El nuevo informe de la calidad del aire en Colombia: hay puntos donde es un riesgo respirar

Una de las cosas que me atormente cuando salgo a dar un paseo con Gaia, mi mascota, en la mañana, es mirar hacia Bogotá. Quienes caminamos cerca a los cerros orientales siempre nos encontramos con una espesa capa de smog flotando sobre los edificios. Recuerdo que la primera vez que vi una foto similar en un periódico, hace más de una década, hubo muchas personas que se alarmaron y se asustaron por vivir en un lugar así. Hoy se ha vuelto habitual mirar hacia el occidente y ver por un buen rato esa “nube” gris. También pedalear por la carrera Séptima o la avenida Caracas entre estelas de humo que dejan buses y Transmilenios.

Una de las cosas que me atormente cuando salgo a dar un paseo con Gaia, mi mascota, en la mañana, es mirar hacia Bogotá. Quienes caminamos cerca a los cerros orientales siempre nos encontramos con una espesa capa de smog flotando sobre los edificios. Recuerdo que la primera vez que vi una foto similar en un periódico, hace más de una década, hubo muchas personas que se alarmaron y se asustaron por vivir en un lugar así. Hoy se ha vuelto habitual mirar hacia el occidente y ver por un buen rato esa “nube” gris. También pedalear por la carrera Séptima o la avenida Caracas entre estelas de humo que dejan buses y Transmilenios.

Nadie quisiera habitar una ciudad con altos niveles de aire contaminado. Pero no siempre es fácil saber con precisión si el aire en el que solemos moveros es un riesgo para nuestra salud. Intuimos que no es está bien respirarlo, pero dimensionar lo que implica no es tan sencillo.

Si quisiéremos sintetizarlo en una sola cifra, la que reveló la serie Contaminación y Salud, de la revista The Lancet, en 2022, puede resultar útil: hay 6,67 millones de muertes que cada año se le atribuyen a la contaminación del aire. Es un número similar a las muertes que son culpa del cigarrillo (7 millones). O, para ponerlo en otros términos, esa es casi tres veces la cantidad de personas que vive en Medellín.

Lo que sí podemos saber es en qué puntos no es tan buena idea respirar aire y en cuáles podemos caminar con más tranquilidad. Eso es lo que muestra el nuevo informe que presentó el Ideam este 25 de junio, sin muchas cámaras ni muchos reflectores. Como dijo Simón Grueso Casquete, una de las personas que participó en su elaboración, es una fotografía que le están dando al país para que sepa dónde se está monitoreando el aire y cuál es su calidad.

El Informe del estado de la calidad del aire en Colombia 2022, como lo titularon, tiene varios datos que ayudan a entender qué es lo que estamos respirando. Lo primero que hay que decir antes de explorarlos es que entre todos los contaminantes que hay en el aire, como dióxido de azufre, ozono o monóxido de carbono, el Ideam se centró en llamado “material particulado”, que suele sintetizarse con las siglas PM. Por un lado, porque los otros contaminantes no suelen llegar a niveles inquietantes en las ciudades, y, por otro, porque hay investigaciones muy robustas que ligan al PM con enfermedades pulmonares y cardiovasculares.

Quienes han estudiado al PM lo dividen en dos grandes categorías. Una se refiere a las partículas más grandes, que tienen un diámetro de 10 micras (μg) o menos (llamadas PM10). La otra está compuesta por partículas diminutas de un diámetro de 2.5 micras que pueden atravesar la barrera de los pulmones y colarse en la sangre y otros órganos. Las llaman PM2.5. Para hacerse una idea, basta recordar que un pelo humano puede medir unas 20 veces más que una partícula PM2.5.

Dicho eso, en el informe del Ideam hay noticias buenas y otras preocupantes. En las buenas hay que mencionar el 41% de las estaciones que hay en el país y cuyos datos fueron incluidos en el estudio, se ajustaron al valor guía que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS) (15 μg/m3). Los datos de otro 42% cumplieron con el nivel máximo de PM10 que se permite anualmente (50 μg/m3). Solo una pequeña fracción (3%) supera los 50 μg/m3. También hay estaciones que muestran una tendencia a ajustarse al límite máximo: dos están en Medellín (en Éxito San Antonio y Tráfico Centro) y otra en Soacha, Cundinamarca (en Colegio Soacha).

Sin embargo, a la hora de hablar de PM10 hay estaciones que están midiendo un aire, cuya calidad parece empeorar con los años: la del SENA (en Sogamoso), la de Kennedy, ciudad Bolívar y Tunal (en Bogotá) y la de Tráfico sur (en Sabaneta). Además, hay 2 estaciones donde la calidad del aire duró entre 30 y 56 días por encima de lo permitido: Móvil Fontibón con 56 días, y Colegio Soacha, con 36 días. Ambas están en Soacha, Cundinamarca.

Pero las noticias no tan buenas están en el análisis de las partículas PM2.5, las que más suelen inquietar a quienes se mueven en el mundo de la salud. Aunque el 94,1 % cumplieron con el nivel máximo permisible por año (25 μg/m3), hay varios puntos en Colombia que son inquietantes.

Como lo muestra el siguiente mapa, hay 7 estaciones donde ha habido un incremento en los últimos años. Esos puntos son Mochuelo (Bogotá), Tráfico sur (Sabaneta), Tráfico centro (Medellín), Fiscalía sector Caribe (Medellín), ITA-LGO (Medellín), Casa Justicia (Itagüí) y Colegio Soacha (Soacha).

Otra de las cosas preocupantes es que respecto al año anterior, en ninguna estación en las que se miden partículas PM2.5, hubo una tendencia hacia la baja. “Las zonas en donde se sitúan las estaciones que evidencian una tendencia al crecimiento de las concentraciones de este contaminante requieren una atención prioritaria por parte de las autoridades ambientales”, piden los autores del informe.

De hecho, recuerdan que 47 estaciones registraron niveles superiores al nivel máximo permisible diario (37 μg/m3), lo que corresponde al 55,9 % del total de las estaciones. Como si no fuera poco, hubo 41 estaciones en donde durante menos de 16 días se excedió la norma; 5 más en las que se excedieron los límites durante 20 y 32 días; y una en la que se reportó 57 días en los cuales se excedió el límite permitido por día. Fue la estación de Mochuelo, en Ciudad Bolívar, en Bogotá.

Hay grupos que pueden verse especialmente afectados al respirar ese tipo de partículas. Entre ellos, los niños, los adultos mayores o las madres gestantes. “El feto es especialmente vulnerable a la exposición de la madre a contaminantes que provocan riesgos latentes al bebé”, recuerda en apartado el Ideam.

“En los niños, esto podría suponer una reducción del crecimiento y la función pulmonares, infecciones respiratorias y agravamiento del asma. En los adultos, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares son la recuerda causas más comunes de muerte prematura atribuible a la contaminación del aire exterior”, se lee en la página de la OMS.

El equipo del Ideam también detalló en el documento cómo están varias ciudades del país como Medellín o Manizales, o regiones donde puede haber contaminación por explotación minera como Cesar. Tras hacerlo, una de sus grandes conclusiones es que, al revisar “la ponderación del índice de calidad del aire (ICA) se pudo observar que se alcanzaron categorías dañinas para la salud de grupos sensibles y dañinas para la salud, en una proporción superior en contraste con los gases monitoreados. Esto subraya la necesidad imperativa de unir esfuerzos para reducir estas concentraciones y mejorar la calidad del aire”.

Hay otra necesidad urgente que tiene el país, y que recordó en la presentación del estudio el profesor la maestría en Salud Pública de la U. de los Andes, Luis Jorge Hernández, quien lleva varios años haciendo investigación sobre contaminación del aire: hay que aumentar la cobertura de estaciones para medir la calidad del aire en el país.

“Sigue siendo baja la Cobertura de los Sistemas de vigilancia de la calidad del aire y las estaciones de monitoreo y apenas se están recuperando los niveles prepandémicos de 2019”, señala Hernández.

En el estudio se incluyeron 213 estaciones, que están en solo 88 municipios de 20 departamentos. La mayoría están en Antioquia (hay 59), Bogotá (20) y Cundinamarca (20). No hay ninguna en la Amazonia y la Orinoquia, que suelen verse afectadas por constantes y enormes incendios.

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