El sorpresivo huracán Milton y por qué inquieta a los científicos
Lo que ha ocurrido con el huracán Milton no ha dejado de causar sorpresa entre quienes estudian estos fenómenos. Florida, el estado al que llega hoy, está en alerta máxima, pues puede ser muy destructor, dicen las autoridades.
En el momento en el que escribimos este artículo —la noche del 8 de octubre— el huracán Milton permanece como categoría 5, la más alta en la escala Saffir-Simpson. Es posible que se mantenga así en el momento de llegar a las costas de Florida, en Estados Unidos, o que baje de categoría. También es posible, como lo indica el National Hurricane Center de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), que el miércoles 9 de octubre, entre las 2 p.m. y las 8 p.m. toque tierra. No es fácil tener precisión absoluta a la hora de predecir el comportamiento de los huracanes, pero cualquier adjetivo (“devastador”, “amenazante”, “peligroso”) parece quedarse corto para describir lo que esperan las autoridades de Milton.
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En el momento en el que escribimos este artículo —la noche del 8 de octubre— el huracán Milton permanece como categoría 5, la más alta en la escala Saffir-Simpson. Es posible que se mantenga así en el momento de llegar a las costas de Florida, en Estados Unidos, o que baje de categoría. También es posible, como lo indica el National Hurricane Center de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), que el miércoles 9 de octubre, entre las 2 p.m. y las 8 p.m. toque tierra. No es fácil tener precisión absoluta a la hora de predecir el comportamiento de los huracanes, pero cualquier adjetivo (“devastador”, “amenazante”, “peligroso”) parece quedarse corto para describir lo que esperan las autoridades de Milton.
La costa oeste de Florida, donde está la bahía de Tampa, puede llevar la peor parte. El último aviso que publicó la NOAA indica que, cuando Milton toque tierra, ese lugar estará expuesto a una marejada ciclónica. Eso quiere decir que, posiblemente, habrá inundaciones que amenacen la vida de quienes viven allí. También puede haber olas “grandes y destructivas”. En el peor de los casos, habrá lugares en los que el agua podría superar los cuatro metros.
Para quienes viven en esos puntos, la alcaldesa de Tampa, Jane Castor, envió un mensaje sencillo: “Puedo decir sin dramatizar en absoluto: si deciden quedarse en una de esas zonas de evacuación van a morir”. De hecho, varios condados ya tienen desde el martes en la tarde una orden de evacuación obligatoria.
Milton ha sido una sorpresa para los científicos que estudian huracanes. En menos de 24 horas pasó de ser una tormenta tropical, que no generaba mayor inquietud, a un huracán categoría 5. Sus vientos sostenidos alcanzaron los 290 kilómetros por hora (km/h). Para verlo en perspectiva, el huracán Helen, de hace unos días, tocó tierra cpn vientos de hasta 225 km/h. No hace falta recordar que, al dejar más de 200 fallecidos, se convirtió en el más mortífero en la historia de Estados Unidos. Aun peor que Katrina, que en 2005 inundó Nueva Orleans y varias ciudades costeras.
¿Por qué Milton está presentando ese comportamiento? El principal motivo es que se han dado las condiciones casi perfectas para que se forme y se fortalezca. Angela Colbert, PhD en meteorología, usaba como analogía una galleta, en un artículo de divulgación publicado en la página de la NASA para explicarlo mejor: “Si se cambia demasiado algún ingrediente, la galleta quedará demasiado plana o demasiado seca. Lo mismo ocurre con los huracanes: si alguno de los cuatro ingredientes principales cambia demasiado, la tormenta no se puede formar o debilitar”.
El huracán Milton tiene esos cuatro ingredientes. Uno de los principales, como le decía a The Atlantic Michael Wehner, científico del clima del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en California, son las altas temperaturas de la superficie del océano. Un mar más caliente se traduce en mayores velocidades de viento.
Zachary Handlos y Ali Sarhadi, profesores en ciencias atmosféricas del Instituto de Tecnología de Georgia, lo ponían en estos términos en un artículo que escribieron hace un par de días en The Conversation: las temperaturas cálidas de la superficie del mar, especialmente si son más profundas, les dan la energía necesaria a los huracanes para que se intensifiquen.
Otras variables que también entran en juego son la humedad de la atmósfera y, como apuntaba Colbert, “la dinámica interna, como las ráfagas de tormentas eléctricas intensas dentro de la rotación de un ciclón”. Finalmente, está lo que los científicos llaman la “cizalladura del viento”. Cuando es baja, como suele ocurrir cuando se presenta el fenómeno de La Niña (como ahora), la tormenta puede “mantenerse agradable y verticalmente apilada”, explicaba en The Atlantic Kim Wood, científico atmosférico de la Universidad de Arizona. Además, tiene un núcleo circular simétrico, que impide que se disperse fácilmente.
Saber si el cambio climático es el culpable de estos fenómenos es una pregunta a la que hacen falta varias respuestas. A medida que los investigadores han ido recopilando evidencia, sospechan que en un planeta más caliente puede haber una intensificación más rápida de los huracanes. Como escribía en Tom Knutson, científico del Geophysical Fluid Dynamics Laboratory, de la NOAA, en una revisión de evidencia, aún es prematuro concluir con un alto grado de confianza que el incremento de los gases de efecto invernadero —causantes del calentamiento global— han cambiado la actividad de huracanes en el Atlántico.
Eso no quiere decir, apuntaba, que no haya elementos en los que hemos incidido los humanos que ocasionen que los huracanes causen más estragos. Por ejemplo, las inundaciones que puede causar Milton podrían ser mucho más graves en territorios donde ha habido un aumento del nivel del mar.
Según la revisión de Knutson, también se prevé que la proporción mundial de ciclones tropicales que alcanzan niveles muy intensos (categorías 4 y 5) aumente debido al calentamiento antropogénico durante el siglo XXI y que en un mundo más caliente (de 2 grados Celsius) incremente la intensidad de los ciclones tropicales entre un 1 y 10 %.
De la bolsa no se puede excluir otro elemento que reseñaba Colbert: hasta ahora, aseguraba, la mayoría de los aumentos de huracanes y tormentas tropicales que ha habido desde la década de 1980 se deben a variaciones climáticas naturales, aunque hay algunos estudios que sugieren que esa intensificación es muy extraña y fuerte para solo explicarla por la variabilidad natural.
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