo, coincide en que “no se pueden atajar los problemas de salud humana, sin atajar el cambio climático o la pérdida de la biodiversidad. Respiramos, comemos, bebemos y vivimos”.
Y es que, recuerda la OMS, más del 90% de las personas respiran un aire insalubre que es consecuencia de la quema de combustibles fósiles.
Lea las últimas noticias sobre ambiente en El Espectador.
Cada año se producen más de 13 millones de muertes en el mundo por causas ambientales evitables y el cambio climático se perfila como la principal amenaza, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que conmemoró el pasado jueves el Día Mundial de la Salud, con el lema “Nuestro planeta, nuestra salud”. (Lea Arroyo Bruno (La Guajira): comunidades protestan ante posible aval a desviación)
Apenas tres días después de conocerse el último informe del IPCC sobre mitigación climática, el objetivo de este año es llamar la atención sobre las medidas urgentes que se necesitan para mantener la salud de los humanos y el planeta, en un momento marcado por la pandemia sanitaria, la contaminación y el aumento de las enfermedades. (Lea Por segundo año consecutivo las emisiones de metano rompieron récord)
“Nuestras decisiones políticas, sociales y comerciales están favoreciendo la crisis climática y sanitaria” según la OMS, que entre las consecuencias directas destaca el calentamiento del planeta, los fenómenos meteorológicos extremos, la degradación del suelo o la escasez de recursos.
Todo ello acentuado por las grandes desigualdades derivadas de un modelo económico que conduce a la distribución no equitativa de la renta, la riqueza y el poder, coinciden diversos expertos consultados por Efe.
Tras la pandemia, “todos hemos podido ver cómo la salud de la sociedad y la del planeta están íntimamente vinculadas”, y que “no puede haber salubridad en una sin la otra”, recuerda a Efe el director ejecutivo Ecodes, Víctor Viñuales.
Pero tras el respiro a la naturaleza que supuso el confinamiento por la covid-19, los datos negativos sobre emisiones y destrucción ambiental vuelven a crecer. Las alertas de deforestación en la Amazonía brasileña, por ejemplo, alcanzaron el pasado febrero su mayor nivel para el mes desde el comienzo de la serie histórica en 2016.
La única forma de romper con los actuales ciclos de destrucción es “a través de la cultura de la co-responsabilidad”, donde “cada uno asuma la parte responsable correspondiente con su contribución en la generación del problema”, resalta Viñuales, para quien hay numerosos co-beneficios entre la acción climática y la salud.
Por ello, en esta jornada se invitó a responder a preguntas como: ¿Somos capaces de imaginar un mundo donde el aire, el agua y los alimentos saludables estén al alcance de todos? ¿Donde las ciudades sean habitables y las personas controlen su salud y la del planeta? ¿Donde las economías se centren en la salud y el bienestar?.
Salud de la sociedad y del planeta
El responsable de energía y combustibles fósiles de Greenpeace España, Francisco del Pozo, coincide en que “no se pueden atajar los problemas de salud humana, sin atajar el cambio climático o la pérdida de la biodiversidad. Respiramos, comemos, bebemos y vivimos”.
Y es que, recuerda la OMS, más del 90% de las personas respiran un aire insalubre que es consecuencia de la quema de combustibles fósiles.
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