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En su primer estudio de perspectivas sobre el plástico publicado este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarollo Económico (OCDE) pidió un mayor uso de instrumentos como los llamados “sistemas de responsabilidad ampliada”, para imponer obligaciones a los productores respecto a los envases y a los bienes duraderos que ponen en el mercado. (Le recomendamos: Nuquí y Tribugá, los paraísos del Pacífico que se ahogan en basura)
Según indicó, en el 2019 se llegó a una producción global de 460 millones de toneladas de plásticos, que generan el 3,4% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los residuos, en ese mismo año, representaron 353 millones de toneladas y casi dos tercios procedían de plásticos con una vida útil inferior a cinco años. De todos ellos, un 40 % venían de envases, un 12 % de bienes de consumo y un 11 % de la ropa y los textiles.
Casi la mitad de los residuos de plástico mundiales se generan en los miembros de la OCDE, aunque hay notables diferencias entre ellos: en Estados Unidos la media es de 221 kilos por persona y año, en los países europeos 114 kilos y en Japón y Corea del Sur 69 kilos de media. (Le puede interesar: El hielo marino antártico llega a su menor extensión en la historia)
La mayor parte de la contaminación que generan se debe a una recogida y eliminación inadecuadas de los de mayor tamaño (los macroplásticos). Pero cada vez son mayor motivo de preocupación los microplásticos (polímeros sintéticos de menos de cinco milímetros de diámetro), muchos de los cuales terminan en el mar.
El 91% del plástico no va al reciclaje
La OCDE destaca que aunque el 15 % del plástico se recoge para ser reciclado, un 40 % de esos volúmenes en la práctica no acaban por esa vía y se eliminan como residuos. De forma que el porcentaje de reciclado efectivo se limita al 9 %. (Le recomendamos: Así hemos afectado la migración de las ballenas)
En consecuencia, un 17 % del plástico se incinera, un 46 % va a los vertederos y el 22 % escapa a los sistemas de gestión y termina en vertederos incontrolados o se quema en fosas o -todavía peor- contamina el medio terrestre o acuático, “especialmente en los países más pobres”.
En 2019, se filtraron a los medios acuáticos 6,1 millones de toneladas de residuos plásticos y 1,7 millones de toneladas llegaron a los océanos. Se calcula que hay 30 millones de toneladas acumuladas en los mares y otros 109 millones de toneladas en los ríos, lo que significa que durante décadas seguirán vertiéndose a los océanos, incluso si pudieran reducirse significativamente los residuos mal gestionados.
Es verdad que la producción de plásticos reciclados se ha cuadruplicado desde comienzos de siglo, al pasar de 6,8 millones de toneladas en 2000 a 29,1 millones en 2019, pero esto sigue representando solo el 6 % de la producción mundial.
Por eso la OCDE estima que hay que hacer más para crear un mercado separado de plásticos reciclados que funcione bien, fijar objetivos de contenido reciclado e invertir en tecnologías que puedan hacer ese producto más competitivo y rentable.
También apuesta por el establecimiento de impuestos que graven los residuos que terminan en los vertederos, por privilegiar los mecanismos de depósito y devolución y por los sistemas de pago por vertido.
La pandemia ha generado más residuos plásticos
Los autores del informe, presentado en vísperas de las conversaciones de la ONU para reducir estos residuos, indican que la crisis del covid-19, por una parte, tuvo como consecuencia una reducción del 2,2 % en 2020 del uso de plásticos por el parón de la actividad económica.
Sin embargo, simultáneamente aumentó la basura de envases de comida para llevar, igual que de mascarillas y otros materiales médicos. Además, al reactivarse la economía en 2021, el consumo de plásticos también ha repuntado.