Ecopetrol destapa sus cartas y se la juega por el gas para la transición energética
En Dubái, donde se lleva a cabo la Cumbre de Cambio Climático, Ecopetrol anunció que se sumaba a las petroleras del mundo para reducir sus emisiones de metano. Al mismo tiempo, presentó su plan para impulsar el gas natural (principal fuente de metano) como la clave para la transición en el país.
Daniela Quintero Díaz
Las negociaciones en la COP28 se acercan al final de su primera semana. Luego de cinco días llenos de anuncios y de la presencia de mandatarios, primeros ministros, monarcas y funcionarios de alto nivel entre los pasillos del Dubái Expo 2020, empieza a concluir el llamado segmento “de alto nivel” y comienza a ponerse el foco en los detalles del acuerdo que esperan lograr los países.
Pero esta COP ha tenido una particularidad. A diferencia de otras cumbres climáticas, la de este año ha tenido una gran participación de la industria del gas y del petróleo. Incluso, desde el discurso de apertura, el presidente de las negociaciones, el sultán Al Jaber, aseguró que esta sería “la conferencia que involucre a las compañías de petróleo y gas”. (Lea COP28: El “portafolio” con el que Colombia quiere reemplazar el petróleo y el gas)
La muestra es que esta semana, mientras se lanzaba el Compromiso Global de Metano (que busca reducir las emisiones un 30 % para 2030), 50 de las empresas petroleras más grandes del mundo hicieron otro anuncio. Lanzaron su propia “Carta para la descarbonización de petróleo y gas” (OGDC, por su sigla en inglés”). Entre las compañías firmantes se encontraban pesos pesados como ExxonMobil, Saudi Aramco, Abu Dhabi National Oil Company (Adnoc) y Shell.
En el documento se comprometen a reducir las emisiones de metano de los pozos de petróleo y gas en un 80 % para 2030, una cifra nada despreciable, pues la Agencia Internacional de Energía ya ha asegurado que, para alcanzar los compromisos del Acuerdo de París, se requiere reducir en un 75 % la cantidad de emisiones absolutas de metano a la atmósfera para 2030.
En el grupo de empresas que presentaron ese “compromiso” también estaba Ecopetrol. Según anunció su presidente, Ricardo Roa Barragán, en un evento desde Dubái, este año dejará “transferencias históricas para la nación por más de $51 billones (pesos)”. (Lea Colombia se suma al tratado para dejar atrás la extracción de combustibles fósiles)
En el mismo espacio también aseguró que en la hoja de ruta de la transición energética para Colombia “el gas se posiciona fuertemente como un elemento de transición”. Además, anunció un plan de inversión de más de US$20 mil millones (dólares) para impulsarlo en los próximos tres años, de los cuales, el 58% son para el desarrollo del negocio tradicional.
“En la medida que exista el gas natural hay que volverlo ese elemento de transición. La firmeza que tienen las energías sustentadas en el sol, en el viento, no es suficiente para garantizar esa demanda constante que tiene la energía en el mundo”, aseguró el presidente de Ecopetrol a El Espectador.
“Por eso, el gas natural ocupa un papel importante en la transición energética, más aún cuando hemos venido trabajando en unos proyectos para volver las reservas prospectivas (de baja maduración) en reservas contingentes y probadas. Esa es una gran apuesta de Ecopetrol para garantizar la seguridad energética del país”, agregó.
Sin embargo, aunque el gas natural emite entre un 50% y 60 % menos de dióxido de carbono (CO2) que el carbón —lo cual lo ha posicionado como una energía “más limpia” y “útil” para la transición energética—, también emite metano, que es hasta 80 veces más potente que el CO2 a la hora de generar calentamiento en la atmósfera.
Ese es uno de los motivos por los que proponer al gas como un combustible de transición está generando un gran debate. Es una discusión que no es nueva para Colombia, pues fue la apuesta del gobierno del expresidente Iván Duque.
¿Una apuesta insuficiente?
Pese a que la firma de la carta por parte de las grandes petroleras se leyó como una buena noticia, más de 300 organizaciones de la sociedad civil enviaron una misiva al presidente de la COP28, donde dejaban claros sus reparos. Indicaron, entre otras cosas, que estos esfuerzos voluntarios son “insuficientes” y “distraen” del objetivo principal: evitar que la temperatura del planeta supere los 1,5 °C para final de siglo.
En vez de cortar la quema de combustibles fósiles, aseguraron estas compañías se están enfocando en disminuir las emisiones operacionales, es decir, esas que ocurren antes de la combustión del gas y petróleo. De acuerdo con sus cifras, entre el 85% y 90 % de las emisiones de petróleo y gas de estas empresas provienen de esa combustión.
Las organizaciones también afirman que las empresas petroleras se han interesado, principalmente, en promover tecnologías para la captura y el almacenamiento de carbono. Sin embargo, hasta la fecha, esa tecnología solo ha capturado cerca de un 0,1 % de las emisiones anuales.
Por otra parte, ese camino no parece nada barato. Un informe publicado el lunes por la Universidad de Oxford muestra que depender de estos mecanismos para alcanzar el cero neto podría costarles a los gobiernos del mundo, al menos, US$30 billones más que si se impulsa el camino de las energías renovables, la eficiencia energética y la electrificación.
*Enviada especial a Dubái.
**Esta historia fue producida como parte de la Climate Change Media Partnership 2023, una beca de periodismo organizada por la Earth Journalism Network de Internews y el Centro Stanley para la Paz y la Seguridad.
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Las negociaciones en la COP28 se acercan al final de su primera semana. Luego de cinco días llenos de anuncios y de la presencia de mandatarios, primeros ministros, monarcas y funcionarios de alto nivel entre los pasillos del Dubái Expo 2020, empieza a concluir el llamado segmento “de alto nivel” y comienza a ponerse el foco en los detalles del acuerdo que esperan lograr los países.
Pero esta COP ha tenido una particularidad. A diferencia de otras cumbres climáticas, la de este año ha tenido una gran participación de la industria del gas y del petróleo. Incluso, desde el discurso de apertura, el presidente de las negociaciones, el sultán Al Jaber, aseguró que esta sería “la conferencia que involucre a las compañías de petróleo y gas”. (Lea COP28: El “portafolio” con el que Colombia quiere reemplazar el petróleo y el gas)
La muestra es que esta semana, mientras se lanzaba el Compromiso Global de Metano (que busca reducir las emisiones un 30 % para 2030), 50 de las empresas petroleras más grandes del mundo hicieron otro anuncio. Lanzaron su propia “Carta para la descarbonización de petróleo y gas” (OGDC, por su sigla en inglés”). Entre las compañías firmantes se encontraban pesos pesados como ExxonMobil, Saudi Aramco, Abu Dhabi National Oil Company (Adnoc) y Shell.
En el documento se comprometen a reducir las emisiones de metano de los pozos de petróleo y gas en un 80 % para 2030, una cifra nada despreciable, pues la Agencia Internacional de Energía ya ha asegurado que, para alcanzar los compromisos del Acuerdo de París, se requiere reducir en un 75 % la cantidad de emisiones absolutas de metano a la atmósfera para 2030.
En el grupo de empresas que presentaron ese “compromiso” también estaba Ecopetrol. Según anunció su presidente, Ricardo Roa Barragán, en un evento desde Dubái, este año dejará “transferencias históricas para la nación por más de $51 billones (pesos)”. (Lea Colombia se suma al tratado para dejar atrás la extracción de combustibles fósiles)
En el mismo espacio también aseguró que en la hoja de ruta de la transición energética para Colombia “el gas se posiciona fuertemente como un elemento de transición”. Además, anunció un plan de inversión de más de US$20 mil millones (dólares) para impulsarlo en los próximos tres años, de los cuales, el 58% son para el desarrollo del negocio tradicional.
“En la medida que exista el gas natural hay que volverlo ese elemento de transición. La firmeza que tienen las energías sustentadas en el sol, en el viento, no es suficiente para garantizar esa demanda constante que tiene la energía en el mundo”, aseguró el presidente de Ecopetrol a El Espectador.
“Por eso, el gas natural ocupa un papel importante en la transición energética, más aún cuando hemos venido trabajando en unos proyectos para volver las reservas prospectivas (de baja maduración) en reservas contingentes y probadas. Esa es una gran apuesta de Ecopetrol para garantizar la seguridad energética del país”, agregó.
Sin embargo, aunque el gas natural emite entre un 50% y 60 % menos de dióxido de carbono (CO2) que el carbón —lo cual lo ha posicionado como una energía “más limpia” y “útil” para la transición energética—, también emite metano, que es hasta 80 veces más potente que el CO2 a la hora de generar calentamiento en la atmósfera.
Ese es uno de los motivos por los que proponer al gas como un combustible de transición está generando un gran debate. Es una discusión que no es nueva para Colombia, pues fue la apuesta del gobierno del expresidente Iván Duque.
¿Una apuesta insuficiente?
Pese a que la firma de la carta por parte de las grandes petroleras se leyó como una buena noticia, más de 300 organizaciones de la sociedad civil enviaron una misiva al presidente de la COP28, donde dejaban claros sus reparos. Indicaron, entre otras cosas, que estos esfuerzos voluntarios son “insuficientes” y “distraen” del objetivo principal: evitar que la temperatura del planeta supere los 1,5 °C para final de siglo.
En vez de cortar la quema de combustibles fósiles, aseguraron estas compañías se están enfocando en disminuir las emisiones operacionales, es decir, esas que ocurren antes de la combustión del gas y petróleo. De acuerdo con sus cifras, entre el 85% y 90 % de las emisiones de petróleo y gas de estas empresas provienen de esa combustión.
Las organizaciones también afirman que las empresas petroleras se han interesado, principalmente, en promover tecnologías para la captura y el almacenamiento de carbono. Sin embargo, hasta la fecha, esa tecnología solo ha capturado cerca de un 0,1 % de las emisiones anuales.
Por otra parte, ese camino no parece nada barato. Un informe publicado el lunes por la Universidad de Oxford muestra que depender de estos mecanismos para alcanzar el cero neto podría costarles a los gobiernos del mundo, al menos, US$30 billones más que si se impulsa el camino de las energías renovables, la eficiencia energética y la electrificación.
*Enviada especial a Dubái.
**Esta historia fue producida como parte de la Climate Change Media Partnership 2023, una beca de periodismo organizada por la Earth Journalism Network de Internews y el Centro Stanley para la Paz y la Seguridad.
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