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Hoy, en la conmemoración del día mundial del agua, la asociación Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe (ATALC) publicó un informe sobre el estado del agua en América Latina. Colombia es uno de los países que, junto con El Salvador, Honduras, Guatemala, Brasil, Paraguay y Uruguay, hace parte del reporte.
El informe, aunque muestra el potencial hídrico que tiene el país, revela cifras desalentadoras sobre las actividades industriales que afectan la calidad de éste recurso.
La minería, por ejemplo, tiene consecuencias alarmantes, puntualiza el informe. “Sin haber iniciado en su totalidad enormes megaproyectos en el país, según el IDEAM (2015), por causa de la extracción minera cada año se vierten a las aguas y suelos sólo por extracción de oro y plata, alrededor de 205 toneladas de mercurio”, resalta.
Una de las regiones más afectadas por esta actividad es La Guajira. Pues la minería de carbón ha traido graves implicaciones para los recursos hídricos. Según ATALC, en La Guajira se ubica una de las explotaciones más grandes de carbón del mundo, con una extensión de 69.000 hectáreas. El proyecto, que hace 30 años está presente en la zona, está a cargo de la empresa Carbones El Cerrejón y es propiedad de las compañías Anglo American, BHP Billiton y Glencore.
“La Guajira refleja con mayor claridad los graves efectos de la minería sobre el agua, en principio, porque ésta ha sido sistemáticamente considerada únicamente como un recurso para actividades extractivas, desconociendo su importancia ambiental y social, y adicionalmente invisibilizando su relación con valores ancestrales y cosmovisiones”, resalta el estudio.
La mina del Cerrejón se encuentra en la parte media de la cuenca del Río Ranchería: la fuente de abastecimiento de agua más importante para la población. Algunas de las repercusiones que éste proyecto ha traido para la comunidad es la disminución de la pesca y actividades agrícolas. Pues la contaminación del agua, a causa de la minería, torpedea cualquier intento de comercio. Así como también crea daños irreversibles en el ecosistema. “A causa de la actividad minera de carbón han desaparecido entre 8 y 10 arroyos y quebradas, tales como Bartolico y Araña e’ Gato (en La Guajira)”, señala ATALC.
Inclusive, según un informe de The Nature Conservancy (TNC), la pérdida de ecosistemas está afectando la seguridad hídrica. “Pastos para ganadería, tierras para agricultura, cultivos ilícitos, mimería, urbanización e incendios forestales fueron la causa de la pérdida de 140,000 Has de bosques en el año 2014, y de 124,000 Has en el año 2015 (cifras de IDEAM)”, resalta la publicación.
Cerca de un 70 % de la cuenca hidrográfica del Magdalena-Cauca y el 90% de la del Caribe están deforestadas o degradadas. “La pérdida de ecosistemas naturales como paramos, bosques, ciénagas, aumenta el riesgo de provisión de agua para nuestras ciudades. La única manera de reducir este riesgo es mediante la acción colectiva: sector privado, instituciones públicas, academia y sociedad civil”, concluye Alejandro Calvache, coordinador de la estrategia de Agua en TNC Colombia.