El plancton primitivo pudo contribuir en la formación de las montañas
Las montañas están formadas por losas de roca que se amontonan unas sobre otras, pero, apilarlas a esa escala no hubiera sido posible sin la fricción entre ellas. ¿Qué ayudó a que esas rocas se deslizaran unas sobre otras?. Científicos de las universidades de Aberdeen y Glasgow encontraron que en el plancton primitivo podría estar la respuesta.
La formación de las montañas pudo provenir de una explosión en el crecimiento del plancton primitivo hace unos dos mil millones de años. Así lo determinaron investigadores de las universidades de Aberdeen y Glasgow, quienes lograron establecer cómo las montañas recibieron una “ayuda” de estos restos primitivos que lubricaron los movimientos de las losas de roca y les permitieron apilarse para formar montañas. (Lea: La preocupación que despertó la idea de modificar las reservas forestales)
Lo primero que explican los científicos es que las montañas están formadas por losas de roca que se amontonan unas sobre otras, pero, apilarlas a esa escala no hubiera sido posible sin la fricción entre ellas. Entonces, ¿qué ayudó a que las rocas se deslizaran unas sobre otras?.
John Parnell, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Aberdeen, explica que lo que contribuyó a que las rocas se deslizaran unas sobre otras fue el plancton primitivo, que “provino de una explosión en su crecimiento hace unos dos mil millones de años. Esto tuvo lugar a raíz de un importante cambio climático que afectó a la Tierra y tuvo un efecto duradero en su superficie”, señaló a The Guardian.
En la actualidad, el plancton - una planta microscópica - desempeña un rol fundamental en la salud de la vida marina, pues hace parte de la base de la cadena alimentaria marina. Si ahora estas plantas son fundamentales, hace dos mil millones de años eran mucho más valiosas. ¿La razón? Parnell aclaró que “se debe a que se hundieron rápidamente cuando murieron y fueron enterrados para hacer una roca con cantidades sin precedentes de carbono, que se convirtió en grafito por el calor y la presión”.
El grafito, añadió el experto, se caracteriza por ser un gran lubricante y, para ese entonces, lubricaba la acumulación de cadenas montañosas. “Las placas tectónicas hicieron que las rocas se juntaran, y el grafito depositado por el plancton permitió que esas losas se deslizaran una sobre la otra y construyeran pilas cada vez más altas. Los resultados finales fueron cadenas montañosas”, puntualizó. (Puede leer: Una crónica sobre las lágrimas de las tortugas marinas)
Para Parnell los resultados de la investigación son relevantes por dos razones. La primera porque logra demostrar que la interacción de las fuerzas geológicas y la vida en la Tierra fue un proceso bidireccional. Y, la segunda, se debe a que ahora el plancton tiene el potencial de desempeñar un papel clave en la preservación para las generaciones futuras.
“Muchas de las montañas creadas hace dos mil millones de años se han desgastado, aún se pueden ver evidencias de sus raíces en áreas de distribución en China, América del Norte, Groenlandia y Escandinavia. Por eso, el plancton podría ayudar a recuperarlas”. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Communications Earth & Environment. (Aquí puede encontrar todas las notas sobre medio ambiente)
La formación de las montañas pudo provenir de una explosión en el crecimiento del plancton primitivo hace unos dos mil millones de años. Así lo determinaron investigadores de las universidades de Aberdeen y Glasgow, quienes lograron establecer cómo las montañas recibieron una “ayuda” de estos restos primitivos que lubricaron los movimientos de las losas de roca y les permitieron apilarse para formar montañas. (Lea: La preocupación que despertó la idea de modificar las reservas forestales)
Lo primero que explican los científicos es que las montañas están formadas por losas de roca que se amontonan unas sobre otras, pero, apilarlas a esa escala no hubiera sido posible sin la fricción entre ellas. Entonces, ¿qué ayudó a que las rocas se deslizaran unas sobre otras?.
John Parnell, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Aberdeen, explica que lo que contribuyó a que las rocas se deslizaran unas sobre otras fue el plancton primitivo, que “provino de una explosión en su crecimiento hace unos dos mil millones de años. Esto tuvo lugar a raíz de un importante cambio climático que afectó a la Tierra y tuvo un efecto duradero en su superficie”, señaló a The Guardian.
En la actualidad, el plancton - una planta microscópica - desempeña un rol fundamental en la salud de la vida marina, pues hace parte de la base de la cadena alimentaria marina. Si ahora estas plantas son fundamentales, hace dos mil millones de años eran mucho más valiosas. ¿La razón? Parnell aclaró que “se debe a que se hundieron rápidamente cuando murieron y fueron enterrados para hacer una roca con cantidades sin precedentes de carbono, que se convirtió en grafito por el calor y la presión”.
El grafito, añadió el experto, se caracteriza por ser un gran lubricante y, para ese entonces, lubricaba la acumulación de cadenas montañosas. “Las placas tectónicas hicieron que las rocas se juntaran, y el grafito depositado por el plancton permitió que esas losas se deslizaran una sobre la otra y construyeran pilas cada vez más altas. Los resultados finales fueron cadenas montañosas”, puntualizó. (Puede leer: Una crónica sobre las lágrimas de las tortugas marinas)
Para Parnell los resultados de la investigación son relevantes por dos razones. La primera porque logra demostrar que la interacción de las fuerzas geológicas y la vida en la Tierra fue un proceso bidireccional. Y, la segunda, se debe a que ahora el plancton tiene el potencial de desempeñar un papel clave en la preservación para las generaciones futuras.
“Muchas de las montañas creadas hace dos mil millones de años se han desgastado, aún se pueden ver evidencias de sus raíces en áreas de distribución en China, América del Norte, Groenlandia y Escandinavia. Por eso, el plancton podría ayudar a recuperarlas”. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Communications Earth & Environment. (Aquí puede encontrar todas las notas sobre medio ambiente)