En 2030, el 42,5 % de la energía en Europa vendría de renovables
El acuerdo viene solo unos días después de que la misma Unión Europea anunciara que, a partir de 2035, no venderá más vehículos que funcionen con combustibles fósiles.
Los estados miembros de la Unión Europea (UE) y el Parlamento Europeo acordaron este 30 de marzo que, para 2030, el 42,5% de la energía en el consumo energético europeo vendrá de fuentes renovables. Esta decisión implica que se tendría que duplicar la participación de este tipo de energías, que, hoy en día, está en 22 %.
El anuncio viene solo unos días después de que la UE anunciara que prohibirá, definitivamente, la venta de los vehículos de combustión interna a partir de 2035. Estos dos anuncios marcan las tendencias de la agenda climática europea, aunque no han llegado sin sus dificultades.
La prohibición de vehículos que funcionan con combustibles fósiles solo se dio después de casi cuatro semanas de un bloqueo por parte de Alemania, mientras que dos grupos pedían una meta distinta con relación a la integración de energías renovables. (También puede leer: ¿Está Colombia preparada para decirle adiós al carbón?)
La Comisión Europa (brazo ejecutivo de la UE) y los eurodiputados pedían que fuera el 45%, mientras que los Estados del bloque querían que fuera el 30%. El texto acordado simplifica y agiliza los trámites de autorización de infraestructuras de energías renovables, con el establecimiento de territorios específicos donde se flexibilizará drásticamente la normativa.
El despliegue de energías renovables será considerado de “interés público superior”, lo que limita los motivos para las objeciones legales a las instalaciones. La UE prevé un 49% de energías renovables en el consumo de energía de los edificios, con una trayectoria progresiva y vinculante para la calefacción y la refrigeración a través de objetivos nacionales específicos.
El uso de energías renovables por parte de la industria deberá aumentar un 1,6 % cada año. En cada país, la proporción de hidrógeno renovable en el hidrógeno utilizado por la industria debe alcanzar el 42% para 2030 y el 60% para 2035. Hay distintos tipos de hidrógeno para generar energía y, mientras que algunos, como el café, están asociados a combustibles fósiles, el hidrógeno verde no emite CO2.
Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, apuntó que el acuerdo “contribuirá a nuestra soberanía energética al reducir las importaciones de combustibles fósiles”.
Una discusión sensible
En referencia a uno de los capítulos más sensitivos de las negociaciones previas, el acuerdo reconoce “el papel específico de la energía nuclear, que no es ni verde ni fósil”. La cuestión de la energía nuclear provocó una agria controversia, ya que Francia y un grupo de aliados pedían que reciba un tratamiento equivalente al reservado al hidrógeno renovable.
Sin embargo, un amplio abanico de países dejó claro que ese gesto constituía una verdadera ‘línea roja’ infranqueable. El acuerdo establece que el objetivo de 2030 para el hidrógeno renovable podrá ser reducido en un 20% para los Estados miembro en los que la proporción de hidrógeno fósil en el consumo del país sea inferior al 23%.
El texto, que prevé procedimientos acelerados para las infraestructuras, también considera “verde” la biomasa (madera para producir energía), explicó Markus Pieper (PPE, derecha). Esta práctica, denunciada por las ONG ecologistas, será sin embargo “mejor regulada”, dijo Pascal Canfin (Renew, liberales). (Le puede interesar: El otro “hueco” de las minas en Colombia: no se sabe cómo vamos a cerrarlas)
“La producción de energía es, con mucho, el principal uso de la madera en Europa, más de la mitad de la madera recogida se quema, una proporción que aumenta constantemente”, lamentó Martin Pigeon, de la ONG Fern.
Esta ley “seguirá recompensando a las empresas energéticas por quemar millones de árboles, nuestro principal sumidero de carbono terrestre, agravando la crisis climática y de biodiversidad al tiempo que socava la salud de las personas”, afirmó Martin Pigeon.
De igual forma, Cosimo Tansini, especialista de la red de oenegés Agencia Ambiental Europea, apuntó que “un objetivo vinculante de 45% ya sería frágil y obsoleto. Cualquier meta por debajo del 45% muestra falta de unidad y de ambición”.
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Los estados miembros de la Unión Europea (UE) y el Parlamento Europeo acordaron este 30 de marzo que, para 2030, el 42,5% de la energía en el consumo energético europeo vendrá de fuentes renovables. Esta decisión implica que se tendría que duplicar la participación de este tipo de energías, que, hoy en día, está en 22 %.
El anuncio viene solo unos días después de que la UE anunciara que prohibirá, definitivamente, la venta de los vehículos de combustión interna a partir de 2035. Estos dos anuncios marcan las tendencias de la agenda climática europea, aunque no han llegado sin sus dificultades.
La prohibición de vehículos que funcionan con combustibles fósiles solo se dio después de casi cuatro semanas de un bloqueo por parte de Alemania, mientras que dos grupos pedían una meta distinta con relación a la integración de energías renovables. (También puede leer: ¿Está Colombia preparada para decirle adiós al carbón?)
La Comisión Europa (brazo ejecutivo de la UE) y los eurodiputados pedían que fuera el 45%, mientras que los Estados del bloque querían que fuera el 30%. El texto acordado simplifica y agiliza los trámites de autorización de infraestructuras de energías renovables, con el establecimiento de territorios específicos donde se flexibilizará drásticamente la normativa.
El despliegue de energías renovables será considerado de “interés público superior”, lo que limita los motivos para las objeciones legales a las instalaciones. La UE prevé un 49% de energías renovables en el consumo de energía de los edificios, con una trayectoria progresiva y vinculante para la calefacción y la refrigeración a través de objetivos nacionales específicos.
El uso de energías renovables por parte de la industria deberá aumentar un 1,6 % cada año. En cada país, la proporción de hidrógeno renovable en el hidrógeno utilizado por la industria debe alcanzar el 42% para 2030 y el 60% para 2035. Hay distintos tipos de hidrógeno para generar energía y, mientras que algunos, como el café, están asociados a combustibles fósiles, el hidrógeno verde no emite CO2.
Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, apuntó que el acuerdo “contribuirá a nuestra soberanía energética al reducir las importaciones de combustibles fósiles”.
Una discusión sensible
En referencia a uno de los capítulos más sensitivos de las negociaciones previas, el acuerdo reconoce “el papel específico de la energía nuclear, que no es ni verde ni fósil”. La cuestión de la energía nuclear provocó una agria controversia, ya que Francia y un grupo de aliados pedían que reciba un tratamiento equivalente al reservado al hidrógeno renovable.
Sin embargo, un amplio abanico de países dejó claro que ese gesto constituía una verdadera ‘línea roja’ infranqueable. El acuerdo establece que el objetivo de 2030 para el hidrógeno renovable podrá ser reducido en un 20% para los Estados miembro en los que la proporción de hidrógeno fósil en el consumo del país sea inferior al 23%.
El texto, que prevé procedimientos acelerados para las infraestructuras, también considera “verde” la biomasa (madera para producir energía), explicó Markus Pieper (PPE, derecha). Esta práctica, denunciada por las ONG ecologistas, será sin embargo “mejor regulada”, dijo Pascal Canfin (Renew, liberales). (Le puede interesar: El otro “hueco” de las minas en Colombia: no se sabe cómo vamos a cerrarlas)
“La producción de energía es, con mucho, el principal uso de la madera en Europa, más de la mitad de la madera recogida se quema, una proporción que aumenta constantemente”, lamentó Martin Pigeon, de la ONG Fern.
Esta ley “seguirá recompensando a las empresas energéticas por quemar millones de árboles, nuestro principal sumidero de carbono terrestre, agravando la crisis climática y de biodiversidad al tiempo que socava la salud de las personas”, afirmó Martin Pigeon.
De igual forma, Cosimo Tansini, especialista de la red de oenegés Agencia Ambiental Europea, apuntó que “un objetivo vinculante de 45% ya sería frágil y obsoleto. Cualquier meta por debajo del 45% muestra falta de unidad y de ambición”.
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