Imagen de la capa que contaminación del aire que se suele ver en Bogotá.
Foto: GUSTAVO TORRIJOS
Una de las cosas que me atormente cuando salgo a dar un paseo con Gaia, mi mascota, en la mañana, es mirar hacia Bogotá. Quienes caminamos cerca a los cerros orientales siempre nos encontramos con una espesa capa de smog flotando sobre los edificios. Recuerdo que la primera vez que vi una foto similar en un periódico, hace más de una década, hubo muchas personas que se alarmaron y se asustaron por vivir en un lugar así. Hoy se ha vuelto habitual mirar hacia el occidente y ver por un buen rato esa “nube” gris. También pedalear por la carrera...
Por Sergio Silva Numa
Editor de las secciones de ciencia, salud y ambiente de El Espectador. Hizo una maestría en Estudios Latinoamericanos. También tiene una maestría en Salud Pública de la Universidad de los Andes. Fue ganador del Premio de periodismo Simón Bolívar.@SergioSilva03ssilva@elespectador.com