El 45 % de los árboles endémicos en Colombia está en peligro de extinción
El primer estudio que se realizó sobre la posible extinción de árboles nativos de nuestro país concluyó que 1 de cada 2 está en riesgo. Las causas de la deforestación, como la ganadería y la apropiación de tierras, son las que generan mayor preocupación en la región Andina.
Luisa Fernanda Orozco
Cristina López-Gallego y Paula Morales-Morales, biólogas de la Universidad de Antioquia, hacían parte de una gran labor a nivel nacional -crear la Lista Roja de árboles y arbustos endémicos en peligro de extinción de toda Colombia- cuando llegaron a una conclusión contundente: el 45 % de esas plantas corre peligro de extinguirse.
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Cristina López-Gallego y Paula Morales-Morales, biólogas de la Universidad de Antioquia, hacían parte de una gran labor a nivel nacional -crear la Lista Roja de árboles y arbustos endémicos en peligro de extinción de toda Colombia- cuando llegaron a una conclusión contundente: el 45 % de esas plantas corre peligro de extinguirse.
La Lista Roja, la fuente de información estándar más completa y ampliamente usada sobre el riesgo de extinción de las especies del planeta, es elaborada la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) desde 1964. Desde entonces, su tarea ha sido monitorear los cambios de la flora, la fauna y los hongos según su rango de distribución, tamaño poblacional, hábitat, ecología y amenazas.
Con ese documento en mano, las dos biólogas se trazaron una meta: hacer el listado de los árboles endémicos en peligro de extinción en Colombia, es decir, que solo se encuentran en nuestro país.
Como cuentan López y Morales, todo comenzó porque una organización que se llama Botanic Garden Conservation International las buscó a ellas, que hacen parte del grupo de especialistas de plantas de Colombia, para llevar a cabo el proyecto como parte de una iniciativa mucho más grande, Global Tree Assessment, que busca identificar todas las especies de árboles y arbustos a nivel mundial, y evaluar los riesgos que corren.
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“Nosotras nos convertimos en el nodo Colombia de esa iniciativa y, en cuatro años, logramos avanzar en la evaluación de los árboles endémicos de nuestro país”, cuenta López. “Aunque Colombia no tiene tantas especies endémicas, sí tenemos muchos árboles en general”.
El equipo que se conformó para la construcción de la lista colombiana tuvo 60 participantes, entre voluntarios y profesionales, que trabajaron durante cuatro años, entre 2018 y 2023, para sacar adelante el proyecto. El resultado fue publicado en la revista académica Plants People Planet, a principios de este 2023.
Su tarea no fue sencilla: aunque ya existía una catálogo previo de la flora en Colombia, el equipo de López y Morales le dio el último empujón especificando cuáles están amenazadas para discutir si se deben proteger o no. Además, debieron contemplar un panorama mucho más grande: el hecho de que Suramérica tiene más de la tercera parte de árboles de todo el mundo. De ese total, Colombia tiene el 10 %, con 5.868 especies conocidas, de las cuales 1.148 son endémicas.
El análisis comenzó cuando las investigadoras invitaron a participar a todos los herbarios de Colombia. Los 23 que aceptaron les enviaron su base de datos digital para determinar en qué parte de nuestro país se encontraban. “Hicimos un proceso de asignarle a cada espécimen las coordenadas correctas y, así, compilamos alrededor de 19 mil registros”, cuenta Morales.
Luego vino una tarea mucho más ardua, que permitiría tener un panorama real de lo que ocurre con los árboles en Colombia: las investigadoras contrastaron esa información con el hábitat disponible de todo el país. El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), por ejemplo, había sacado un mapa de los bosques en Colombia, entonces López y Morales contrastaron la información recopilada los herbarios con los bosques que todavía permanecen y los que tal vez se han reducido e, incluso, desaparecido. “Eso lo hicimos para ver en qué punto estaban las especies de árboles, qué tanto quedaba de ellas y cuánto territorio ocupaban”, señala Morales.
Después vino la tarea de analizar el mapa de huella humana que consolidó en su momento el Instituto Humbodlt, y así pudieron mirar la calidad del hábitat según las actividades humanas que han generado mayor daño. Luego, las investigadoras aplicaron los criterios de la UICN para determinar qué especies corrían más peligro o no, para así incluirlas en la Lista Roja. Algunos criterios, por ejemplo, son especies que se encuentren en un hábitat sobreexplotado y que hayan disminuido su área de ocupación.
“Es realmente un proceso de triangulación muy arduo”, explica López. “Desafortunadamente, el resultado fue que el 45% de los árboles endémicos de Colombia están en peligro de extinción y, por lo tanto, los servicios ecosistémicos que brindan podrían estar en peligro”.
De manera más puntual, de los 860 árboles endémicos evaluados, 357 fueron asignados a una categoría de amenaza de la Lista Roja. Por otro lado, entre las otras especies amenazadas, 95 fueron categorizadas en peligro crítico, 148 en peligro y 114 vulnerables. De las especies restantes, 64 se clasificaron como casi amenazadas y 416 (48% de las especies evaluadas) se consideraron de preocupación menor. Solo el 3% de las especies (23 árboles endémicos) no tenían los suficientes datos.
En los resultados, una de las familias más amenazadas, con un 60 % de sus especies endémicas en peligro, fue la Euphorbiaceae, que tiene alrededor de 7.500 especies, entre ellas plantas herbáceas, árboles y arbustos. Le sigue la Lecythidaceae, con cerca de 300 especies, clasificadas en dos subfamilias y 24 géneros. también estuvo la Asteraceae, con más de 23 mil especies. Otras, como la Fabaceae, tenían amenazados el 4 7% de sus árboles endémicos; la Melastomataceae tenía el 32 % y la Rubiaceae el 27%.
¿Dónde están los árboles endémicos en Colombia?
La mayoría de árboles endémicos se encuentra en las regiones Andina y Pacífica, especialmente en los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca, Chocó, Cundinamarca, Cauca y Santander. Sin embargo, es también en los Andes, por encima de cualquier otro territorio, que los árboles endémicos corren mayor riesgo. Lo que sucede en Antioquía, Valle del Cauca, Santander y Cundinamarca, lo demuestran.
Ahora, en otros sectores del país, como la Amazonía, Guyana y Pacífico, se observaron menos cantidad de especies y menor número de amenazas. Pero, en el caso de Orinoquía y Caribe, aunque no hubo tantos árboles endémicos, los que se encuentran allí corren un elevado riesgo para su poca cantidad.
En términos de su hábitat principal, los bosques secos tuvieron un mayor porcentaje de especies en riesgo. Pero, para hacerlo más específico, los bosques en altitudes elevadas y páramos fueron los más preocupantes. En estos últimos, cerca del 50 % de las especies están amenazadas.
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La actividad humana, un gran problema
El Instinto Humboldt coincide en asegurar que la región Andina es la más peligrosa, pues hay otro ingrediente que la Lista Roja de López y Morales también analizaron: la huella humana. El primer riesgo gira en torno a la destrucción de hábitats, cuya principal actividad es la deforestación para actividades como la ganadería y agricultura.
“En Colombia, hace rato tenemos muy buena información sobre lo que está pasando. La agricultura y la ganadería, por ejemplo, son otras de las grandes amenazas, aunque la ganadería supera cualquier otra actividad en cuanto a pérdida de biodiversidad”, enfatiza López.
Un panorama desalentador es que en los Andes, donde hay más árboles endémicos, también hay mayor cantidad de actividades humanas, como ganadería, agricultura e incluso minería. En cuanto a ganadería, los Andes tenían 10,9 millones de hectáreas para el pastoreo hasta 2018, según un informe publicado por el Instituto Humboldt.
Las dos investigadoras dijeron que otra especie de degradación y alternación de hábitats está influyendo fuertemente en la amenaza de árboles endémicos, como la destrucción de manglares, páramos, lagunas y bosques.
López y Morales también advierten sobre otro fenómeno que el Ideam ya había identificado hace tiempo: la apropiación de tierras, que sucede cuando ciertas personas se toman un territorio, legal o ilegalmente, por diversos motivos. Uno de ellos puede ser la degradación del terreno para actividades ganaderas o agrícolas. En otras ocasiones, no hay motivo.
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Todavía hay esperanza -y mucha-
López y Morales hacen énfasis en que no todo está perdido porque, si bien se encontró que el 45 % de los árboles endémicos en Colombia podrían dejar de existir, el 55 % todavía está a salvo. “Y es muy importante que nombremos las estrategias que han permitido que esto continúe así”, puntualiza López.
Por ejemplo, las investigadoras “sobrelaparon” la información recopilada de los herbarios con los mapas de las áreas protegidas, que incluyen figuras de protección como parques nacionales, santuarios de fauna y flora y algunas reservas de la sociedad civil, incluidas comunidades negras e indígenas, que están en la base de datos de áreas protegidas de la UICN. “Ahí pudimos detectar qué porcentaje de esas especies están en las áreas protegidas”, dice Morales.
De manera más global, según MinAmbiente, poco más del 15 % del territorio colombiano está clasificado como “protegido” y sus parques nacionales representan, en conjunto, más de 14 millones de hectáreas.
Sin embargo, debe resaltarse que algunas Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), como Corantioquia y Cornare (Antioquia), junto a la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca también tiene cantidades importantes de árboles endémicos amenazados, junto a áreas protegidas como los Farallones de Cali.
López también destaca las labores de conservación de otras organizaciones, como jardines botánicos, que se preocupan por recoger semillas de varias especies y conservarlas en sus colecciones. “Cuando las especies disminuyan, esto podría servirnos como plan b”, continúa la investigadora.
Ambas, López y Morales, coinciden en que todavía falta mucho por hacer para reconocer los riesgos que corre la fauna colombiana, no solo los árboles endémicos. Las dos cuentan que esa es la importancia de que se sigan financiando proyectos como el que permitió la realización de la Lista Roja de árboles endémicos colombianos en peligro. “Así la conservación puede avanzar, porque, por ejemplo, la deforestación y la ganadería no se detienen. Sigue ocurriendo mientras conversamos, y la pérdida de hábitat aumenta en unos números inauditos”, dice Morales.
*El gráfico de este artículo corresponde a la investigación publicada por Claudia López-Gallego y Paula Morales-Morales en la revista Plants People Planet.