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En el 2008, en un viaje a Toronto, descubrió los textiles africanos -provenientes del Congo, de Benín, y de Burkina Faso- que hoy representan la identidad de su marca y su estilo como diseñadora de modas. En la industria es reconocida por su autenticidad y por el profundo respeto que tiene y siente hacia sus raíces. “Empecé a ligarme más a la naturaleza cuando entendí los patrones impresos en las telas africanas que trabajo hace más de una década. Parte de la investigación que he desarrollado es tratar entender qué significan. Lo que he aprendido es que son códigos que muchas comunidades comparten, que describen el ciclo del agua y cómo en el momento en que aprendemos a cuidar la naturaleza, aprendemos a cuidarnos a nosotros mismos. Es como un libro que nos enseña a proteger la Tierra”, asegura la diseñadora.
Su colección más reciente, ‘Selva negra’, es una exploración a profundidad de este tema que tanto la apasiona. Tras aceptar una propuesta de Telepacífico para hacer parte un programa de moda enfocado en pueblos afrodescendientes e indígenas que mantienen la tradición, Lia tuvo la oportunidad de conocer a algunas mujeres de la comunidad Misak en Silvia, Cauca. Allí aprendió con las ‘hijas del agua’ – autodenominadas así debido al mito originario de su pueblo- la importancia del telar, el conocimiento y los símbolos que están presentes.
“Muchos de ellos hablan de cómo la energía libre del universo entra en todos los seres vivos”, cuenta la diseñadora. En esta colección también habló de cómo en este viaje, se encontró con el afro y el indígena compartiendo un mismo territorio y enriqueciéndose culturalmente en la botánica y en la gastronomía.
El vínculo más directo que encuentra entre su oficio y la naturaleza se da a través de la materia prima para sus diseños. Lia siempre trabaja con algodón orgánico y estampaciones artesanales que utilizan tintas ecológicas a base de agua. “Con una tela sintética tu cuerpo no respira de la misma manera y no tiene las mismas propiedades curativas, en las que creo y he descubierto al leer sobre la diferencia de los textiles, de las fibras naturales”, dice.
Al explorar más sobre su estilo es claro que su principal inspiración son las comunidades ancestrales del mundo y es gracias a estos vestuarios que ha confirmado que los seres humanos tienden a imitar a la naturaleza o a partir de ella a la hora de crear. En sus diseños, por ejemplo, los animales siempre están presentes de alguna manera. Ya sea a través de siluetas, formas o expresiones. “La elegancia del pavo real inspiro uno de mis vestidos, tuve una colección en la que los boleros y los vuelos responden a la estructura de la cola de un ave cuando emprende el vuelo”, agrega.
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