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Más de 190 millones de personas de América Latina y el Caribe resultaron afectadas por huracanes, terremotos, sequías, derrumbes, volcanes u otro de los 1500 desastres que ocurrieron entre el año 2000 y el presente, revela un informe elaborado por dos agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). (Puede leer: De la Patagonia a la Antártida: los animales como “nunca antes” los vimos)
Puesto de otra manera, el documento, realizado por las Oficinas de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) y para la Reducción del Riesgo de Desastres (Undrr), resalta que uno de cada tres, o poco más del 30 % de los latinoamericanos y caribeños, se ha enfrentado a un desastre en las últimas dos décadas.
El informe llega al mismo tiempo en que los pronósticos prevén una temporada de huracanes en el Atlántico más activa que lo normal para este año, así como a la persistencia del fenómeno de El Niño en lo que resta de este año. (Le puede interesar: Gobierno anuncia inversión de $100.000 millones para reducir la deforestación)
Sin embargo, la Ocha aclaró que no todos los fenómenos naturales y las amenazas resultan en desastres y destacaron que tanto la exposición y la vulnerabilidad juegan un rol muy importante en estos últimos.
En ese sentido Shelley Cheatham, jefa regional de Ocha para América Latina y el Caribe, señaló que “los eventos climáticos y sísmicos extremos están ocurriendo en lugares donde la pobreza, la desigualdad, la inseguridad alimentaria, el desplazamiento y la violencia son parte de la vida diaria de millones de personas”. (También puede leer: Este es el resumen de la actividad sísmica en Colombia del 1 al 7 de septiembre)
Además de estos factores de riesgo, las agencias de la ONU destacaron la densidad de población, el crecimiento urbano impredecible, el cambio climático, los desplazamientos, la migración, la degradación ambiental y la explotación de los recursos naturales.
Si bien la Ocha y la Undrr resaltan estos factores de riesgo, advierten que la capacidad de preparación y respuesta es clave para evitar que se produzcan desastres. Sin embargo, le hicieron un llamado a los gobiernos y a la empresa privada de los países, al asegurar que “estos sistemas solo son posibles cuando se realizan inversiones públicas y privadas que ataquen los problemas de riesgo desde la raíz y que generen una colaboración entre los distintos sectores económicos, políticos y sociales (...)”.