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“El riesgo después del Covid-19 es volver a los hábitos de consumo desenfrenados”

Una de las principales conclusiones de Alejandro Chanona, investigador en Economía Agrícola, en la tercera sesión de la cátedra Repensar Nuestro Futuro, fue la necesidad de transitar hacia una ecología en la que el ser humano respete los límites impuestos por la naturaleza .

Centro ODS
04 de marzo de 2021 - 10:10 p. m.
Con el calentamiento global se puede poner en riesgo la satisfacción de las necesidades humanas en un futuro cercano y se puede exponer al planeta, fácilmente, a catástrofes naturales.
Con el calentamiento global se puede poner en riesgo la satisfacción de las necesidades humanas en un futuro cercano y se puede exponer al planeta, fácilmente, a catástrofes naturales.
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Uno de los grandes retos para la región de América Latina y el Caribe es superar las crisis ambiental y social teniendo en cuenta sus particularidades. Como lo explicó un panel de expertos en la tercera sesión de la cátedra “Repensar el futuro: alternativas para la transformación social-ecológica”, del Foro Nacional Ambiental (FNA) y el Centro ODS de la Universidad de los Andes, en la región, “la situación es crítica por las instituciones débiles, la riqueza cimentada en la explotación de los recursos naturales y las estructuras socioeconómicas profundamente desiguales”.

El coordinador de la cátedra, Manuel Rodríguez Becerra, habló sobre la necesidad de tener en cuenta las desigualdades y la concentración de la riqueza que se ha presentado en los últimos 50 años para buscar una transición social y ecológica en la región, y subrayó la tragedia ambiental de la región tal como se ha establecido ampliamente en la Cátedra. En esta sesión, tres personas expertas — Gonzalo Martner, profesor de la Universidad de Santiago de Chile, Alejandro Chanona, profesor e investigador en la Universidad Autónoma de México y Vivianne Ventura Dias, investigadora independiente y PHD en Economía Agrícola — hablaron sobre los componentes necesarios para transitar hacia una ecología en la que el ser humano respete los límites impuestos por la naturaleza y se erradique la miseria y las desigualdades sociales, dimensiones todas profundamente interrelacionadas.

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Primero, “esto no da para más”

El primer ponente fue Gonzalo Martner, quien participó, junto con los demás panelistas, en la elaboración del en el libro “Esto no da para más: hacia la transformación social-ecológica en América Latina” (2019). Lo primero que hay que tener en cuenta, como dijo el expositor, es que las sociedades humanas en general están atravesando un cambio de época que, por la crisis ambiental, amenaza la supervivencia del ser humano. El cambio climático, señaló, es el núcleo de los límites planetarios y con el calentamiento global, por ejemplo, se puede poner en riesgo la satisfacción de las necesidades humanas en un futuro cercano y se puede exponer al planeta, fácilmente, a catástrofes naturales.

La humanidad ha llegado a este punto por un modelo de consumo desbordado que hoy amenaza el bienestar del planeta, dijo. Por eso es necesario hablar sobre temas espinosos como la desigualdad y la acumulación de la riqueza. Teniendo en cuenta la información de World Inequality Database, Brasil, México, Chile y Colombia son los países más desiguales de la región, lo que implica que “millones de personas vivan en condiciones debajo de la dignidad humana”, señaló Martner.

Por otro lado, el expositor señaló que, si bien la esperanza de vida tiende a crecer con el aumento del PIB por habitante, lo cierto es que en la región influyen las políticas de los Estados: “Costa Rica es el país con esperanza de vida más alta, pero el PIB más elevado es el de Trinidad y Tobago, esta diferencia tiene que ver con las políticas que los Estados han formulado para el bienestar de sus habitantes”. Es necesario, entonces, ampliar la visión, pues no en todos los casos un aumento de PIB significa una menor huella ecológica o menor mortalidad infantil, por lo que es urgente pasar a una visión más integral, agregó Martner.

¿Qué es lo que no da para más? Según el expositor: “la idea de que el bienestar humano depende del crecimiento ilimitado de la producción y el consumo de bienes y de la extracción de recursos; la actitud que privilegia los intereses del corto plazo y la idea de que la acumulación de capital crea las bases materiales para el ser humano”. Para lograr una transformación, es necesario seguir los siguientes pasos: construir instituciones para la igualdad de oportunidades y derechos, valorizar la reciprocidad comunitaria y fortalecer la cultura de la responsabilidad y no conformarse con una ‘economía verde’, limitada a las tecnologías menos contaminantes”.

Para la transición ecológica, como dijo Martner, es importante tener en cuenta que la producción determina el consumo y por ende se necesitan cambios en los sistemas de producción y distribución, como cambiar el “despilfarro energético de los sectores de mayores ingresos y ampliar alternativas de movilidad así como crear nuevos impuestos y tarifas, especialmente aplicables a sectores de alta riqueza e ingresos”. América Latina y el Caribe, dijo, tiene una responsabilidad adicional para frenar los colapsos de ecosistemas estratégicos para el mundo, como lo es la Amazonia, que guarda entre 90 y 140 mil millones de toneladas métricas de carbono, esto quiere decir que allí se encuentra el 10% de la reserva global de carbono almacenado en el mundo.

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Por una nueva ética del cuidado

De acuerdo con Alejandro Chanona, doctor en Ciencias Políticas, para lograr una transición la región pasa por conocer los límites planetarios y las consecuencias de traspasarlos. “Con el cambio climático, por ejemplo, hemos llegado al punto en el que la pérdida de hielo marino en verano es irreversible, lo mismo la acidificación oceánica: una cuarta parte del CO2 que produce la humanidad se disuelve en los océanos, disminuyendo el PH del agua y poniendo en riesgo la supervivencia de diferentes organismos, como los corales. Además, se calcula que en 2050 por lo menos 500 millones de personas sufran de estrés hídrico por el uso que le estamos dando a las fuentes de agua”.

En su intervención, Chanona planteó la siguiente inquietud: “Superada la crisis del Covid-19, el riesgo es que volvamos a los viejos hábitos de consumo desenfrenado, propios de una sociedad hedonista. Hay propuestas para abordar la crisis climática pero lo que tendemos que ver es si continuará el extractivismo, la contaminación y la extinción acelerada de especies. Para cambiar se necesita una revolución de la consciencia, no solamente cambios en las políticas de los gobiernos. Actualmente pasamos por una crisis en nuestra relación con la naturaleza”.

La tercera panelista, la investigadora Vivianne Ventura Dias, hizo énfasis en la ética de la transformación ecológica. Dijo que la región debe tener en cuenta la ética de la solidaridad, “la responsabilidad y los cuidados del bien común. El modelo cultural del capitalismo ha sido ampliamente adoptado por todas las clases sociales de Latinoamérica. Sin embargo, con la pandemia hemos visto iniciativas solidarias de vecinos que han reunido recursos para entregar alimentos y medicinas a personas vulnerables. En la pandemia, los Estados acapararon primero material de protección como tapabocas y ahora las vacunas y, además, los servicios públicos de salud se mostraron deplorables. En la región necesitamos reconstruir los Estados”.

Como sociedad, añadió Ventura Dias, podemos comenzar a buscar nuevos valores éticos y una “nueva definición de la buena vida. No se trata de asumir la responsabilidad solo con el ser humano, sino con la vida en todas sus formas; se aplica a los recursos terrestres y a todas las especies. La ética del cuidado implica relaciones de reciprocidad y de largo plazo, pensando en las consecuencias de nuestras acciones con las generaciones futuras y garantizando la dignidad y el respeto por los seres vivos”. Esta ética, además, debe replantear los tiempos, pues según la expositora, hoy existe “una desproporción en los tiempos de producción de materias fósiles y su tiempo de consumo y luego de reconstitución y de absorción de desechos. Todo esto pasa por las formas de consumo aceleradas”.

Para terminar, los panelistas sostuvieron una conversación sobre los retos que enfrenta la región, incluyendo los efectos de la pandemia. Las movilizaciones sociales que se presentaron en 2019 estaban demostrando que existen varias inconformidades frente a los modelos actuales que generan la desigualdad, como señalaron los ponentes, y estas seguramente aparecerán de nuevo para cuestionar no solo los problemas económicos y sociales de la región, sino también para pedir una nueva relación del ser humano con la naturaleza.

Para conocer más sobre la cátedra, haga clic aquí.

Por Centro ODS

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Pedro(18355)05 de marzo de 2021 - 01:25 a. m.
Muy inteligentes. Pero nos tenemos que remangar y crear una producción nueva, eso implica meterse en el diseño y la ingeniería de todo lo que consumimos, y ver de hacerlo de acuerdo con un patrón cultural. O sea, ya tenemos la teoría pero nadie pasa a la práctica. En nuestra tradición, remangarse y meterse a un taller y experimentar con materiales y energías y procesos, eso casi no existe.
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