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“Como el mayor proveedor de energía del mundo, la ambición de Aramco de alcanzar emisiones netas de gases de efecto invernadero en todas nuestras operaciones en menos de tres décadas es un paso histórico que ayudará a abordar el desafío más urgente que enfrenta la humanidad”, dijo el presidente ejecutivo de Aramco, Amin Nasser. Nasser hizo estas declaraciones durante su intervención en el foro Saudi Green Initiative, celebrado en Riad, en que el también aseguró que “la transición del mundo hacia un futuro energético más sostenible requerirá una acción colectiva y grandes avances tecnológicos”.
“Pero seguimos enfocados en brindar energía confiable y asequible, invirtiendo a largo plazo a medida que nuestros esfuerzos por reducir aún más las emisiones cobran impulso”, apuntó. El presidente del Consejo de Dirección de Aramco, Yaser al Rumayan, reconoció que “reducir las emisiones, mientras se satisface las continuas necesidades energéticas del mundo, es uno de los mayores desafíos de este siglo”.
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En este sentido, indicó que la petrolera tiene “una plataforma excepcionalmente sólida” para liderar la industria global y enfrentar el desafío del cambio climático. El foro, celebrado en Riad, reúne a importantes responsables políticos, científicos y líderes empresariales saudíes e internacionales para ilustrar las perspectivas para la transición ecológica y para establecer un plan de acción contra el cambio climático.
Impulso político
También en el marco de este foro, el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, aseguró que su país se compromete a alcanzar las cero emisiones de carbono netas para 2060 y anunció el lanzamiento de un paquete de más de 60 iniciativas para combatir el cambio climático. Así lo hizo en un discurso televisado.
El primer paquete de medidas consiste en más de 60 iniciativas, según el príncipe heredero, que aseguró que su coste representa más de 700.000 millones de riales saudíes (unos 186.600 millones de dólares). Bin Salman anunció el inicio de la plantación de 450 millones de árboles en Arabia Saudí, que tiene la intención de llegar a los 10.000 millones antes de 2030, con el objetivo de que el cubrimiento vegetal del reino alcance el 20 % para entonces, pero no precisó cómo haría realidad esta promesa en un país mayoritariamente desértico.
Si bien también aseguró que su país buscará reducir las emisiones de carbono en 278 millones para antes de 2030, su ministro de Energía, Abdulaziz bin Salman, condicionó este objetivo a “la evolución de las tecnologías”. “El crecimiento económico del reino está impulsado por las exportaciones de sus fuentes de energías, no es un secreto”, dijo el titular de Energía saudí durante su intervención.
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Reconoció que si las exportaciones de crudo se mantienen se podrán alcanzar los objetivos previstos, pero si ocurre lo contrario “la habilidad del reino para reducir sus emisiones se verá afectada”.
Las dudas
Las promesas ha generado escepticismo entre los expertos y las asociaciones climáticas, que consideran que solo podrá conseguir este objetivo si elimina progresivamente el uso de energías fósiles. Según la organización ecologista Greenpeace, el hecho de que el príncipe heredero saudita hiciera el anuncio el sábado no resulta ninguna casualidad, al producirse prácticamente una semana antes del inicio de la COP26 en Glasgow (Escocia).
Aunque Riad muestra ciertas ambiciones ecológicas, continúa siendo el mayor productor en el mundo de petróleo y no tiene la intención de disminuir sus exportaciones de crudo. Aramco expresó este mes su voluntad de aumentar su capacidad de producción de 12 a 13 millones de barriles de aquí a 2027. “Dudamos seriamente de este anuncio (del sábado), ya que al mismo tiempo el reino tiene la intención de incrementar su producción de petróleo”, explicó a la AFP Ahmad al Drubi, un responsable de Greenpeace en la zona del Magreb y de Oriente Medio.
La promesa saudita “parece ser solo una maniobra estratégica para disminuir la presión política de cara a la COP26″, la edición de este año de la conferencia del clima de la ONU celebrada en Reino Unido, agregó. Arabia Saudita no es el único país del Golfo que ha prometido una reconversión verde en las últimas semanas. El 8 de octubre, los Emiratos Árabes Unidos, aliado de Riad, anunció buscar la neutralidad de carbono hasta 2050, mientras que Baréin anunció este domingo que quiere alcanzar el mismo objetivo de aquí a 2060.
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El reino saudita no solo utiliza el petróleo y el gas para satisfacer su demanda de electricidad, sino también para desalar agua. Con una población de 34 millones de habitantes, emite cada año 600 millones de toneladas de CO2, lo que representa una cifra superior a las emisiones de Francia que tiene casi el doble de habitantes. Bin Salmán prometió en varias ocasiones en los últimos años que reduciría la dependencia del oro negro de su país. Pero estos planes se vieron obstaculizados por la pandemia del covid-19 y la caída del precio del crudo, que sigue representando el 70% de las exportaciones de la monarquía wahabita.
Las autoridades sauditas “deberían aumentar sus esfuerzos respecto a la descarbonización del sector energético”, dijo a la AFP Ben Cahill, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. “La combustión directa de petróleo bruto en la producción de energía debería eliminarse progresivamente y las energías renovables deberían sustituir progresivamente el gas”, añadió. Según la BBC, una importante fuga de documentos reveló que varios países, como Arabia Saudita o Japón, pidieron a Naciones Unidas que minimice la necesidad de reducir rápidamente el uso de energías fósiles.