El fin de los carros Diesel comenzó en Alemania
Una pequeña organización medioambiental se ha enfrentado a la poderosa industria automovilística de Alemania en los tribunales, y comenzó a ganar. Algunos dicen que este puede ser el comienzo del fin de los automóviles diésel en Alemania y la Unión Europea.
- Redacción Vivir
Jürgen Resch es el director de la pequeña ONG alemana llamada Environmental Action Germany. Por dos décadas, se ha enfrentado con la industria automovilística de Alemania, la columna vertebral de la economía más poderosa de Europa, que genera 404 billones de euros al año y emplea a 800.000 personas solo en Alemania, según Yale 360. Su herramienta ha sido el sistema judicial alemán.
Resch, de 57 años, se echó al hombro el problema de la calidad del aire urbano de Alemania, que viola las normas de la Unión Europea en al menos 70 ciudades. En febrero, el Tribunal Administrativo Federal de Alemania emitió un dictamen contundente: decretó que las ciudades alemanas deben impedir que los vehículos diesel viejos se congestionen en lugares altamente contaminados. Las prohibiciones vigentes que se proponen en Stuttgart y Düsseldorf, dos de las ciudades con más humo de Alemania, sientan un precedente que tarde o temprano de aplicaría en todo el país.
¿Será Alemania el primer país de la Unión Europea en ponerle fin al uso del diésel? Según la revista Yale 360, el fallo es un presagio de al menos, una reducción de su uso en las carreteras alemanas y europeas, así como también el fin del estatus favorecido del diesel en las políticas de transporte europeas.
Como mínimo, de los 15 millones de automóviles diésel en las calles y autopistas alemanas actuales, los modelos anteriores a 2009, que solo pueden actualizarse para cumplir con los estándares de contaminación del aire a un gran costo, estarán prohibidos en áreas restringidas.
El fallo también dicta que los automóviles que salieron de las líneas de ensamblaje entre 2009 y 2016 tendrán que someterse a modificaciones de hardware que costarán entre 1.300 euros y 2.500 euros, entre 1.600 y 3.100 dólares por automóvil.
El precio total para la industria automotriz podría estar entre 7.6 y 14.5 mil millones de euros. "Esta es la primera vez que el estado alemán pone la calidad del aire por encima de los intereses de la industria automovilística y sus trabajadores", dice Gerhard Hofmann, director de la firma de consultoría ambiental con sede en Berlín Agentuer Zukunft, a Yale 360. Hofmann, sin embargo, duda que el decreto cambie la dedicación de los fabricantes de automóviles alemanes al motor de combustión interna y los combustibles fósiles. "Lucharon contra el cambio a cada paso del camino y continuarán mientras puedan venderlo", dice Hofmann, señalando que las ganancias de la industria batieron récords en 2017.
De acuerdo con la OMS, en Alemania hay de 6.000 a 13.000 muertes prematuras al año por la contaminación con dióxido de nitrógeno, que contribuye a una variedad de enfermedades cardiopulmonares. El 60% del dióxido de nitrógeno proviene de los vehículos de motor, y tres cuartas partes de eso se remonta a los motores diesel.
Según el periodista Paul Hockenos, “La decisión de febrero fue una bofetada rara y arrolladora para los fabricantes de automóviles de Alemania, que han luchado con uñas y dientes contra las prohibiciones del diesel y cuentan con la burocracia alemana para respaldar a la industria, sea cual sea el problema”.
La cultura del motor
La cultura del carro en Alemania está profundamente arraigada en la cultura. De hecho, el motor diesel lo inventó Rudolf Diesel, un alemán. Los motores diésel incluyen marcas como BMW, Volkswagen y Audi.
La rápida adopción de los motores diesel a finales de la década de 1990 fue (irónicamente) una respuesta al cambio climático. Los autos diésel son propulsados por un proceso de combustión interna diferente del de los motores de gasolina. Sin embargo, son más eficientes y, por lo tanto, expulsan significativamente menos dióxido de carbono. Pero los expertos subestimaron el grado de gases que el combustible diesel produce.
Debido a la bonificación de dióxido de carbono, los gobiernos europeos gastaron miles de millones en subsidios y reducciones de impuestos para hacer que el combustible diésel sea más barato que la gasolina, situación que continúa al día de hoy. El resultado: la participación de los automóviles diesel en las calles de Europa se disparó de alrededor del 3 por ciento en 1990 al 37 por ciento en 2015.
Por lo pronto, la organización de Resch ha presentado 28 demandas contra las ciudades alemanas de Berlin, Mainz y Frankfurt.
Jürgen Resch es el director de la pequeña ONG alemana llamada Environmental Action Germany. Por dos décadas, se ha enfrentado con la industria automovilística de Alemania, la columna vertebral de la economía más poderosa de Europa, que genera 404 billones de euros al año y emplea a 800.000 personas solo en Alemania, según Yale 360. Su herramienta ha sido el sistema judicial alemán.
Resch, de 57 años, se echó al hombro el problema de la calidad del aire urbano de Alemania, que viola las normas de la Unión Europea en al menos 70 ciudades. En febrero, el Tribunal Administrativo Federal de Alemania emitió un dictamen contundente: decretó que las ciudades alemanas deben impedir que los vehículos diesel viejos se congestionen en lugares altamente contaminados. Las prohibiciones vigentes que se proponen en Stuttgart y Düsseldorf, dos de las ciudades con más humo de Alemania, sientan un precedente que tarde o temprano de aplicaría en todo el país.
¿Será Alemania el primer país de la Unión Europea en ponerle fin al uso del diésel? Según la revista Yale 360, el fallo es un presagio de al menos, una reducción de su uso en las carreteras alemanas y europeas, así como también el fin del estatus favorecido del diesel en las políticas de transporte europeas.
Como mínimo, de los 15 millones de automóviles diésel en las calles y autopistas alemanas actuales, los modelos anteriores a 2009, que solo pueden actualizarse para cumplir con los estándares de contaminación del aire a un gran costo, estarán prohibidos en áreas restringidas.
El fallo también dicta que los automóviles que salieron de las líneas de ensamblaje entre 2009 y 2016 tendrán que someterse a modificaciones de hardware que costarán entre 1.300 euros y 2.500 euros, entre 1.600 y 3.100 dólares por automóvil.
El precio total para la industria automotriz podría estar entre 7.6 y 14.5 mil millones de euros. "Esta es la primera vez que el estado alemán pone la calidad del aire por encima de los intereses de la industria automovilística y sus trabajadores", dice Gerhard Hofmann, director de la firma de consultoría ambiental con sede en Berlín Agentuer Zukunft, a Yale 360. Hofmann, sin embargo, duda que el decreto cambie la dedicación de los fabricantes de automóviles alemanes al motor de combustión interna y los combustibles fósiles. "Lucharon contra el cambio a cada paso del camino y continuarán mientras puedan venderlo", dice Hofmann, señalando que las ganancias de la industria batieron récords en 2017.
De acuerdo con la OMS, en Alemania hay de 6.000 a 13.000 muertes prematuras al año por la contaminación con dióxido de nitrógeno, que contribuye a una variedad de enfermedades cardiopulmonares. El 60% del dióxido de nitrógeno proviene de los vehículos de motor, y tres cuartas partes de eso se remonta a los motores diesel.
Según el periodista Paul Hockenos, “La decisión de febrero fue una bofetada rara y arrolladora para los fabricantes de automóviles de Alemania, que han luchado con uñas y dientes contra las prohibiciones del diesel y cuentan con la burocracia alemana para respaldar a la industria, sea cual sea el problema”.
La cultura del motor
La cultura del carro en Alemania está profundamente arraigada en la cultura. De hecho, el motor diesel lo inventó Rudolf Diesel, un alemán. Los motores diésel incluyen marcas como BMW, Volkswagen y Audi.
La rápida adopción de los motores diesel a finales de la década de 1990 fue (irónicamente) una respuesta al cambio climático. Los autos diésel son propulsados por un proceso de combustión interna diferente del de los motores de gasolina. Sin embargo, son más eficientes y, por lo tanto, expulsan significativamente menos dióxido de carbono. Pero los expertos subestimaron el grado de gases que el combustible diesel produce.
Debido a la bonificación de dióxido de carbono, los gobiernos europeos gastaron miles de millones en subsidios y reducciones de impuestos para hacer que el combustible diésel sea más barato que la gasolina, situación que continúa al día de hoy. El resultado: la participación de los automóviles diesel en las calles de Europa se disparó de alrededor del 3 por ciento en 1990 al 37 por ciento en 2015.
Por lo pronto, la organización de Resch ha presentado 28 demandas contra las ciudades alemanas de Berlin, Mainz y Frankfurt.