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La ciencia no deja de dar evidencias y alertas sobre el impacto del calentamiento global en el planeta. Si usted ha sentido o leído que los últimos veranos han sido más largos o más calurosos, tenga la certeza de que no es una apreciación solo suya: a partir del año 2000 el número y la duración de las sequías ha aumentado un 29 % en el planeta, informó hoy la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD por sus siglas en inglés). Y la situación tiende a empeorar.
“Los hechos y las cifras de esta publicación apuntan todos en la misma dirección: una trayectoria ascendente en la duración de las sequías y la gravedad de los impactos, que no sólo afectan a las sociedades sino también a los sistemas ecológicos de los que depende la supervivencia de toda la vida, incluida la de nuestra propia especie”, afirmó, citado por la ONU, Ibrahim Thiaw, Secretario Ejecutivo de la Convención. Las cifras que aportó el nuevo informe son por lo menos alarmantes.
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Si bien las sequías representan el 15 % de los desastres naturales que ocurrieron en el mundo entre 1970 y 2019, se cobraron el mayor número de víctimas humanas, aproximadamente 650.000 muertes. Entre 1998 y 2017 las sequías causaron pérdidas económicas mundiales de aproximadamente USD 124.000 millones. “Estamos en una encrucijada”, dijo Thiaw: “Necesitamos orientarnos hacia las soluciones en lugar de continuar con acciones destructivas, creyendo que un cambio marginal puede curar la falla sistémica”.
A menos de que se realicen acciones más contundentes, la UNCCD estima que 700 millones de personas correrán el riesgo de ser desplazadas por la sequía para 2030. Para 2040 uno de cada cuatro niños vivirá en áreas con escasez extrema de agua y para 2050 las sequías podrían afectar a más de las tres cuartas partes de la población mundial. Entre 4.800 y 5.700 millones de personas vivirán en áreas con escasez de agua durante al menos un mes cada año, frente a los 3.600 millones actuales.
La sequía afecta a África más que a cualquier otro continente, con más de 300 eventos registrados en los últimos 100 años, lo que representa el 44% del total mundial. Más recientemente, el África subsahariana ha experimentado las dramáticas consecuencias de los desastres climáticos cada vez más frecuentes e intensos.
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“Una de las mejores y más completas soluciones es la restauración de la tierra, que aborda muchos de los factores subyacentes de los ciclos degradados del agua y la pérdida de fertilidad del suelo. Debemos construir y reconstruir mejor nuestros paisajes, imitando la naturaleza siempre que sea posible y creando sistemas ecológicos funcionales”, planteó Thiaw. Se necesitan técnicas de gestión agrícola sostenibles y eficientes que produzcan más alimentos en menos tierra y con menos agua, establecer sistemas efectivos de alerta temprana y desplegar nuevas tecnologías como monitoreo satelital e inteligencia artificial para guiar decisiones con mayor precisión, entre otras medidas urgentes.
El nuevo informe de la UNCCD señala que 128 países han expresado su voluntad de lograr o superar la Neutralidad en la Degradación de las Tierras. “Todos debemos estar a la altura de nuestra responsabilidad de garantizar la salud de las generaciones presentes y futuras, de todo corazón y sin demora”.