El programa que consulta a los campesinos lo que necesitan

DRET, financiado por la Unión Europea, está permitiendo que 135 mil familias salgan adelante con su café, yuca, limón y aguacate. El presidente de la Agencia de Desarrollo Rural habla de cuán beneficiosa está siendo esta iniciativa.

Redacción Bibo
16 de agosto de 2018 - 02:30 a. m.
Juan Pablo Díaz Granados, presidente de la Agencia de Desarrollo Rural. / El Espectador
Juan Pablo Díaz Granados, presidente de la Agencia de Desarrollo Rural. / El Espectador
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¿Cómo describirían desde la Agencia de Desarrollo Rural el proyecto DRET?

El Gobierno ve con mucho entusiasmo y oportunidad lograr apalancar acciones complementarias en términos del desarrollo agropecuario y rural, a partir de la cooperación técnica y financiera que ofrece la Unión Europea a través de DRET. Un proyecto que, para lograr sus objetivos, se basa en identificar necesidades territoriales, lo que permite estructurar e implementar a través de la ADR Proyectos Integrales de Desarrollo Agropecuario y Rural dirigidos a los pequeños productores campesinos, que en algunos casos han sido población víctima del conflicto armado. La idea es mejorar sus calidades de vida, que superen la pobreza y así cumplir con lo que se definió en el Plan Nacional de Desarrollo e Implementación del Acuerdo de Paz.

¿Cuáles son los logros que ha conseguido este proyecto?

A la fecha se ha construido una ruta de trabajo entre la Agencia y los socios estratégicos de la Unión Europea en el territorio. En el caso de DRET, con sus Proyectos Integrales de Desarrollo Agropecuario y Rural, la intervención está definida en departamentos como Cauca, Meta, Valle del Cauca, Chocó y Magdalena.

En estos lugares se está priorizando qué hacer. Hasta ahora hay 18 proyectos integrales que se vienen estructurando en los municipios de Nuquí, Bahía Solano, Juradó, Inzá, Páez, Totoró, Vista Hermosa, Mesetas, San Juan de Arama, Puerto Rico, Bolívar, Roldanillo, Unión, Toro, Argelia, El Dovio, Trujillo, Zona Bananera, Ciénaga, Nueva Granada, Ariguaní y Plato.

Las líneas productivas que se trabajan son café, yuca, acuicultura, ganadería doble propósito y agroindustria.

¿Cuál es el mayor reto frente al desarrollo rural en el país?

Teniendo en cuenta que el sector agropecuario es el tercero que más ofrece empleo en el país, entre los mayores retos que enfrenta está el lograr mantener y aumentar la ocupación del campo a través de empleos, disminuir los índices de pobreza rural con proyectos agropecuarios y generar capacidades en las familias más pobres, ubicadas en las zonas rurales.

Desde la Agencia de Desarrollo Rural, ¿cuál considera que ha sido el apoyo de la Unión Europea?

Nosotros como ADR nos comenzamos a conformar a finales de 2016, así que el año pasado fue ineludible y apremiante definir y adoptar un Plan Estratégico y su Plan de Acción, como elementos fundamentales para la entidad. Por lo que el apoyo de la Unión Europea por medio de su asistencia técnica ha sido fundamental.

De hecho, gracias al trabajo conjunto con los países miembros, hemos conseguido construir grandes instrumentos de gestión para el país, como son el Plan Estratégico de la agencia actual. Además del plan de acción, el de anticorrupción, el de buen gobierno y un documento de recomendaciones para mejorar los procesos del sistema integrado de gestión.

Asimismo, consideramos que la metodología de los planes integrales departamentales de desarrollo agropecuario y rural con enfoque territorial, diseñados gracias a la asistencia de la FAO y la UE unidos en el programa impacto en la seguridad alimentaria y nutricional, resiliencia, sostenibilidad y transformación (FIRST, por sus siglas en inglés).

En esa medida, ¿qué es lo que más resaltaría sobre DRET?

Esta es una iniciativa que resalta la importancia de los territorios, haciendo una lectura de las necesidades de estos y sus comunidades, es así como tiene en cuenta llegar a consensos con resguardos indígenas, territorios colectivos de comunidades negras y campesinas, logrando conectarlas con la implementación de políticas públicas. Esto, a su vez, conlleva a que el Gobierno se articule y ejecute planes, proyectos y programas que complementen dicho trabajo. De manera que, al final, el objetivo de ambas partes sea asegurar el arraigo en el campo, la reducción de la desigualdad y la superación de la pobreza en las zonas rurales mediante el desarrollo agropecuario y rural.

 

 

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Por Redacción Bibo

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