El top 10 de lugares en Colombia donde hay más plantas útiles amenazadas
En el país hay 7.472 plantas que tienen algún uso medicinal, alimenticio u ornamental; pero algunas están en riesgo. Un equipo de investigadores las identificó y hace un llamado a protegerlas y conservarlas.
César Giraldo Zuluaga
Que Colombia es uno de los países con mayor biodiversidad del planeta es un mensaje que, en las últimas décadas, se ha escuchado con frecuencia. Sin embargo, es difícil dimensionar la riqueza de plantas, animales y ecosistemas que hay el país. (Lea Retrasar la transición energética podría costarle a Colombia 88.000 millones de dólares)
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Que Colombia es uno de los países con mayor biodiversidad del planeta es un mensaje que, en las últimas décadas, se ha escuchado con frecuencia. Sin embargo, es difícil dimensionar la riqueza de plantas, animales y ecosistemas que hay el país. (Lea Retrasar la transición energética podría costarle a Colombia 88.000 millones de dólares)
Si hablamos de plantas, por ejemplo, en Colombia se encuentran, al menos, 29.000 especies de flora. De estas, según un reciente trabajo liderado por el Instituto Humboldt y el Real Jardín Botánico de Kew (Inglaterra), sabemos que 7.472 tienen algún uso, ya sea medicinal, alimenticio, insecticida u ornamental.
Para Mauricio Diazgranados, biólogo colombiano que desde hace unas semanas se desempeña como director científico del Jardín Botánico de Nueva York, esta abundancia de plantas útiles, como se conoce a estas especies, debería servir para “mejorar las condiciones de vida de las comunidades y contribuir con soluciones para algunos de los desafíos más importantes que tenemos en la humanidad, como el cambio climático, la pobreza, la desigualdad y los problemas de seguridad alimentaria y salud, entre otros”.
Sin embargo, señala Diazgranados, quien lleva décadas investigando estas plantas útiles en el país, “como son tan importantes, es fundamental detenernos un momento a pensar y proponer cuáles son las áreas geográficas claves para la conservación de estas especies”. (Lea Una nueva ventana de esperanza se abre para la Amazonia)
Ese, precisamente, fue el trabajo que adelantó durante varios meses con la bióloga británica Laura Kor, quien adelanta la investigación de su doctorado sobre conservación de la diversidad en el Real Jardín Botánico de Kew. Los resultados de su investigación fueron publicados en julio en la revista académica Biological Conservation.
¿Dónde están las plantas útiles de Colombia?
Kor y Diazgranados se conocieron en el Real Jardín Botánico de Kew, en donde el biólogo colombiano fue líder de investigación por siete años. En 2019, ambos empezaron a trabajar en el proyecto “Plantas útiles y hongos de Colombia”, liderado por esa institución, que tuvo el apoyo de más de 140 investigadores de varios países y 26 instituciones colombianas.
El año pasado, fruto de ese trabajo, se presentó el primer catálogo para el país de estos dos reinos —vegetal y fungi—, en donde se describen más de 7.000 especies de flora y otras 7.241 de hongos.
En el marco de este proyecto, que es financiado por el Gobierno del Reino Unido, los investigadores también identificaron dónde se encuentran las plantas útiles, cuál es su estado de conservación e, incluso, cómo se podrían usar en lo que los expertos llaman “cadenas de valor sostenibles”.
Allí, el trabajo de Kor se enfocó, como ella explica, “en el concepto de la conservación a través del uso. Puede ser muy complicado, pero, en teoría, usar las especies puede conducir a la conservación”.
En palabras de Diazgranados, “tenemos la visión de que se puede hacer conservación a través del uso, porque lo que utiliza se valora y lo que se valora se conserva”. Para determinar cuáles son las zonas del país que se deben conservar por la presencia de plantas útiles, los biólogos utilizaron, por primera vez para Colombia, el enfoque Áreas Importantes para las Plantas (IPA por su sigla en inglés).
Este enfoque global, que en los últimos años se ha implementado principalmente en algunos países europeos, se basa en tres criterios: especies amenazadas, riqueza botánica excepcional y hábitats amenazados. Para la reciente investigación, Kor y Diazgranados emplearon los dos primeros.
A grandes rasgos, el primer criterio busca clasificar a las plantas dependiendo del grado de amenaza en el que se encuentre, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El segundo varía de acuerdo con cada una de las 13 regiones en las que fue dividido el país para la investigación, pero apunta a “donde está la mayor cantidad de especies diferentes de plantas útiles en una misma área”, explica Kor.
Para aplicar este análisis, los investigadores dividieron al país en 11.959 cuadrículas de 10 kilómetros por 10 kilómetros. Tras aplicar los dos criterios —especies amenazadas y riqueza botánica—, los resultados indicaron que 980 cuadrículas cumplían con al menos uno de estos; en otras palabras, que esas casi 1.000 cuadrículas podían ser consideradas Área Importante para las Plantas.
El problema, comenta Kor, es que 980 grillas “es mucho; es una parte grande de Colombia”. Para ser más precisos, los investigadores clasificaron estas áreas como de alta, media o baja prioridad para su investigación y posterior declaración como IPA. Aun con la priorización, obtuvieron 46 áreas altamente prioritarias, lo que seguía siendo un número muy grande. Por eso, se decantaron por determinar el top 10 de lugares de “máxima prioridad”.
“Lo que nosotros sugerimos es que esas son las áreas en las que deberían enfocarse. Primero, para la realización de trabajos de campo en los que se chequee que las plantas que creemos que están allí realmente están y, en segundo punto, para su protección”, comenta la bióloga.
Kor y Diazgranados consideran este enfoque novedoso por distintas razones. La primera es su énfasis en las plantas. “Estas son fundamentales para la vida en la Tierra, pero aún en la conservación el enfoque sigue estando concentrado en animales muy carismáticos, tanto en las áreas de conservación como en el dinero que se destina”, apunta la bióloga británica.
La segunda razón para Kor está muy relacionada en la conservación mediante el uso y se relaciona con que este enfoque reconoce a las comunidades en estos ejercicios. “Esto permite traer diferentes tipos de conocimientos, no solamente los datos científicos”, dice.
Mientras tanto, Diazgranados resalta el tamaño de las áreas propuestas: “se puede tener la identificación de una IPA que albergue a las poblaciones de plantas y esa área puede ser relativamente pequeña”. Por mencionar un ejemplo, la IPA propuesta en Nuquí (Chocó) abarca poco más de 2.000 hectáreas. Para que se haga una idea, eso es solo tres veces el área que cubre el parque Simón Bolívar en Bogotá.
Que las IPA sean relativamente pequeñas, si se comparan con otras figuras de protección, facilita el trabajo para su declaración y protección, aseguran los investigadores. Diazgranados cuenta que, además de identificar estas áreas, combinaron la información de las coordenadas a nivel veredal. La idea, explica, “es poder llegarles a los alcaldes de los municipios y decirles: ‘Vea, en esta vereda hay unas plantas muy importantes a nivel nacional para que usted, por favor, considere la implementación de prácticas de conservación’”.
La declaratoria de Áreas Importantes para las Plantas es fundamental si se considera que solo el 19,8 % de las 980 IPA potenciales del país están bajo alguna figura de conservación nacional o internacional, de acuerdo con los hallazgos de la investigación.
Diazgranados y Kor señalan que este estudio es el primero de varios pasos que el país debe dar para declarar IPA en un futuro. Esperan que tras la publicación de su investigación, las instituciones ambientales del país, en compañía de universidades, emprendan proyectos para “adelantar las caracterizaciones de las áreas y, efectivamente, comenzar proyectos de conservación en estas áreas propuestas y otras que puedan surgir”, apunta Diazgranados.
Además, concluye Kor, será necesario iniciar un trabajo con las comunidades para ver cómo se puede hacer un uso o manejo sostenible de las especies que se encuentran en sus territorios.