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Cuenta Fredy Montero Abril que la primera vez que fue a mariposear, como le dicen los expertos a buscar y estudiar a estos insectos, fue por el año 2000 en la Serranía de las Quinchas, hoy una reserva privada de la Fundación ProAves. Desde entonces, Montero tuvo la costumbre de fotografiar cuanta especie veía, al tiempo que desarrollaba estudios sobre ecología y comportamiento de lepidópteros, como también las llaman.
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Unos años después, sin planearlo, tenía un gran archivo de imágenes. En particular de un grupo de especies que son raras e importantes para el país: las endémicas. “Con Maira Ortiz, quien es una colega y compañera de travesías, empezamos a notar que muchas de las fotografías quedaban sin identificar o eran especies poco comunes”, dice Montero.
Las mariposas endémicas habitan en lugares aislados y reducidos del mundo, lo que las convierte en prioridad global de conservación. Colombia tiene el privilegio de contar con casi 200 de esas mariposas y Montero, con sus imágenes y conocimiento, ha sido un aliado importante para la ciencia y el estudio de estos insectos.
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Incluso el amor por ellas lo ha llevado a dormir por más de quince días en lugares donde amanece congelada el agua. “Recuerdo que uno de los viajes más importantes que hemos hecho con Maira fue a la Sierra Nevada de Santa Marta. Esa vez íbamos en busca de una mariposa específica, la Arhuaco ica. En ese momento, gran parte de mi trabajo era fotografiar mariposas”, dice Montero.
Para ese viaje debían conseguir algunas imágenes de esa mariposa para un libro de Villegas Editores, pues se trataba de una especie endémica y extremadamente rara de la Sierra Nevada de Santa Marta. Con Maira Ortiz duraron 18 días buscándola. Sin embargo, no solo apareció esta mariposa, también encontraron una que llevaba más de un siglo perdida para la ciencia (Lea la historia completa Así encontraron en Colombia una mariposa perdida por más de un siglo) y otra que no existía y nombraron Perisama opepelii mairae, en honor a Maira. Incluso lograron sacarle fotos a una que nadie más había podido fotografiar, la Perisama nevada. Estas son algunas de las imágenes de esa travesía:
El talento y el archivo fotográfico de Montero es tan amplío que recientemente Blanca Huertas, curadora de la colección de mariposas del Museo de Historia Natural de Londres, escribió en el libro de Mariposas endémicas de Colombia que quizá Montero era el experto que ha podido observar más especies endémicas en el país. La publicación reunió las casi 200 mariposas únicas que habitan en el país, con más de 500 imágenes y datos desconocidos. Varias de las fotografías las aportó Montero.
“A través de redes sociales es que yo he podido divulgar mi trabajo y encontrar especies nuevas con mis publicaciones. Fotografiar mariposas es una forma de poder tener un acercamiento importante a estos insectos, en especial, a los más raros y endémicos. Otra afición que hemos desarrollado con Maria es observar los ciclos de vida; siempre es muy llamativo ver una larva y después esperar la sorpresa ver cómo salen de la crisálida”, asegura el fotógrafo.
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De hecho, al igual que fotografiar mariposas vivas, describir los ciclos biológicos de las endémicas también es una tarea poco común en el país. Sin embargo, Fredy Montero y Maira Ortíz han publicado información al respecto que nadie más conocía. “La mayoría de los artículos que hemos publicado con Maira están ligados a la determinación de los ciclos biológicos de las mariposas”, añade Montero. Hasta el momento cuentan con 15 artículos científicos y han aportado imágenes a más de ocho libros en Colombia, Japón y Francia.
Montero también es investigador de la Asociación Colombiana para la Lepidopterología (ACOLEP) y se desempeñó como asesor científico del rodaje y postproducción del cortometraje Kingdom of the Butterflies de Ecoplanet. Además, es fundador de la marca “Del Monte Tours”, que tiene como objetivo dar a conocer la diversidad lepidopterológica del país a través de excursiones científicas dedicadas a la observación y fotografía de mariposas colombianas.
“También venimos pensando en la posibilidad de entrenar y educar a las comunidades para que se conviertan en guías de mariposas en sus regiones y expertos en fotografía en campo de estos insectos”, concluye Montero.
