Eliminar subsidio a combustibles fósiles reduciría emisiones hasta en 10% para 2030
Entrevista con la investigadora Inês Azevedo, una de las autoras del último informe del IPCC y profesora del Departamento de Ingeniería de Recursos Energéticos de la Universidad de Stanford. También señala que el uso de carbón debería caer entre un 67% y un 82% para ese año.
María Mónica Monsalve
El último informe que publicó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), un panel de científicos que reunió la ONU y que explora, cada cierto tiempo, cuál es la última evidencia científica sobre ese fenómeno, dio unas señales importantes sobre mitigación. En otras palabras, analizó si hemos logrado reducir las emisiones de gases responsables de efecto invernadero y dio pistas de qué rutas debemos seguir para lograr limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 2°C para finales de siglo. (Le puede interesar: IPCC: seis conclusiones del informe de la ONU sobre mitigación del cambio climático)
Frente a lo primero, el informe del IPCC advierte que las emisiones por actividades humanas continuaron incrementando entre los años 2010 y 2019. Y, de hecho, fueron más altas en 2019 si se comparan con las del 2010. Aunque los responsables de esto son varios sectores, hay uno que, a nivel mundial, “lleva la delantera”: para 2019 el 34% de las emisiones las puso el sector energético. Lo que significa que es un área en la que se deben dar cambios profundos.
Para conocer mejor qué dice el reporte sobre este tema, El Espectador habló con la investigadora Inês Azevedo, profesora del Departamento de Ingeniería de Recursos Energéticos de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), y una de las autoras del capítulo seis, sobre sistemas energéticos, del informe del IPCC.
El informe señala que, de nuevo y actualmente, el sistema energético es la mayor fuente de emisiones a nivel global. ¿En términos de porcentaje, qué tanto se necesita reducir el consumo de combustibles fósiles a 2030 para lograr limitar el calentamiento global a menos de 2°C para finales de siglo?
Sí, efectivamente, las emisiones relacionadas con la energía son las que más contribuyen al cambio climático, pero, ojalá, también serán parte de la solución. En este momento, el uso de combustibles fósiles representa dos tercios de las emisiones antropogénicas globales anuales totales, con alrededor de 38 GtCO2 por año. A nivel mundial, el informe encuentra que limitar el calentamiento muy por debajo de 2°C requeriría que, para 2030, las emisiones de CO2 se reduzcan entre un tercio y la mitad de los niveles de emisiones actuales.
Entonces, disminuir el uso de carbón (sin captura y secuestro de carbono), contribuirá de manera importante a la reducción de emisiones. El uso de carbón (de nuevo, sin tecnología de captura y secuestro de carbono) debería caer entre un 67% y un 82% para 2030, si queremos mantenernos en escenarios que limiten el calentamiento global a 1.5°C. El carbón tendría que ser virtualmente eliminado en las siguientes décadas. (Le sugerimos: ¿Eliminar el carbón? Discusión incómoda en Colombia)
¿Y cuál debería ser el panorama para el gas y el petróleo para 2030?
El gas natural (para generar electricidad y para propósitos industriales) puede seguir siendo usado para 2030 y su uso debería alcanzar su punto máximo en algún momento entre el 2035 y el 2050. Para 2050, sin embargo, el uso del gas natural deberá reducirse hasta en un tercio. (Lea también: Gas como energía de transición, ¿una trampa para impulsar el “fracking”?)
En cuanto al petróleo, el consumo tendría que disminuir sustancialmente a largo plazo, pero podría continuar usándose hasta mediados de siglo, si el fin es el limitar el calentamiento a 2°C. Si nuestro objetivo es limitar el aumento de la temperatura en 1,5°C o menos, entonces el consumo de debería comenzar a disminuir de inmediato.
Ahora, hay que tener en cuenta que otras fuentes y tecnologías de energía traen buenas noticias: el costo de la energía solar, eólica y de las baterías ha disminuido muy rápidamente, y en varios lugares ahora son más bajos que el costo de producir electricidad con combustibles fósiles. A pesar de eso, debemos preocuparnos de combinar fuentes de energía renovable variable con almacenamiento o tecnologías de generación de electricidad con bajas emisiones de carbono para garantizar una red confiable.
¿Y esa reducción en combustibles fósiles debe ser igual para todos los países, incluso para los de más ingresos y menos ingresos?
Respondería a esto sin pensar en los objetivos que probablemente propongan las naciones, sino centrándome en los cambios que se necesitan para limitar el calentamiento por debajo de 1,5°C o 2 °C. El informe muestra que el momento y el nivel de los objetivos pueden ser muy diferentes en las diversas regiones y, por supuesto, estas pueden ser múltiples combinaciones entre países y cronogramas de reducción de emisiones.
Una buena fuente para visualizar esto es la figura 6.27 del informe (abajo, en inglés). Allí se indica que, en algunas vías, África podría aumentar sus emisiones en las próximas dos décadas y los objetivos globales de limitar el calentamiento por debajo de 1.5°C o 2°C aún serían posibles. Otras regiones, como países de la OCDE o la Unión Europea, sin embargo, deberán reducir sus emisiones desde los niveles actuales para 2030, si queremos mantenernos en este límite de calentamiento de 1.5°C o 2°C.
El IPCC también señala que para una transición energética es clave reducir la financiación y los subsidios a los combustibles fósiles. ¿Qué pasos se deberían tomar primero, según la evidencia más reciente?
Sí, efectivamente un primer paso que destaca el informe es la necesidad de eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, lo que podría conducir a una reducción de las emisiones entre un 1% y un 10 % para 2030. Otras estrategias son implementar paquetes de políticas integrales que incluyan mecanismos regulatorios tales como estándares de permisos negociables, estándares tecnológicos, apoyo a investigación y desarrollo, programas de información, acuerdos voluntarios y compras públicas.
Un argumento recurrente para no impulsar las energías renovables – argumento que incluso usan algunos gobiernos – es que los recursos primarios de las hidroeléctricas, eólicas y solares se verán afectadas por el cambio climático. ¿Qué evidencia da el reporte sobre esto?
De hecho, diferentes partes del sistema energético se verán afectadas por el cambio climático, y esto se aplica tanto a los combustibles renovables como a los fósiles. Sin embargo, el informe establece que, “a nivel mundial, los impactos del cambio climático […] no deberían comprometer las estrategias de mitigación climática”.
Ahora, a nivel regional, el impacto puede ser significativo, y puede tener impactos positivos y negativos, incluso dentro de un tipo de recurso, según la ubicación. La energía hidroeléctrica es un caso en el que el cambio climático puede tener efectos importantes, ya que las sequías pueden afectar la disponibilidad de energía hidroeléctrica en algunas regiones, mientras que en latitudes altas la disponibilidad de energía hidroeléctrica en realidad puede aumentar. La energía eólica y la solar no enfrentarán consecuencias importantes debido al cambio climático, ya que es probable que sus patrones de recursos no cambien sustancialmente en las condiciones futuras.
¿Y sobre el impacto que el cambio climático tendrá en energías a partir de combustibles fósiles?
Las operaciones de las plantas de carbón y gas sí se verán afectadas por el cambio climático. Por ejemplo, el reporte señala que los cambios en la temperatura afectan la eficiencia y generación de electricidad de las plantas de gas natural. Además, que las sequías pueden disminuir la disponibilidad potencial de agua de refrigeración que se necesita para las centrales eléctricas de combustibles fósiles.
¿En este punto, qué tanto necesitamos y podemos depender de las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono para mitigar el cambio climático?
Estas tecnologías son clave para el sector energético (usándolo en la generación de electricidad a partir de carbón, gas natural, petróleo y biomasa), así como para algunas industrias (como la química y la producción de cemento), lo que quiere decir que las necesitamos para que podamos limitar el calentamiento a debajo de 1.5°C o 2°C. Sin embargo, estamos rezagados en sus tasas de crecimiento necesarias para lograr el objetivo de mitigación requerido para estar muy por debajo de 2°C. Faltan instrumentos de política para ampliar estas estrategias.
Hay un concepto que se reitera en el informe: sistemas de energía neta cero. ¿En qué consiste?
Es una gran pregunta, ya que cuando se refieren al sistema de energía neta cero como a la misma definición de sistemas de energía a menudo abarcan diferentes aspectos. No hay una definición estándar utilizada por todos. En el informe, entonces, definimos un sistema energético como uno en el que se abarcan aspectos físicos y sociales. La parte física del sistema incluye las fuentes de energía, así como su transporte, transformación de energía, transmisión, distribución y uso de energía. Los aspectos sociales reflejan preferencias por diferentes bienes y servicios, y se ven afectados por políticas, leyes y reglamentos.
Ahora, cuando se habla de los sistemas de energía neta cero se refiere solo a la porción física del sistema y corresponde a condiciones bajo las cuales las emisiones netas de CO2 (o, a veces, todos los gases de efecto invernadero) son cero. En nuestro capítulo, definimos los sistemas de energía neta cero como sistemas de energía que producen muy pocas o ninguna emisión de CO2.
¿Podría mencionar tres ideas claves para lograr este sistema a nivel mundial?
Como lo dije, la composición de los sistemas de energía neta cero variará para las diferentes regiones y países, dependiendo de su estructura económica, recursos endógenos, políticas y preferencias. Sin embargo, citaría los siguientes 3 aspectos que serán necesarios para lograr este sistema. Lo primero, es un sector eléctrico que produzca electricidad utilizando emisiones de CO2 (o gases de efecto invernadero) muy bajas o casi nulas. Lo segundo, es lograr una gran electrificación de los usos finales (como el uso de vehículos eléctricos y el uso de electricidad para calentar, cocinar, calentar agua, etc.), así como usar menos energía o usarla de manera más eficiente. Finalmente, limitar el uso de combustibles fósiles que no tengan tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
¿Y para cuándo, a nivel global, necesitaríamos un sistema de energía neta cero para poder cumplir con la meta de limitar el aumento de la temperatura por debajo de 2°C?
Hay un rango de años en todos los escenarios de modelado, pero esto debería lograrse a partir de 2060 en adelante.
El último informe que publicó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), un panel de científicos que reunió la ONU y que explora, cada cierto tiempo, cuál es la última evidencia científica sobre ese fenómeno, dio unas señales importantes sobre mitigación. En otras palabras, analizó si hemos logrado reducir las emisiones de gases responsables de efecto invernadero y dio pistas de qué rutas debemos seguir para lograr limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 2°C para finales de siglo. (Le puede interesar: IPCC: seis conclusiones del informe de la ONU sobre mitigación del cambio climático)
Frente a lo primero, el informe del IPCC advierte que las emisiones por actividades humanas continuaron incrementando entre los años 2010 y 2019. Y, de hecho, fueron más altas en 2019 si se comparan con las del 2010. Aunque los responsables de esto son varios sectores, hay uno que, a nivel mundial, “lleva la delantera”: para 2019 el 34% de las emisiones las puso el sector energético. Lo que significa que es un área en la que se deben dar cambios profundos.
Para conocer mejor qué dice el reporte sobre este tema, El Espectador habló con la investigadora Inês Azevedo, profesora del Departamento de Ingeniería de Recursos Energéticos de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), y una de las autoras del capítulo seis, sobre sistemas energéticos, del informe del IPCC.
El informe señala que, de nuevo y actualmente, el sistema energético es la mayor fuente de emisiones a nivel global. ¿En términos de porcentaje, qué tanto se necesita reducir el consumo de combustibles fósiles a 2030 para lograr limitar el calentamiento global a menos de 2°C para finales de siglo?
Sí, efectivamente, las emisiones relacionadas con la energía son las que más contribuyen al cambio climático, pero, ojalá, también serán parte de la solución. En este momento, el uso de combustibles fósiles representa dos tercios de las emisiones antropogénicas globales anuales totales, con alrededor de 38 GtCO2 por año. A nivel mundial, el informe encuentra que limitar el calentamiento muy por debajo de 2°C requeriría que, para 2030, las emisiones de CO2 se reduzcan entre un tercio y la mitad de los niveles de emisiones actuales.
Entonces, disminuir el uso de carbón (sin captura y secuestro de carbono), contribuirá de manera importante a la reducción de emisiones. El uso de carbón (de nuevo, sin tecnología de captura y secuestro de carbono) debería caer entre un 67% y un 82% para 2030, si queremos mantenernos en escenarios que limiten el calentamiento global a 1.5°C. El carbón tendría que ser virtualmente eliminado en las siguientes décadas. (Le sugerimos: ¿Eliminar el carbón? Discusión incómoda en Colombia)
¿Y cuál debería ser el panorama para el gas y el petróleo para 2030?
El gas natural (para generar electricidad y para propósitos industriales) puede seguir siendo usado para 2030 y su uso debería alcanzar su punto máximo en algún momento entre el 2035 y el 2050. Para 2050, sin embargo, el uso del gas natural deberá reducirse hasta en un tercio. (Lea también: Gas como energía de transición, ¿una trampa para impulsar el “fracking”?)
En cuanto al petróleo, el consumo tendría que disminuir sustancialmente a largo plazo, pero podría continuar usándose hasta mediados de siglo, si el fin es el limitar el calentamiento a 2°C. Si nuestro objetivo es limitar el aumento de la temperatura en 1,5°C o menos, entonces el consumo de debería comenzar a disminuir de inmediato.
Ahora, hay que tener en cuenta que otras fuentes y tecnologías de energía traen buenas noticias: el costo de la energía solar, eólica y de las baterías ha disminuido muy rápidamente, y en varios lugares ahora son más bajos que el costo de producir electricidad con combustibles fósiles. A pesar de eso, debemos preocuparnos de combinar fuentes de energía renovable variable con almacenamiento o tecnologías de generación de electricidad con bajas emisiones de carbono para garantizar una red confiable.
¿Y esa reducción en combustibles fósiles debe ser igual para todos los países, incluso para los de más ingresos y menos ingresos?
Respondería a esto sin pensar en los objetivos que probablemente propongan las naciones, sino centrándome en los cambios que se necesitan para limitar el calentamiento por debajo de 1,5°C o 2 °C. El informe muestra que el momento y el nivel de los objetivos pueden ser muy diferentes en las diversas regiones y, por supuesto, estas pueden ser múltiples combinaciones entre países y cronogramas de reducción de emisiones.
Una buena fuente para visualizar esto es la figura 6.27 del informe (abajo, en inglés). Allí se indica que, en algunas vías, África podría aumentar sus emisiones en las próximas dos décadas y los objetivos globales de limitar el calentamiento por debajo de 1.5°C o 2°C aún serían posibles. Otras regiones, como países de la OCDE o la Unión Europea, sin embargo, deberán reducir sus emisiones desde los niveles actuales para 2030, si queremos mantenernos en este límite de calentamiento de 1.5°C o 2°C.
El IPCC también señala que para una transición energética es clave reducir la financiación y los subsidios a los combustibles fósiles. ¿Qué pasos se deberían tomar primero, según la evidencia más reciente?
Sí, efectivamente un primer paso que destaca el informe es la necesidad de eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, lo que podría conducir a una reducción de las emisiones entre un 1% y un 10 % para 2030. Otras estrategias son implementar paquetes de políticas integrales que incluyan mecanismos regulatorios tales como estándares de permisos negociables, estándares tecnológicos, apoyo a investigación y desarrollo, programas de información, acuerdos voluntarios y compras públicas.
Un argumento recurrente para no impulsar las energías renovables – argumento que incluso usan algunos gobiernos – es que los recursos primarios de las hidroeléctricas, eólicas y solares se verán afectadas por el cambio climático. ¿Qué evidencia da el reporte sobre esto?
De hecho, diferentes partes del sistema energético se verán afectadas por el cambio climático, y esto se aplica tanto a los combustibles renovables como a los fósiles. Sin embargo, el informe establece que, “a nivel mundial, los impactos del cambio climático […] no deberían comprometer las estrategias de mitigación climática”.
Ahora, a nivel regional, el impacto puede ser significativo, y puede tener impactos positivos y negativos, incluso dentro de un tipo de recurso, según la ubicación. La energía hidroeléctrica es un caso en el que el cambio climático puede tener efectos importantes, ya que las sequías pueden afectar la disponibilidad de energía hidroeléctrica en algunas regiones, mientras que en latitudes altas la disponibilidad de energía hidroeléctrica en realidad puede aumentar. La energía eólica y la solar no enfrentarán consecuencias importantes debido al cambio climático, ya que es probable que sus patrones de recursos no cambien sustancialmente en las condiciones futuras.
¿Y sobre el impacto que el cambio climático tendrá en energías a partir de combustibles fósiles?
Las operaciones de las plantas de carbón y gas sí se verán afectadas por el cambio climático. Por ejemplo, el reporte señala que los cambios en la temperatura afectan la eficiencia y generación de electricidad de las plantas de gas natural. Además, que las sequías pueden disminuir la disponibilidad potencial de agua de refrigeración que se necesita para las centrales eléctricas de combustibles fósiles.
¿En este punto, qué tanto necesitamos y podemos depender de las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono para mitigar el cambio climático?
Estas tecnologías son clave para el sector energético (usándolo en la generación de electricidad a partir de carbón, gas natural, petróleo y biomasa), así como para algunas industrias (como la química y la producción de cemento), lo que quiere decir que las necesitamos para que podamos limitar el calentamiento a debajo de 1.5°C o 2°C. Sin embargo, estamos rezagados en sus tasas de crecimiento necesarias para lograr el objetivo de mitigación requerido para estar muy por debajo de 2°C. Faltan instrumentos de política para ampliar estas estrategias.
Hay un concepto que se reitera en el informe: sistemas de energía neta cero. ¿En qué consiste?
Es una gran pregunta, ya que cuando se refieren al sistema de energía neta cero como a la misma definición de sistemas de energía a menudo abarcan diferentes aspectos. No hay una definición estándar utilizada por todos. En el informe, entonces, definimos un sistema energético como uno en el que se abarcan aspectos físicos y sociales. La parte física del sistema incluye las fuentes de energía, así como su transporte, transformación de energía, transmisión, distribución y uso de energía. Los aspectos sociales reflejan preferencias por diferentes bienes y servicios, y se ven afectados por políticas, leyes y reglamentos.
Ahora, cuando se habla de los sistemas de energía neta cero se refiere solo a la porción física del sistema y corresponde a condiciones bajo las cuales las emisiones netas de CO2 (o, a veces, todos los gases de efecto invernadero) son cero. En nuestro capítulo, definimos los sistemas de energía neta cero como sistemas de energía que producen muy pocas o ninguna emisión de CO2.
¿Podría mencionar tres ideas claves para lograr este sistema a nivel mundial?
Como lo dije, la composición de los sistemas de energía neta cero variará para las diferentes regiones y países, dependiendo de su estructura económica, recursos endógenos, políticas y preferencias. Sin embargo, citaría los siguientes 3 aspectos que serán necesarios para lograr este sistema. Lo primero, es un sector eléctrico que produzca electricidad utilizando emisiones de CO2 (o gases de efecto invernadero) muy bajas o casi nulas. Lo segundo, es lograr una gran electrificación de los usos finales (como el uso de vehículos eléctricos y el uso de electricidad para calentar, cocinar, calentar agua, etc.), así como usar menos energía o usarla de manera más eficiente. Finalmente, limitar el uso de combustibles fósiles que no tengan tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
¿Y para cuándo, a nivel global, necesitaríamos un sistema de energía neta cero para poder cumplir con la meta de limitar el aumento de la temperatura por debajo de 2°C?
Hay un rango de años en todos los escenarios de modelado, pero esto debería lograrse a partir de 2060 en adelante.