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En los primeros días de abril de 2014 fue publicado un video en Youtube de más de una hora en el que se ve a un personaje con túnica blanca y tenis, hablando sobre sus experiencias espirituales. Su charla, que está enfocada en la presentación de su último libro, es fluida. Lo publicó luego de estar catorce meses en alguna cárcel española, a donde fue a parar después de que las autoridades le incautaron 40 kilos de ayahuasca, la planta con la que se prepara el yagé. Su nombre es Alberto José Varela, es de Santa Fe, Argentina, y dentro de diez días cumplirá 45 años. Él es la persona a quien esta semana denunciaron las autoridades de la comunidad indígena cofán por ser un supuesto impostor que utiliza el ritual en Europa con autorización de un taita colombiano.
El caso lo dieron a conocer a través de un comunicado en el que aseguran que Varela ha estado realizando giras internacionales en las que brinda yagé de manera engañosa. “Ha realizado excursiones con ciudadanos extranjeros a Mocoa, Putumayo (...) cobrando numerosos aportes a sus asistentes, lo cual se ha convertido en un lucrativo negocio, contradiciendo y quebrantando los valores del pueblo cofán”. El documento, de cuatro páginas, lo firman el taita Querubín Queta; David Queta, autoridad tradicional, y Lorenzo Morales, gobernador.
Morales, que está en el resguardo indígena del corregimiento Jardines de Sucumbío, en Ipiales (Nariño), ratifica el documento. Cuenta que desde hace años Varela ha manipulado su patrimonio. “Les está dando yagé a muchas personas sin tener en cuenta los riesgos. Les promete conocer la selva e integrarlos al ritual, pero los lleva a una casa que compró a las afueras de Mocoa (Putumayo). Además, asegura que tiene una escuela donde forma chamanes en tres o seis meses. Está aprovechándose de la dignidad de nuestro pueblo”.
El gobernador dice que Valera está aprovechándose porque él, en su defensa, publicó en Facebook un par de autorizaciones firmadas por el mismo taita Querubín. La última fue firmada el 22 de julio de 2014. Tiene dos párrafos en los que “Querubín Queta Alvarado acredita que ha instruido e informado a Varela para el uso de la medicina ayahuasca”. También autoriza a portar y utilizar la medicina en las giras que realiza con la organización Ayahuasca International, constituida legalmente como Inner Mastery International.
Ese es el nombre de la compañía que creó Varela y con la que promueve tomas de yagé, “retiros de evolución interior”, “consultoría personalizada con el asesor de la ayahuasca” y viajes a Mocoa. El último lo hizo la semana pasada. Su costo, como lo dice su página web, es de 1.650 euros e incluye una excursión de once días, sin tiquetes aéreos.
“Estoy verdaderamente sorprendido con esta situación”, dice Varela a El Espectador desde Madrid, España, donde tiene la sede principal de su empresa. “Los gobernadores no perdonan que el taita Querubín nos provea yagé desde hace quince años. Es una lucha de poder interior. Estuvimos juntos hace ocho días y él ratificó su apoyo. Nosotros hemos invertido en Colombia y le llevamos turismo. Todas las semanas, incluso, ayudamos económicamente al taita y a su familia”.
De acuerdo con la versión del argentino, la firma del taita en el documento emitido por las autoridades cofanes fue forzada. Para confirmarlo muestra en su página de Facebook un video en el que Querubín ratifica su apoyo. “Nosotros aprendimos a trabajar profesionalmente el yagé. Estamos en diez países y tenemos más de 200 mil fans. El que quiera, puede venir y comprobar que lo hacemos de manera responsable, no como muchos indios que se emborrachan, toman alcohol y no cuidan a la gente después de la toma. Voy a tomar acciones judiciales apenas vuelva a Bogotá”.
Respecto a su detención en 2009, afirma que sí estuvo en la cárcel, pero fue un error porque sospechaban que el yagé era una droga. “Al comprobar que no lo era, me liberaron y estoy esperando una indemnización de 242 mil euros”.
Sin embargo, a los ojos del gobernador Morales, la historia es otra. A Querubín, dice, lo embolataron, “como en el video, que está cortado”, y le hicieron firmar un documento sin permitirle conocer de qué se trataba.
“Hoy hablé con él a las 6 a.m. y él ratifica su posición. No le pagan nada. Si el señor Varela está en la capacidad de manipular la planta, que me muestre su carné indígena y me diga a cuál pueblo pertenece. Nosotros somos las autoridades políticas y reclamamos la violación de nuestros derechos. El yagé para nosotros es sagrado y él no tiene ninguna legitimidad”.