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La transición energética es uno de los objetivos que el gobierno de Gustavo Petro se ha puesto para su cuatrienio. Aun así, permanecen muchas dudas de cómo lo va a hacer. Desde si se van a permitir o no nuevas contratos de exploración y de explotación de recursos energéticos como el carbón o el petróleo, hasta qué va a pasar en las zonas del país donde hoy se hace minería y cómo se van a cerrar esas minas. Se trata de un proceso, dicen todos los expertos y conocedores del tema, que no se puede hacer a la ligera.
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Este jueves, el gobierno dio a conocer lo que llamó “cinco ejes fundamentales” en el proceso de transición energético que, además, dice, tendrá que ser gradual. Son:
1) Mayores inversiones en energías limpias y descarbonización.
2) Sustitución progresiva de la demanda de combustibles fósiles.
3) Mayor eficiencia energética.
4) Revisión y eventual flexibilización de la regulación para acelerar la generación de energías limpias.
5) Reindustrialización de la economía colombiana.
Según el gobierno, “los tiempos de la transición energética dependerán de los resultados de esos ejes, de tal manera que se avance en conjunto con la transición exportadora, con una economía más diversificada, menos dependiente del petróleo y el carbón, y a la vez con sostenibilidad fiscal y macroeconómica”. En esa transición, asegura el ejecutivo, tendrán responsabilidades los equipos de los ministerios de Minas y Energía, Comercio, Industria y Turismo y Hacienda y Crédito Público.
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La pregunta sobre cómo se van a llevar a cabo esos ejes y a través de qué tipo de instrumentos, sigue sin una respuesta definitiva, pero el gobierno ya da unos indicios. Por ejemplo, dice, buscará estimular la diversificación de lo que exporta el país. Hay que recordar que Colombia exporta hoy más que todo petróleo y carbón. El objetivo del gobierno será cambiar eso por productivos con énfasis en la agroindustria, manufacturados y de transformación del modelo de exportación de recursos energéticos primarios, a productos intermedios con mayor valor agregado.
El presidente Gustavo Petro, además, quiere volver a Colombia uno de los principales centros turísticos de la región. En campaña el hoy presidente aseguró que su objetivo es que el país reciba hasta 12 millones de turistas cada año. Según cifras oficiales, en Colombia ingresaron en 2022 alrededor de cinco millones de turistas extranjeros. A mediados de febrero pasado el gobierno presentó un plan que denominó “Turismo en Armonía con la vida”. En él se plantea un aumento progresivo de turistas.
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El Gobierno espera que en 2023 lleguen 5,44 millones de turistas; y que para 2026 se reciba a 7,5 millones de visitantes no residentes en un escenario conservador y 12 millones en el escenario optimista ideal. Así, espera Petro, Colombia tendría en este sector económico una importante fuente de empleo y de recursos.
Esto no significaría el fin de todas las explotaciones mineras. Los ejes e instrumentos que acaba de revelar el gobierno contemplan la eliminación gradual de los subsidios al consumo de combustibles líquidos fósiles, pero la exploración y explotación de combustibles líquidos y gas, asegurando, dicen, la autosuficiencia de la matriz energética. También se buscaría no solo continuar, sino incluso favorecer la producción e industrialización de minerales críticos para el mundo moderno, como lo son el cobre, cobalto y litio. Toda esta producción minero-energética, asegura el gobierno, se haría con neutralidad de carbono.
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El próximo mes de mayo Colombia conocerá el Informe de Reservas de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, una fuente clave de información para las decisiones de política pública. Este balance dará una visión completa de los contratos de exploración y sus efectos sobre producción y exportaciones de petróleo y sobre la producción de gas, unos elementos que serán vitales en el éxito o no de la política de transición.