El patrón del Guaviare

Nebio Echeverry Cadavid, actual gobernador del Guaviare, es uno de los hombres más poderosos y cuestionados del sur del país. Hace 30 años llegó a la región y amasó una importante fortuna. Sus promesas de palma y ganado hacen que muchos dedos lo señalen de ser uno de los mayores responsables de la gran devastación de la selva amazónica.

Helena Calle/Infoamazonia
24 de febrero de 2019 - 03:00 a. m.
Nebio de Jesús Echeverry Cadavid termina su periodo como gobernador en octubre de este año. / Óscar Pérez - El Espectador
Nebio de Jesús Echeverry Cadavid termina su periodo como gobernador en octubre de este año. / Óscar Pérez - El Espectador
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De Nebio de Jesús Echeverry Cadavid, actual gobernador del Guaviare, se dicen muchas cosas, pero poco se sabe con certeza.

Se dice que es un colono paisa que llegó al Guaviare hace más de 30 años y que desde entonces no ha dejado de vivir y trabajar en la región.

Se dice que es un hombre rico y que su fortuna se ha forjado con negocios decentes, pero también otros truculentos. Se sabe que por estos últimos pasó por la Lista Clinton.

Se sabe que fue gobernador dos veces y se dice que ha tenido relaciones con las autodefensas, porque su primo, Óscar López Cadavid, fue condenado por paramilitarismo en 2011.

Se dice que es uno de los responsables de la deforestación del Amazonas colombiano, pero solo se sabe que sus planes para el Guaviare incluyen palma africana y ganado.

Sus detractores dicen que es un tonto con plata, pero sus defensores lo califican como uno de los hombres más brillantes del sur del país y, por eso mismo, muchos guaviarenses lo quieren y admiran. Otros le temen y callan.

Lo conocí en un café en el centro de Bogotá, después de insistir a sus asesores y a su oficina de prensa. Tiene la piel curtida por el sol y un pesado reloj de oro con diamantes incrustados que se asoma cuando contesta el teléfono. El mismo que se cubre tímidamente cuando se da cuenta de que estoy mirando su pequeña indulgencia.

La historia de Echeverry parece ser la de miles de colonos que entre los años 60 y 80 llegaron con hacha al hombro a San José del Guaviare, arrastrados por rumores de bonanza de caucho, pieles y coca, o por las cuñas radiales de las Fuerzas Militares prometiendo tierras o vacas. La diferencia es que con el tiempo Nebio se convirtió en uno de los hombres más poderosos y acaudalados de la Amazonia. Ahora es él quien hace las promesas.

El colono

Es el séptimo de los doce hijos de Ernesto Echeverry y Tulia Cadavid, una pareja de antioqueños andariegos de Jericó y Támesis que llegaron a Pereira en los años 40. Él mismo dice que nació en algún trasteo en 1944 y que su papá murió joven, a los 40 años, cuando él tenía 12.

“Vivíamos en una piecita en Belén de Umbría (Risaralda). Los muchachos dormíamos en esteras en el piso, con mamá en la mitad y mis hermanas al otro lado. Cuando amanecía, al cafetal a cumplir con el oficio”.

En el verano del 66, cuando cumplió 18 años, cansado de la mala vida, empacó una muda de ropa y un machete, y empezó una travesía que hoy toma diez horas en carro, pero en su momento le tomó ocho días. Desde Pereira a Bogotá, luego a Villavicencio, Puerto Lleras y finalmente en bote de remo por el río Guaviare hasta un pueblito verde y retirado: San José del Guaviare.

Llegó “arriando una gallina” a una región que no tiene mucho que ver con lo que es hoy. Todavía no era departamento, sino un corregimiento del Gran Vaupés. Los blancos se contaban con los dedos y todavía era territorio indígena, aunque no había un solo resguardo constituido. Sobre el río Guaviare pasaban botes a remo y una lancha de motor que pertenecía a la Comisaría que transportaba remesas.

El proveedor

En el barrio 1° de Octubre de San José del Guaviare puso el chircal en donde hizo los ladrillos para levantar su casa. Esa casa sigue en pie, pero el chircal lo vendió para comprar una tierra en ese barrio y poner una tienda. Se llamaba El Centavo Menos.

“Fui el que ayudó a hacer esa colonización. El primero que puse tiendita. Comencé con un bulto de panela, otro de papa, de cebolla, de arroz y una piecita. Llegué a tener 20 negocios en losTerritorios Nacionales. Es que no soy político, soy comerciante, y sí que me ha ido muy bien en los negocios”, afirma con orgullo.

El Centavo Menos se convirtió en supermercado El Proveedor, hoy el más grande de San José del Guaviare. Sus primos López Cadavid llegaron de Pereira, según él, a “pelar cebollas, y les fue bien porque fueron juiciosos”.

Se precia de ser camellador, de tener 75 años, de trabajar de cinco de la mañana a diez de la noche, de haber estudiado hasta tercero de primaria, de tener planes ambiciosos, con un futuro que no se le acabará pronto, y de ser campesino. “No me asomé fuera de esa tienda ni un 1° de enero ni un 25 de diciembre. La primera vez que cerré fue a los 12 años de abrirla, cuando salí a comprarle un apartamento a mi mamá en el barrio América de Medellín”.

Le pregunto si ya se consideraba un hombre rico o poderoso. Contesta que no en ese momento, pero para la gente sí lo era. Édison Martínez, un joven que trabaja como su asesor, forma parte de la primera generación ciento por ciento guaviarense: “Mi papá era boyacense y mi mamá de Cundinamarca, ambos profesores rurales. Como la mayoría de personas, llegaron en los servicios aéreos de Satena y en los aviones DC3, o a pie. Fue en el año 77 y se ubicaron en la vereda El Triunfo. Como poco iban a San José y el sueldo les llegaba tarde, don Nebio les fiaba”. Él les daba crédito a todos los colonos.

Nebio complementa: “Es que fui de los que empezó la colonización en el departamento. Fui uno de los grandes contribuyentes de este país, dotora. Les compraba a Pastas Doria, a Colgate, a Palmolive, a Azúcar Manuelita. Tenía créditos en todas las casas comerciales de Colombia y me fiaban lo que quisiera”.

Desde los años 80, El Proveedor fue distribuidor de Aguardiente Llanero en el Meta, pero de manera simultánea fue amasando fortuna comprando y vendiendo lotes. Uno de esos lotes, situado en Villavicencio, lo compartió con Ramiro Vanoy (alias Cuco, extraditado jefe paramilitar), y lo vendió en 1995. “Con ese negocio hice mucha plata”, reconoce. Lo vendieron por más de $202 millones para cada uno. Hoy, en ese lote, se levanta el Unicentro más grande del país.

Con su auge económico comenzaron a llegar también las primeras citaciones judiciales en su contra, y múltiples notas de prensa sobre sus actividades.

El Patrón

Nunca trabajó solo. Desde temprano entendió el maridaje entre negocios y política. Por eso, mientras él era el comerciante, su primo Óscar López Cadavid, quien llegó al Guaviare procedente de Támesis (Antioquia), era el político, el hombre de los contactos. El 17 de marzo de 1994 sus vidas se complicaron. Ese día llegó un anónimo a la Dirección Regional de Fiscalías, en Bogotá. En ella, dos supuestos mayoristas de Corabastos lo denunciaron por la realización de actos ilícitos.

El escrito decía que Óscar López, en ese entonces representante a la Cámara por Guaviare, y su primo Nebio, “vienen utilizando el Local 12 de Corabastos con razón social Comercializadora El Proveedor para intercambiar víveres por cocaína en San José del Guaviare, Puerto Inírida, Miraflores, Cururú y Puerto Carreño. En camiones, junto a los despachos de verdura, papa y granos, mueven precursores para la elaboración del alcaloide, el cual transportan a Bogotá y Medellín”.

La Corte Suprema de Justicia concluyó que eran afirmaciones “temerarias”, López mantuvo su curul y el caso fue archivado, pero siguieron creciendo los rumores. Los titulares sobre el tema se han repetido en las últimas dos décadas, mientras la Gobernación se ha mantenido en familia. Nebio fue gobernador entre 2001 y 2003, mientras Óscar López Cadavid fue representante a la Cámara por tercera vez.

En 2008, Óscar López fue elegido gobernador, aunque no terminó su período. Renunció en 2010 por una investigación que le abrió la Corte Suprema por relaciones de amistad con Vicente Castaño, quien se refería a él como Chatarrito (según el expediente de la Corte); con Pedro Oliverio Guerrero, alias Cuchillo; con Diego Fernando Rincón Laverde, alias Pipe, y con Éver Veloza, alias HH.

Dicen que la ocupación de los bienes por extinción de dominio que las autoridades hicieron a Oscar López ha sido la más grande de la historia de la Policía y la Dijín. Perdió cerca de 1 billón de pesos. / DIJIN

La Corte lo condenó a 7 años de cárcel en 2011 por promover grupos ilegales. En el expediente, el nombre de su primo Nebio se asomó 20 veces, relacionado como el dueño de la finca Vendaval, situada en Paratebueno (Cundinamarca), donde se realizó una cumbre paramilitar en 2000, a la que asistieron todos los anteriores alias, además de Efraín Pérez Cardona, alias 400; Jesús Ignacio Roldán, alias Monoleche, y Emiro Pereira Rivera, alias Huevoepisca, más sus esposas y decenas de guardaespaldas. (Lea también: Los líos de un candidato a la gobernación del Guaviare)

En esa época Nebio era, además, por primera vez, candidato a la Gobernación. Un año después se estrenó como mandatario del departamento. Durante la investigación a su primo, en calidad de testigo, aseguró que solo prestó la finca a través del administrador. Respecto a Vicente Castaño, dijo ante la Corte: “Y me dice…usted es Nebio Echeverry, el famoso “Chatarrito”?...y le dije…sí señor…me tocaba saludarlo…yo con el susto de ver gente armada…”. La Corte Suprema consideró que su testimonio fue “falto a la verdad, bajo juramento”. Lo único que es cierto es que a don Nebio no le gustan las armas. No tiene escoltas (por lo menos no en Bogotá) y agarra taxi en la calle como cualquier otro.

Aunque la relación de Nebio con los paramilitares del sur del Meta nunca se comprobó, Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, extraditado y recién condenado en Estados Unidos, si lo relacionó varias veces. Lo hizo como testigo contra López Cadavid en 2009, asegurando que aportó $400 millones a las arcas de las autodefensas, y lo repitió en una entrevista con la W Radio en diciembre de 2017, antes de ser extraditado, cuando Nebio ya era gobernador por segunda vez.

“Todo mundo me ha querido involucrar con narcos, con ‘paras’, con la guerrilla, pero estoy limpio”, recalca Nebio.

La Lista Clinton

En 2010, los primos Nebio y Óscar entraron a la Lista Clinton. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos publicó una lista con 57 nuevos nombres de empresas y personas en entredicho, y fueron clasificados como los “Key front persons” de Pedro Oliverio Guerrero Castillo o Cuchillo, es decir, sus testaferros. Las empresas que aparecieron relacionadas fueron supermercados El Proveedor y Proveedores y Distribuidores Nacionales S. A. con sedes en Yopal, Puerto Inírida, Granada, Meta, San José del Guaviare y Villavicencio.

/Departamento de Tesoro de Estados Unidos.

Por esta razón hay detalles que han cambiado en los últimos nueve años. “Supermercados El Proveedor” ahora se llama “López Supermercados” y Nebio ya no aparece como propietario, sino María Rosalba y Arnuvia del Socorro López Cadavid. Cuando indago sobre las razones por las cuales cambió el nombre o dejó de ser el dueño, se acelera y responde: “A ver, fui yo quien empezó esa colonización. Hice mucha plata y el Gobierno me quiere involucrar con narcos, con ‘paras’, con la guerrilla. Por todo me han investigado y por eso me metieron a la Lista Clinton. Pero los americanos, que son gente tan importante, distinguieron mi trayectoria comercial. Gallina que compro, gallina que declaro”.

Nebio salió de la lista en 2014, según él sin un peso encima, porque “todo se lo quitaron”, aunque su nombre sigue apareciendo vinculado a 17 propiedades: tres lotes en Villavicencio, tres fincas, cuatro predios rurales y tres fincas en Arauca, una propiedad en Pereira, cuatro predios rurales en Gachetá (Cundinamarca).

Cuando se publicó la Lista Clinton, Nebio se perdió del mapa. Entre los campesinos y funcionarios del Guaviare se alcanzaron a oír varias versiones. Que lo habían matado, que se había ido a manejar un frigorífico en Arauca, que se había ido a agonizar al Vichada. Su versión es que, por primera vez, dejó la Amazonia para volver a su tierra, a Pereira, pero que la gente lo llamó para que se volviera a lanzar a la Gobernación.“Como sabía que me iban a sacar de la lista empecé a hacer campaña. La gente me decía: ‘Vea, don Nebio’, adminístrenos. Y mire, gané. Porque la gente me quiere”. Nebio ganó con 12.972 votos.

El gobernador

El episodio más recordado de Nebio en los últimos cuatro años fue durante un taller Construyendo País, promovido por el presidente Iván Duque, con presencia de casi todos los presidentes de juntas de acción comunal de San José del Guaviare. Duque al que llegó empacado en jeans y camisa blanca. Después de su alocución subió Nebio a la tarima y dijo: “Señor presidente, el Guaviare está rodeado de palma africana. En un municipio del Meta que se llama Mapiripán llegaron unos extranjeros e hicieron inversiones, y cuando menos pensamos estaba la extractora”.

Cuando refiero esta anécdota, uno de sus asesores trató de matizar lo que en ese momento dijo Nebio Echeverry, con un comentario que sonó a excusa: “Es que a su edad él ve poco, aunque no usa gafas. Lo cierto es que, según el mismo asesor, siempre hay que escribirle los discursos en letra grande, pero ese día había un ventilador a toda marcha y, en esa bochornosa mañana decembrina, literalmente se le volaron las hojas y se le desordenaron justo antes de comenzar a hablar.

Nebio agregó: “Vea, los campesinos se nos han antojado de palma. Ayer estuve hablando con unos y me dijeron: ‘Hagámosle esta propuesta al doctor Duque, porque es una propuesta importante para el departamento”. Durante 30 segundos se le desordenaron las hojas, se apartó ligeramente del micrófono, pero se le oyó decir: “Se me trabó esto”. Al terminar su torpe discurso, su alocución encendió las alarmas. “El gobernador del Guaviare está fomentando las plantaciones de palma de aceite y, por ende, la deforestación masiva de la selva amazónica, tal como lo planteó en el taller #ConstruyendoPaís”, tuiteó el exministro de Ambiente Manuel Rodríguez.

Más allá de la pifia de Echeverry y las disculpas de su asesor, lo cierto es que esa visión de desarrollo lleva gestándose varios años en Guaviare, a pesar de que en el papel dice otra cosa. El Plan Nacional de Desarrollo que presentó en 2015 afirma que el departamento no debería ser visto como extensión de la Orinoquia, pues su vocación es de conservación. De hecho, un 91,31 % está bajo alguna figura de protección. 

Un estudio adicional del IGAC, que analizó los suelos y la zonificación del Guaviare en 2016, ratificó este diagnóstico al determinar que el 63,2 % del departamento (3,5 millones de hectáreas) debe preservarse por sus bosques de galerías, selvas húmedas, serranías y sabanas.

Sin embargo, más allá de los planes escritos del gobernador, en la práctica, en los últimos años, el Gobierno colombiano ha tenido que arrojar salvavidas al segundo departamento más talado del país, con el 20 % de las alertas concentradas. El más importante fue la delimitación de la frontera agrícola que hizo la UPRA en 2018. El reporte sostiene que el Guaviare, en su mayoría, tiene vocación forestal y no solo hay impedimentos legales, sino también técnicos para meter ganadería y palma. Aunque solo un 1 % del departamento quedó por fuera de la frontera agrícola, campesinos y funcionarios públicos –siempre anónimos– comentan sobre las claras intenciones de sustraer parte de la reserva forestal.

Aunque la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria sostiene que no recibió solicitud por parte de la Gobernación (o de ninguna persona en el Guaviare) para sustraer hectáreas de reserva forestal. En el Plan de Ordenamiento Territorial hay un mapa que propone una línea de 431.000 hectáreas más de las que propuso la UPRA.

En supuesta defensa de los campesinos, Nebio Echeverry dice: “¿Entonces qué hacer con ellos? ¿Dejarlos a su suerte como en los últimos 40 años? No tienen créditos, no tienen derecho a mejorar su vivienda. Es que el daño está hecho”.

 

En pocas palabras, aunque en el papel la perspectiva del Guaviare es una, en el discurso de Nebio es otra. Además del episodio de Construyendo País, el gobernador ha sido explícito y frentero con sus planes de palma, agricultura y ganadería para el Guaviare. Y contrataca: “Los ambientalistas hablan mucha carreta. Yo me pregunto, por qué no van a la zona y lo ven con sus ojos. ‘Ay, es que tumbaron selva pa sembrar palma’. No, dotora, eso es carreta. Ahí hay es sabana y se puede. Esos son rastrojos, es tierra que se puede mecanizar con tecnología, con semillas genéticamente avanzadas. ¿Por qué Guaviare no tiene derecho a la palma? ¿Por qué hemos puesto los muertos? ¡¿Es por eso?!”.

Los rastrojos a los que se refiere Nebio Echeverry son las Sabanas de la Fuga, una de las zonas claves en su plan vial, que se parecen a las tierras de San Juan de Arama, Puerto Lleras, Puerto Rico, Puerto Concordia y Mapiripán, donde hay 32.371 hectáreas de palma sembrada que “el gober” cita como un ejemplo a seguir. “Hay dos millones de hectáreas baldías disponibles para sembrar palma o hacer ganado. Es un pincelado que dios hizo sobre el Guaviare, la mitad es selva amazónica y la mitad sabana. Los campesinos preguntan por qué al otro lado del río puede haber palma y acá no… ¿Por qué Guaviare es el único departamento al que le niegan el progreso?".

El asunto es que la palma no solo se proyecta para el departamento, sino que ya está en él. Ramiro Álvarez calcula que no son más de 100 hectáreas, pero otros calculan que ya pueden ser hasta 5.000. Sin embargo, Fedepalma no las reconoce por estar en zona de reserva forestal, aunque no sabe de quién son. “En veredas como La Pizarra o Nuevo Tolima, las escuelas están solas, los puestos de salud abandonados, la gente vendió sus fincas y lo que se ve es el tendido eléctrico, los postes y la maquinaria amarilla. En Sabanas de la Fuga se ve palma”, resalta la investigadora que hace monitoreo satelital y trabajo de campo en Guaviare.

En un reciente sobrevuelo se capturaron fotos de nuevas hectáreas de palma africana en inmediaciones de Sabanas de la Fuga y Charras. Fedepalma no reconoce estas plantaciones / Cortesía Gran Alianza Contra la Deforestación

Thomas Walschburger, investigador de The Nature Conservancy, observa: “En las sabanas de la Orinoquia hay más de 600 especies solo de gramíneas (pasto). Las sabanas tienen sistemas de raíces muy profundas, que acumulan biomasa en el suelo. Son como los páramos de las tierras bajas. Aunque sea diferente la biodiversidad en una sabana que en un cultivo de palma, puede ser que retengan más carbono”.

Los campesinos del Guaviare tienen su propio criterio: “De pronto ganadería sí podríamos querer, pero palma no. Eso solo lo plantan los ricos”, señala uno de ellos.

Son las 10 de la mañana, la conversación termina después de dos horas y, antes de irse, se pone sus gafas oscuras. Cuenta que tiene cinco hijos de cinco mujeres distintas, “porque ninguna me aguantó la trabajadera”, y que es campeón de genética ganadera. “En Bogotá saqué la mejor vaca, la reina, en el 97, en un Agroexpo. En Arauca también abrí las puertas pa sembrar arroz, pero cuando llegó la Lista Clinton, miau, me quitaron todo. Todo lo que tengo me lo ha dado el Guaviare, he sido bendecido, por eso la gente me tilda de guerrillero, ‘para’, lavador, de todo. Solo he sido un hombre exitoso. Yo lo único que he hecho es trabajar”.

*Infoamazonía es una alianza periodística entre Amazon Conservation Team, Dejusticia y El Espectador.

Por Helena Calle/Infoamazonia

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