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Desde 2015 Colombia ha visto y escuchado muchas noticias sobre la Ciénaga Grande de Santa Marta. Las imágenes que mostraban cómo ganaderos habían transformado cientos de hectáreas de humedal para darle paso a búfalos y vacas le dieron la vuelta al país. Aún así, los desafíos no cesaron. Enormes cultivos de arroz, carreteras mal trazadas y rellenos de más humedales para levantar centros logísticos son solo algunas de las amenazas que poco a poco han deteriorado la salud de este ecosistema.
Mucho se ha dicho sobre este problema. Mucho también se ha insistido en la necesidad de rescatar a la Ciénaga Grande antes de que sea demasiado tarde. Como lo ha reiterado en varias ocasiones la bióloga Sandra Vilardy, más de 12 mil personas dependen ese complejo acuático. ¿Quiénes son? ¿Cómo viven? ¿Cómo es su cotidianidad? ¿Qué implica vivir sobre el agua?
Jorge Panchoaga es antropólogo de la Universidad del Cauca. También es fotógrafo. Durante los últimos siete años se embarcó en un proyecto para intentar resolver algunas de esas preguntas. Ha tratado de responderlas a través del lente de su cámara, retratando la cotidianidad de los pobladores de Nueva Venecia, una comunidad de palafitos que vive sobre la Ciénaga.
“He conocido historias de los pescadores, de quienes habitan estas casas, tratando de entender cómo es vivir rodeado de agua y aún así tener que comprar el agua que consumes”, dice Jorge en un breve video en el anuncia la publicación del libro en el que está el resultado de ese trabajo. ¿Su título? Dulce y salada.
Sus fotografías son en blanco y negro y, como dice Jorge, buscan “conectar sueños, la magia, la cotidianidad de Nueva Venecia”.
Las siguientes son algunas de las imágenes que hacen parte de ese esfuerzo que empezó en 2010.
A pesar de ser un país con grandes recursos hídricos, investigaciones de entidades ambientales en Colombia señalan que el río Magdalena, el río Cauca y el río Bogotá, entre otros 28 ríos que recorren diferentes departamentos, están en graves crisis ambientales. El río Sambingo y el río Zaragosa, por ejemplo, son los primeros ríos secos en el país a causa de explotaciones mineras ilegales. En el caso de la Ciénaga Grande de Santa Marta, el río Frio, el río Fundación y el río Aracataca, están en riesgo de secarse por ser usados de forma ilegal para regar cultivos privados. Fotos: Jorge Panchoaga
Jesús Camacho saca tierra del fondo de la ciénaga para poder construir un corral para la cría de peces. En los últimos años la salinización constante del agua ha generado grandes pérdidas en la zona, los peces prontamente se enferman de hongos y mueren / Nueva Venecia, Ciénaga Grande de Santa Marta, departamento del Magdalena, Colombia.
Yamile es ama de casa y sufre de albinismo. Su esposo, Andrés, es pescador. La casa donde viven y crían 3 hijos, es también parte del negocio familiar de la pesca. En la casa salan y secan lisas, las cortan y preparar para el mercado citadino. Cada mes venden los peces procesados a distribuidores que llevan el pescado a las ciudades capitales cercanas: Barranquilla, Ciénaga y Santa Marta.
Varias canoas de pescadores se han juntado para realizar una pesca de corral, donde todos rodean los peces para lanzar sus atarrayas al mismo tiempo. Este tipo de pesca en conjunto se ha venido perdiendo en los últimos años, encontrar un grupo de pescadores que realizan esta práctica es poco común.
En noviembre del año 2000, las Autodefensas Unidas de Colombia realizaron una de las masacres más sangrientas cometidas en el conflicto armado en el país. En cifras oficiales 39 personas fueron asesinadas la noche del 20 de noviembre. Sin embargo, los pobladores sostienen que la cifra de muertos asciende a 70. En la imagen se observa una canoa congelada en aguas del río Magdalena, como una metáfora relacionada a los sucesos históricos imborrables para los pobladores.
Pelícano muerto. Foto Jorge Panchoaga