El mapa genético más detallado de los cánceres del demonio de Tasmania
Las poblaciones del demonio de Tasmania han sido diezmadas en las últimas décadas por un cáncer transmisible mortal conocido como DFT1. Algunas investigaciones recientes han sugerido que el crecimiento y la diseminación de este cáncer se han ralentizado y es posible que se haya vuelto endémico, lo que lleva a una menor mortalidad, pero una reciente investigación describe la evolución de un segundo cáncer facial transmisible en los demonios de Tasmania, DFT2.
Las poblaciones del demonio de Tasmania, una especie de marsupial en peligro de extinción, han sido diezmadas en las últimas décadas por un cáncer transmisible mortal conocido como DFT1 (además de la persecución y la pérdida de hábitat). Entender porqué y cómo ha evolucionado esta enfermedad en esos animales ha sido una cuestión en la que han insistido científicos de todo el mundo, pues lograrlo podría ayudar a predecir el futuro de esta especie (y a tomar medidas para protegerla).
Un reciente estudio publicado en la revista Science da a conocer los primeros detalles genéticos de cómo surgieron, evolucionaron y se propagaron estas enfermedades en el demonio de Tasmania y sienta las bases para modelar cómo podrían afectar a las poblaciones de este animal en el futuro. “Observar la genómica nos da una idea del pasado y potencialmente del futuro. Necesitamos entender al enemigo con el que estamos trabajando”, resumió, citada por Nature, Janine Deakin, genómica de la Universidad de Canberra (Australia).
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Para investigarlo, los científicos analizaron 78 genomas secuenciados de DFT1 y 41 de DFT2 (ambos, tumores faciales que le dan al demonio de Tasmania). Los resultados arrojaron datos clave como que DFT1 surgió por primera vez en 1986, y DFT2 en 2011, siendo mucho más reciente. Además, DFT2 tiene tasas de mutación más rápidas que DFT1 en todas las clases de variantes de la enfermedad (muta unas tres veces más rápido).
“La gran pregunta es si estas mutaciones son selectivas o no”, se pregunta Rodrigo Hamede, ecologista de enfermedades de la Universidad de Tasmania en Hobart, citado por Nature. La aparición relativamente reciente de DFT2 preocupa a los científicos. Aunque algunas investigaciones han mostrado que el demonio de Tasmania ha generado una resistencia contra el DFT1, los científicos temen que muchos individuos no tengan esa resistencia contra DFT2. Saber esto podría significar cambios en las estrategias de conservación. Los investigadores reiteran que se necesitan más estudios para predecir cómo seguirán evolucionando estos cánceres. (Puede ver: Algas del hielo marino del Ártico están muy contaminadas con microplásticos).
Las poblaciones del demonio de Tasmania, una especie de marsupial en peligro de extinción, han sido diezmadas en las últimas décadas por un cáncer transmisible mortal conocido como DFT1 (además de la persecución y la pérdida de hábitat). Entender porqué y cómo ha evolucionado esta enfermedad en esos animales ha sido una cuestión en la que han insistido científicos de todo el mundo, pues lograrlo podría ayudar a predecir el futuro de esta especie (y a tomar medidas para protegerla).
Un reciente estudio publicado en la revista Science da a conocer los primeros detalles genéticos de cómo surgieron, evolucionaron y se propagaron estas enfermedades en el demonio de Tasmania y sienta las bases para modelar cómo podrían afectar a las poblaciones de este animal en el futuro. “Observar la genómica nos da una idea del pasado y potencialmente del futuro. Necesitamos entender al enemigo con el que estamos trabajando”, resumió, citada por Nature, Janine Deakin, genómica de la Universidad de Canberra (Australia).
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“La gran pregunta es si estas mutaciones son selectivas o no”, se pregunta Rodrigo Hamede, ecologista de enfermedades de la Universidad de Tasmania en Hobart, citado por Nature. La aparición relativamente reciente de DFT2 preocupa a los científicos. Aunque algunas investigaciones han mostrado que el demonio de Tasmania ha generado una resistencia contra el DFT1, los científicos temen que muchos individuos no tengan esa resistencia contra DFT2. Saber esto podría significar cambios en las estrategias de conservación. Los investigadores reiteran que se necesitan más estudios para predecir cómo seguirán evolucionando estos cánceres. (Puede ver: Algas del hielo marino del Ártico están muy contaminadas con microplásticos).