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Los insectos desempeñan papeles importantes en diferentes ecosistemas y procesos, desde la polinización hasta la producción de alimentos. Un estudio publicado en la revista Nature encontró una relación directa entre el cambio climático y la agricultura intensiva frente a la pérdida de biodiversidad de insectos. En este caso, los científicos definen la agricultura de alta intensidad por el uso de fertilizantes químicos o pesticidas, la escasa diversidad de cultivos (o monocultivos) y en algunos casos la presencia de ganado. Además de esto, las transformaciones en la tierra para adaptar el terreno a la agricultura, puede afectar el clima de la zona.
Para la investigación se analizaron datos de 18.000 especies de insectos, como polillas, libélulas, saltamontes, abejas, mariposas, entre otras, en un periodo de 20 años en más de 6.000 sitios.
Según el estudio, “los índices de calentamiento climático histórico y el uso intensivo de la tierra agrícola está asociada con reducciones de casi el 50 % en la abundancia y el 27 % en el número de especies dentro de los conjuntos de insectos”. Los autores afirman que estos patrones se están dando especialmente en ambientes tropicales. (Lea: Un juzgado suspende la licencia ambiental de dos pilotos de fracking en Puerto Wilches)
En el caso específico de los entornos en donde hay altos niveles de hábitat natural (75%), la biodiversidad se ha reducido entre un 5% y un 7%, mientras que en entornos en donde hay menos hábitat natural (al rededor de un 25% de cobertura), la reducción de la biodiversidad ha sido entre un 61 y un 63%.
En una entrevista de Dave Goulson, profesor de Biología de la Universidad de Sussex (Reino Unido) para Cnn, el biólogo afirmó que no será posible alimentar a 7.500 millones de personas sin insectos y añadió que a medida que sigan desapareciendo “los cultivos empezarán a fallar. No tendremos cosas como las frutillas”. (Lea: El 60% de los bosques del patrimonio mundial está amenazado por el cambio climático)
Los autores de la publicación en Nature señalan que los hallazgos del estudio son apenas la punta del iceberg, pues hay muchas consecuencias que todavía no son conocidas. Además, también se desconoce cuál sería el punto de no retorno para la salud de los ecosistemas con la pérdida de insectos. Sin embargo, lo que sí es claro, es que la pérdida de insectos afectará la seguridad alimentaria y la salud humana. (Lea: Bosques, los nuevos indicadores de la salud humana)