El pueblo que abandonó el carbón y convirtió al reciclaje en el centro de su economía
Loos-en-Gohellee, norte de Francia, vivió por más de un siglo y medio de las minas de carbón, pero desde hace más de dos décadas decidió abandonar la actividad extractiva. Desde entonces se ha convertido en un ejemplo de sostenibilidad.
Pilar Assefh y Michelle Soto - LatinClima
Loos-en-Gohelle es un pueblo al norte de Francia cuyas minas de carbón funcionaron por 150 años. Tras el cierre de la última, en la década de 1990, el desempleo y la pobreza se apoderaron del lugar, el cual también tuvo que lidiar con las secuelas ambientales derivadas de esta actividad extractiva. (Lea Esta es la nueva luna de Neptuno que acaba de descubrir la ciencia)
Fue cuando los pobladores empezaron a realizar asambleas que reunían a empresarios, representantes del gobierno local y los vecinos en búsqueda de soluciones. De allí salieron una serie de ideas para reconvertir la comunidad, se redactó un plan que se presentó al Estado y se firmó un acuerdo. (Por primera vez decodifican el genoma del tiburón)
Contrario a otras comunidades de la zona, que optaron por impulsar el sector automovilístico (actualmente en crisis), los pobladores de Loos-en-Gohelle tenían claro que la solución estaba en promover actividades locales que no fueran deslocalizables. Fue así como empezó a surgir la construcción sostenible para la edificación de obras nuevas y remodelación tanto de viviendas antiguas como de edificios municipales con el objetivo de reducir el gasto en calefacción.
Aparte de eficiencia energética, el sector de construcción sostenible fue especializándose en materiales reciclados, así como en técnicas y diseños de eficiencia climática. De hecho, hoy en día, el pueblo cuenta con un centro de formación profesional en eco-construcción y empresas de otras regiones envían a sus técnicos a formarse allí.
El reciclaje ha convertido a Loos-en-Gohelle en un epicentro de investigación y desarrollo tanto en nuevos materiales como en nuevos procesos, al cual se le inyectan 12 millones de euros anuales. Todos los resultados de los estudios se publican y alimentan la red de centros de ingeniería de Francia.
Asimismo, este pueblo recurrió a la energía solar y eólica para alcanzar la autosuficiencia en la generación eléctrica. La apuesta por renovables también los llevó a fundar un centro donde se realizan diagnósticos de sistemas para confirmar la veracidad de lo dicho por el fabricante y se prueban nuevas tecnologías.
El Centro de Recursos para el Desarrollo Sostenible, que agrupa las iniciativas de investigación, tiene participación del Estado, las empresas y la sociedad civil a través de organizaciones ambientalistas. El pueblo también cuenta con una incubadora de eco-empresas enfocadas en construcción sostenible, energías renovables y urbanismo ecológico.
Este modelo económico está basado en la participación ciudadana, por lo que las asambleas se mantienen a un ritmo de 40 reuniones públicas al año. Los vecinos están en completa libertad de proponer sus ideas y la municipalidad, a través de un compromiso 50%-50%, puede financiarlas.
Tras unos penosos años que devinieron con el cierre de la última mina, Loos-en-Gohelle logró reinventarse. Aquellos vestigios de un pasado esculpido por el carbón, hoy son un atractivo turístico que gozan de la declaratoria como Sitio Patrimonio de la Humanidad.
Loos-en-Gohelle es un pueblo al norte de Francia cuyas minas de carbón funcionaron por 150 años. Tras el cierre de la última, en la década de 1990, el desempleo y la pobreza se apoderaron del lugar, el cual también tuvo que lidiar con las secuelas ambientales derivadas de esta actividad extractiva. (Lea Esta es la nueva luna de Neptuno que acaba de descubrir la ciencia)
Fue cuando los pobladores empezaron a realizar asambleas que reunían a empresarios, representantes del gobierno local y los vecinos en búsqueda de soluciones. De allí salieron una serie de ideas para reconvertir la comunidad, se redactó un plan que se presentó al Estado y se firmó un acuerdo. (Por primera vez decodifican el genoma del tiburón)
Contrario a otras comunidades de la zona, que optaron por impulsar el sector automovilístico (actualmente en crisis), los pobladores de Loos-en-Gohelle tenían claro que la solución estaba en promover actividades locales que no fueran deslocalizables. Fue así como empezó a surgir la construcción sostenible para la edificación de obras nuevas y remodelación tanto de viviendas antiguas como de edificios municipales con el objetivo de reducir el gasto en calefacción.
Aparte de eficiencia energética, el sector de construcción sostenible fue especializándose en materiales reciclados, así como en técnicas y diseños de eficiencia climática. De hecho, hoy en día, el pueblo cuenta con un centro de formación profesional en eco-construcción y empresas de otras regiones envían a sus técnicos a formarse allí.
El reciclaje ha convertido a Loos-en-Gohelle en un epicentro de investigación y desarrollo tanto en nuevos materiales como en nuevos procesos, al cual se le inyectan 12 millones de euros anuales. Todos los resultados de los estudios se publican y alimentan la red de centros de ingeniería de Francia.
Asimismo, este pueblo recurrió a la energía solar y eólica para alcanzar la autosuficiencia en la generación eléctrica. La apuesta por renovables también los llevó a fundar un centro donde se realizan diagnósticos de sistemas para confirmar la veracidad de lo dicho por el fabricante y se prueban nuevas tecnologías.
El Centro de Recursos para el Desarrollo Sostenible, que agrupa las iniciativas de investigación, tiene participación del Estado, las empresas y la sociedad civil a través de organizaciones ambientalistas. El pueblo también cuenta con una incubadora de eco-empresas enfocadas en construcción sostenible, energías renovables y urbanismo ecológico.
Este modelo económico está basado en la participación ciudadana, por lo que las asambleas se mantienen a un ritmo de 40 reuniones públicas al año. Los vecinos están en completa libertad de proponer sus ideas y la municipalidad, a través de un compromiso 50%-50%, puede financiarlas.
Tras unos penosos años que devinieron con el cierre de la última mina, Loos-en-Gohelle logró reinventarse. Aquellos vestigios de un pasado esculpido por el carbón, hoy son un atractivo turístico que gozan de la declaratoria como Sitio Patrimonio de la Humanidad.