El perro lobo de Antioquia, una especie híbrida que nadie sabe cómo regular
Este híbrido entre lobo y perro, que se encontró en Antioquia, ha puesto en aprietos a las autoridades: no hay regulación que indique qué se tiene que hacer y hay sospechas de que habría más casos de este tipo en todo el país.
Juan Diego Quiceno
A pesar de que miles de millones de personas en el mundo ya dan por hecho la compañía de los perros en su cotidianidad, no sabemos con certeza en qué etapa de nuestra historia llegaron. El momento en el que el ser humano logró domesticar al perro que hoy conocemos, que tiene raíces en el lobo salvaje, pasó entre 15.000 y 30.000 años atrás, en un lugar que pudo ser Eurasia, Siberia u Oriente Medio. Lo que sí sabemos es que fue un proceso que duró miles de años y que implicó que los entonces lobos redujeran su tamaño y sus dientes, y sus patas se encogieran y cambiaran su temperamento. Eso hizo posible que los perros fueran el animal amigable que hoy conocemos. (Lea: Un Comité de Bioética definirá el futuro del híbrido de “perro lobo” en Antioquia)
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A pesar de que miles de millones de personas en el mundo ya dan por hecho la compañía de los perros en su cotidianidad, no sabemos con certeza en qué etapa de nuestra historia llegaron. El momento en el que el ser humano logró domesticar al perro que hoy conocemos, que tiene raíces en el lobo salvaje, pasó entre 15.000 y 30.000 años atrás, en un lugar que pudo ser Eurasia, Siberia u Oriente Medio. Lo que sí sabemos es que fue un proceso que duró miles de años y que implicó que los entonces lobos redujeran su tamaño y sus dientes, y sus patas se encogieran y cambiaran su temperamento. Eso hizo posible que los perros fueran el animal amigable que hoy conocemos. (Lea: Un Comité de Bioética definirá el futuro del híbrido de “perro lobo” en Antioquia)
No ha ocurrido lo mismo con el perro lobo, producto de un cruce del que hemos sabido en las últimas décadas. A finales de 2021, y después de unas llamadas en las que se alertaba de un lobo en una vereda de Rionegro, en Antioquia, la corporación ambiental Cornare identificó al primer híbrido de ese tipo en el país. Se trata de un animal que tiene genes de lobo y de perro y, por ende, tiene un fenotipo que se asemeja a un lobo y en algunas otras características a un perro.
“De ahí que tenga una apariencia ‘atractiva’”, dice David Echeverri López, coordinador del Grupo Bosques y Biodiversidad de Cornare. Pero de ahí también que la conducta de este tipo de animales pueda ser impredecible. “Su comportamiento tiende a ser errático. En cualquier momento reaccionan a una situación, como un cambio de clima u hormonal, por ejemplo. No es un animal que se pueda tener como un perro”.
Sabemos cómo se comporta un lobo. Tenemos conciencia de cuál es la conducta de un perro. Es muy probable que un lobo no pueda sobrevivir en las condiciones en las que lo hace un perro, y un perro no podría sobrevivir en el escenario salvaje en el que vive un lobo. Pero, ¿cómo se comporta un perro lobo? El animal de ese tipo que Cornare encontró come alrededor de 12 pechugas y otras partes de pollo durante una jornada normal, además de concentrado con huevo cocido. Es de abundante pelaje blanco, no presenta síntomas de maltrato animal y tiene en aprietos a las autoridades colombianas.
“No existe regulación en Colombia que nos dé una guía sobre qué hacer en estos casos. Evidentemente no es un animal doméstico, pero tampoco es uno silvestre”, explica Oladier Ramírez Gómez, secretario general de Cornare. Sobre el cuidado y la regulación de los domésticos, tienen jurisdicción las autoridades territoriales; sobre los silvestres, las corporaciones ambientales. La otra categoría, la exótica, ha despertado debate en el comité técnico de la Corporación.
“Exóticos” son aquellos animales que no son propios de Colombia, pero están en el país por diferentes circunstancias, por ejemplo los elefantes o leones que en algún momento estuvieron en circos. “Pero en realidad son animales silvestres, algo que no es un perro lobo por su hibridación con un animal doméstico”, explica Ramírez. Una posibilidad es ver lo que están haciendo en Estados Unidos.
Allí las autoridades estiman que hay entre 150.000 y 250.000 perros lobos, aunque esa cifra tiene cuestionamientos. Hay organizaciones, como el Centro de Rescate de Animales de Lockwood, que sirven de refugio para muchos de estos animales, que terminan abandonados o son víctimas de maltratos. En el país norteamericano la legislación es abundante y diversa: hay estados como Alaska, Connecticut o Hawái donde su tenencia privada está prohibida; hay otros donde se permite con ciertas condiciones, como Alabama o Mississippi, y en otros como Montana o Nevada se tratan como un perro doméstico. También depende de esa regulación la venta de los perros lobos.
Las autoridades antioqueñas sospechan que el perro lobo de Rionegro fue traído desde Estados Unidos. “Creemos que este caso es la punta del iceberg. Hemos identificado que es muy probable que haya más. El equipo de Cornare presentó un informe al comité técnico, en el que se hicieron rastreos de algunos negocios en redes sociales en los que se están comercializando estos tipos de híbridos. Se han identificado criaderos que, sospechamos, han exportado algunas crías a Bogotá”, señala Ramírez.
Con eslóganes como “Haz parte de la manada” o “Un amuleto viviente que nos reconecta”, hay personas que están vendiendo perros lobos en Colombia, alerta el informe de Cornare. Son enviados como si fueran encomiendas, dijeron desde la Corporación. “Estos nacieron en cautiverio y nunca van a poder ser liberados, porque serían un problema ecológico. Las personas los están romantizando”, advierte Echeverri. (Puede leer: ¿Lobo o perro? Harán pruebas genéticas a animal que estaría en cautiverio en Rionegro)
La Corporación recibió críticas de animalistas que exigían que el animal fuera liberado. “Eso podría desembocar en un problema de especie invasora”, asegura Echeverri. Cornare analiza cuatro escenarios para el futuro del animal. El primero es la reubicación en un zoológico, donde tendría seguimiento constante. El segundo escenario es la reexportación a un santuario en EE. UU., donde podría interactuar con otros individuos de su especie, pero el costo es una gran limitante.
La tercera posibilidad es que el animal continúe con su tenedor, pero con ciertas condiciones. Por ejemplo, tener dos espacios cercados, uno con techo y otro mucho más grande donde pueda correr, jugar y excavar. Tendría que estar rodeado de malla con muro excavado de mínimo un metro de profundidad y contar con troncos para que juegue, una bañera o una piscina, una plataforma donde pueda reposar y mínimo dos bebedores. El cuarto escenario es la eutanasia.
“Lo más importante es que se genere un precedente. El llamado a las autoridades es a que lo regulen, y a las personas a que por favor no compren estos animales. Cornare está construyendo un protocolo para, en un futuro, poder responder a estos casos con mayor rapidez”, finaliza Ramírez. El desgaste de la Corporación durante los últimos tres meses ha sido importante: inversión en la toma de prueba de sangre, búsqueda y asesoría de los laboratorios y refugios, convocatoria de los comités. Por ahora, y mientras se toma una decisión, el perro lobo continúa con sus tenedores esperando su futuro. (Puede leer: Más allá de hipopótamos: las más de 20 especies exóticas invasoras que hay en Colombia)
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