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En menos de dos meses, comenzará la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP27) en Sharm el-Sheikh, Egipto. Se espera que los asistentes aborden varios asuntos relevantes para la discusión climática actual. Pero además de los temas ambientales que seguramente estarán sobre la mesa, mujeres alrededor del mundo también están a la expectativa de cómo se abordará la conversación sobre género este año.
En las conferencias sobre cambio climático suele haber únicamente una mujer por cada tres hombres que participan, como lo muestran los datos analizados por el portal Carbon Brief. Aunque el panorama ha mejorado a diferencia de la primera COP, cuando el porcentaje de mujeres en las delegaciones apenas era del 12 %, la cifra del año pasado fue, igualmente, desalentadora: representaron el 38%.
¿Qué tiene que ver el género con el cambio climático? O, más bien, ¿por qué se está impulsando una mayor inclusión de las mujeres en estas conversaciones? Hay varias razones. La alemana Gotelind Alber, fundadora de Gender CC, una red de más de 40 organizaciones de mujeres que busca exigir que las soluciones a la crisis climática sean sensibles al género, le explicó a El Espectador algunas de ellas hace un tiempo. (También puede leer: Dinamarca, primer país en ofrecer dinero destinado a pérdidas y daños climáticos)
Pero, básicamente, Alber indicó que el asunto gira en torno a que el cambio climático afectará más gravemente a quienes están en una mayor situación de vulnerabilidad. “Reconocemos que las personas pobres serán las más afectadas, pero entre las personas más pobres las más afectadas serán las mujeres, porque en muchos países y sociedades están a cargo de la familia y, en caso de desastre, serán las encargadas de llevar a las niñas o niños a un lugar seguro”, indicó.
En Colombia, por ejemplo, Liliana Ávila, colombiana y abogada de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), señaló a El Espectador que “el cambio climático afecta gravemente a las mujeres rurales, provocando pérdidas de ingreso y, en los peores escenarios, migraciones en busca de un mejor futuro”.
Por estas razones, es que varios documentos de política pública han empezado a incluir apartados enteros para la visión de género de cambio climático. “Es necesario transversalizar el enfoque de género en todos los niveles de la gestión del cambio climático”, se lee en el Tercer Informe Bienal de Actualización de Cambio Climático en Colombia, realizado por el Ideam, el Ministerio de Ambiente, la Fundación Natura y el PNUD. El documento agregó que se deben desarrollar sistemas de monitoreo que permitan registrar información específica sobre los efectos diferenciales del cambio climático. (Le puede interesar: La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, también habló en la ONU, ¿qué dijo?)
Lo cierto es que, aunque estos datos se han empezado a presentar en documentos oficiales, varias organizaciones de base, de mujeres jóvenes, ya se mueven en esa dirección desde hace tiempo. Una de ellas es la Red de Mujeres por la Justicia Climática en Colombia, construida por la Fundación Barranquilla +20. El grupo, que funciona hace cerca de año y medio, integra a mujeres jóvenes de varios municipios del país, que comparten un interés para hablar de y abogar por una visión de género en las discusiones climáticas.
Xiomara Acevedo, directora de la fundación, explica que estos temas no suelen incluir a las mujeres, quienes tienen unos conocimientos y vivencias distintas sobre el cambio climático. “No se pueden utilizar las mismas medidas en la emergencia climática que profundicen las desigualdades que vivimos las mujeres. Tiene que haber un reconocimiento de nuestras voces y nuestras condiciones diferenciales”, indica.
Con todas estas reflexiones en mente, comenzó el proyecto, que hoy es la Red de Mujeres, para fortalecer los liderazgos femeninos y jóvenes en toda Colombia. Su idea, entonces llamada “Mujeres por la justicia climática” fue seleccionada por la Gate Foundation para impulsarla. Así, tras llevar a cabo un proceso de selección, su equipo eligió a las 16 mujeres de Atlántico, Nariño, Norte de Santander, Cauca, La Guajira, Caldas, Guainía, Antioquia, Chocó, Huila, Cundinamarca, entre otros. (Le recomendamos: Varias ciudades costeras se hunden más rápido de lo que sube el nivel del mar)
Hoy en día, el grupo ha crecido y ha tenido hasta un impacto en la región de Latinoamérica, dice Acevedo. En el proceso, han hecho una formación en género y clima, desde visiones políticas, sociales y de la comunicación. A principio de este año, llevaron a cabo la “Cumbre de mujeres por la justicia climática” en Bogotá, donde participaron 16 mujeres de 12 departamentos del país.
Acevedo resalta que este espacio fue muy valioso, para compartir experiencias y opiniones sobre el trabajo que piensan que se debe hacer en el país y cada uno de sus territorios. En el fondo, Acevedo dice que lo más importante es cómo se ha realizado un “reconocimiento del rol e historias de estas mujeres, para que se eleven sus voces y el país vea que hay mujeres jóvenes en Cauca, Chocó, La Guajira, Nariño, Guainía, Bogotá y otros lugares, que están trabajando sobre clima en sus territorios; no es solo un asunto de hombres con poder”.
Dice que el objetivo no es solo impulsar a que las políticas públicas tengan un enfoque de género para el cambio climático, sino que la gestión en los territorios también cambie. “Las mujeres tenemos un conocimiento específico sobre el manejo de las semillas, del territorio. Si las estrategias de clima no integran esta visión, de mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes, no van a ser efectivas”, opina Acevedo. (Le podría interesar: Secretario General de la ONU pide impuestos extraordinarios a combustibles fósiles)
La Red continúa desarrollando su trabajo con miras a la COP27, y las recomendaciones que pueden lanzar para desarrollar políticas climáticas en Colombia desde una visión de género. Aún tienen varios desafíos, en parte, porque han identificado que los asuntos de género no se vinculan frecuentemente con la acción climática; pocas personas siquiera identifican que hay una relación entre estas dos discusiones. Por esta razón, en parte, las mujeres del grupo creen que este va a ser un trabajo que se debe hacer de la mano de hombres también.
El objetivo final es que más personas conozcan, no únicamente sobre las brechas y retos que afectan a las mujeres específicamente durante la crisis climática, sino también sobre el trabajo y los conocimientos específicos que tienen las mujeres. En sí, sobre la buena oportunidad que hay para todos de empezar a hablar más de género.
*Este artículo es posible gracias a una alianza entre El Espectador y la Fundación Barranquilla+20.
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