El microplástico está llegando a los organismos marinos más pequeños del Caribe
Un estudio liderado por la Universidad Industrial de Santander muestra que el zooplancton (pequeños organismos marinos que son la base de la alimentación en el mar) está ingiriendo microplásticos al confundirlos con su comida. ¿De dónde vienen?
Durante dos años, un grupo de investigadores de la Universidad Industrial de Santander (UIS), en conjunto con Parques Nacionales Naturales (PNN) y la Universidad Nacional, visitaron las playas de los archipiélagos del Rosario y San Bernardo, en el Caribe colombiano, específicamente entre Bolívar y Sucre. Aunque la mayoría de las personas que llegan allá lo hacen para desarrollar actividades turísticas, el caso de los investigadores era diferente, pues su visita tenía el objetivo de confirmar si la contaminación por microplásticos había llegado hasta esa área marina protegida.
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Durante dos años, un grupo de investigadores de la Universidad Industrial de Santander (UIS), en conjunto con Parques Nacionales Naturales (PNN) y la Universidad Nacional, visitaron las playas de los archipiélagos del Rosario y San Bernardo, en el Caribe colombiano, específicamente entre Bolívar y Sucre. Aunque la mayoría de las personas que llegan allá lo hacen para desarrollar actividades turísticas, el caso de los investigadores era diferente, pues su visita tenía el objetivo de confirmar si la contaminación por microplásticos había llegado hasta esa área marina protegida.
La investigación se centró en los Parques Nacionales Naturales Corales de Profundidad y Los Corales del Rosario y de San Bernardo, separados por 12 kilómetros. Estas zonas albergan varios ecosistemas submarinos, entre ellos los arrecifes de coral, y especies tan grandes como delfines, tortugas marinas, peces como el pargo criollo y otras tan pequeñas como el zooplancton, que en promedio mide lo mismo que la cabeza de un alfiler.
El trabajo buscaba responder dos preguntas: una, si la contaminación por microplásticos, esas pequeñas partículas de plásticos que pueden medir hasta cinco milímetros de diámetro, habían llegado a estas playas, y dos, si estaban afectando al zooplancton, organismos considerados la base de la cadena alimenticia en el mar. Ambas preguntas tuvieron una respuesta afirmativa.
“Encontramos que algunas especies de zooplancton tienen plástico en sus estómagos, eso quiere decir que lo están ingiriendo”, afirma María Isabel Criales Hernández, bióloga marina, magíster y doctora en Recursos Naturales, quien inició la investigación en el Laboratorio de Hidrobiología de la UIS.
Normalmente, el zooplancton se alimenta de organismos iguales a ellos, organismos similares o microalgas. Sin embargo, con la presencia de microplásticos en esta zona, el estudio sugiere que estos animales confunden estas partículas con su alimento. Criales explica que los residuos de bolsas, textiles, sillas y otros elementos pueden llegar a un tamaño tan pequeño que organismos como el zooplancton son capaces de ingerirlo, llevarlo hasta el intestino y luego no lo pueden expulsar.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), esto provoca en los organismos efectos tóxicos y mecánicos, lo que da lugar a problemas como la reducción de la ingesta de alimentos, la asfixia, los cambios de comportamiento y la alteración genética.
“Es una situación compleja porque al plástico se pegan muchas cosas, como bacterias, aditivos e incluso mercurio, que están ingiriendo estos organismos, que son la base de la dieta de los peces, que finalmente nosotros también nos vamos a comer. Es una cadena”, agrega Criales, docente del Departamento de Biología de la U. Nacional.
Para llegar a estos resultados, los investigadores analizaron 818 muestras recogidas en distintas playas y puntos de los dos parques. En Playa Blanca, por ejemplo, encontraron cerca de 14 partículas de microplástico por metro cúbico de agua, mientras que en el canal del Talud la cifra llega a nueve.
¿Qué clase de microplásticos están consumiendo?
Además de la cantidad, el equipo investigó de cuáles elementos se está desprendiendo el microplástico que llega hasta el área protegida. “No solo es válido el conteo de partículas por metro cúbico, sino también saber el tipo de plástico del cual están fabricadas esas partículas; es decir, la identificación química”, sostiene Rafael Cabanzo Hernández, profesor de la Escuela de Física de la UIS, director del Laboratorio de Espectroscopía Atómica y Molecular (LEAM-UIS).
Gracias a este análisis, encontraron que en el archipiélago hay cuatro tipos de polímeros: poliéster de origen textil (el más abundante), polietileno (que proviene de bolsas plásticas y empaques), polipropileno (que se origina a partir de la fragmentación de productos como sillas, envases de alimentos e instrumentos médicos) y tereftalato de polietileno (PET), ampliamente empleado en botellas plásticas.
“El más común para el Caribe son filamentos, que pueden provenir de ropa, trajes de baño y prendas de vestir con material elástico”, agrega el docente. Las fibras de poliéster (resina plástica obtenida del petróleo con la que se elabora la ropa) se desintegran poco a poco en el agua y generan estas partículas.
La manera como llegan hasta estas fuentes hídricas son varias. La PNUMA menciona que pueden desembocar en los océanos a causa de la descomposición de los desechos plásticos marinos, la escorrentía de las cañerías y las fugas de las fábricas, entre otras fuentes.
Sin embargo, los investigadores identificaron tres fuentes en San Bernardo y el Rosario. El principal es el Canal del Dique, brazo artificial del río Magdalena, “todo lo que sale por ahí, agua y ahora también plástico, llega hasta allí. Esta es agua del río Magdalena que viene desde el interior del país”, explica la profesora Criales. La segunda es la zona costera, donde, de acuerdo con la bióloga marina, no hay una buena gestión de los residuos sólidos. Y la tercera fuente es Centroamérica, pues “hay una época del año donde nosotros recibimos aguas de esta zona”, agrega.
Una problemática que se repite en las playas del país
Aunque este es un caso puntual de un área marina protegida, en el país se ha identificado la presencia de microplásticos en otras zonas. Un estudio publicado recientemente por el IDEAM sobre el estado del ambiente y los recursos naturales renovables del país analizó la situación de 27 playas del Caribe y el Pacífico colombiano y encontró que hay en de cero a 182 ítems de partículas de microplásticos por cada metro cuadrado.
En el Caribe (La Guajira, Magdalena, Bolívar y Antioquia), la abundancia de microplásticos varió de cero a 154 ítems/m2, siendo la playa Arboletes, en Antioquia, la más contaminada. Según el estudio, esto se relaciona con las descargas del río Volcán, que llevan desechos sólidos y donde se desarrollan actividades turísticas. Le siguen la playa Rodadero, en Santa Marta, y Bocagrande, en Bolívar.
Para el caso del Pacífico, la situación más preocupante es en playa Pianguita, Valle del Cauca, donde la contaminación está asociada con los residuos generados por la actividad turística y recreativa en esa zona, así como a la incidencia de los efectos de la marea que favorecen la exportación de desechos plásticos de las zonas urbanas al litoral. Esto último se ha identificado especialmente en Buenaventura, Tumaco y Chocó, donde los plásticos se acumulan en la zona superior de la playa.
Para los investigadores de la UIS, una de las maneras de hacerle frente a esta problemática es con normativas como la Ley 2232 de 2022, con la cual se prohibió el uso de seis tipos de plásticos de un solo uso en el país, como las bolsas utilizadas para embalar periódicos, revistas, publicidad y facturas, así como las utilizadas en las lavanderías para empacar ropa lavada, desde el 7 de julio. A esto se debe sumar mayor educación ambiental, especialmente con los operadores turísticos en zonas como el archipiélago del Rosario y San Bernardo.
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