En la COP29 hay más lobistas de los combustibles fósiles que de los países más vulnerables
Un informe reveló que más de 1.700 lobistas de combustibles fósiles hacen presencia en la cumbre climática de las Naciones Unidas. Sumados, estos negociadores son más numerosos que los delegados de los diez países más vulnerables a la crisis climática.
Al menos 1.773 lobistas de combustibles fósiles tienen acceso a la cumbre de la COP29 en Bakú (Azerbaiyán), según un reporte de la coalición internacional Kick Big Polluters Out (KBPO), que exige que los grandes contaminadores del planeta no tengan acceso a la formulación de políticas climáticas.
“Al igual que en las conversaciones sobre el clima de la COP28 del año pasado en Dubai, se ha concedido acceso a la COP29 a un número significativamente mayor de grupos de presión de los combustibles fósiles que a casi todas las delegaciones de los países. Estos son solo superados por las delegaciones enviadas por Azerbaiyán (2229), país anfitrión de la COP30 Brasil (1914) y Turquía (1862)”, se lee en el informe.
Para llegar a esta conclusiones, investigadores de la KBPO revisaron la lista de todos los participantes a la cumbre climática de las Naciones Unidas, pues estos deben declarar la organización para la que trabajan, la naturaleza de su relación con esta organización, su función y la delegación de la que forman parte. Esta última puede ser una delegación oficial de un país, un organismo de la ONU, una organización intergubernamental, una organización no gubernamental o un medio de comunicación.
Esta inspección los llevo a encontrar que la COP29 ha recibido a más lobistas de los combustibles fósiles que todos los delegados de las diez naciones más vulnerables a la crisis climática (Chad, Islas Salomón, Níger, Micronesia, Guinea-Bisáu, Somalia, Tonga, Eritrea, Sudán y Malí) que llevaron 1033 delgados.
“Las empresas de combustibles fósiles y sus sustitutos no deberían sentarse a la mesa de negociaciones donde se elabora la política climática; permitirles ese acceso es como soltar el gato entre las palomas”, declaró Kathy Mulvey, miembro de la Unión de Científicos Preocupados, uno de los más de 450 grupos pertenecientes a la coalición.
Gran parte de los miembros de estos grupos de presión ingresaron a la COP como parte de asociaciones comerciales. Uno de los principales es la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA, por sus siglas en inglés), que llevó a 43 personas, entre ellas representantes de TotalEnergies y Glencore. Por su parte, Chevron, ExxonMobil, BP, Shell y Eni, que aportaron un total combinado de 39 lobistas.
“Durante casi 30 años estos actores han secuestrado las negociaciones, saboteando avances significativos, mientras nuestras comunidades del sur global soportan el peso brutal de la crisis climática marginadas en estos debates críticos. Ya es hora de quelas comunidades del sur global, las que menos han contribuido a esta crisis y, sin embargo, son las que más la sufren, lideremos y demos forma a soluciones climáticas reales y justas por encima de los beneficios”, indicó Rachitaa Gupta, de la Campaña Mundial para Exigir Justicia Climática.
Por su parte, el acceso de las empresas a las negociaciones de la ONU no se limita a la industria de los combustibles fósiles. Otras contaminantes profundamente implicadas en la crisis climática, como las finanzas, la agroindustria y el transporte también están presentes, aunque no se incluyeron en el análisis.
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Al menos 1.773 lobistas de combustibles fósiles tienen acceso a la cumbre de la COP29 en Bakú (Azerbaiyán), según un reporte de la coalición internacional Kick Big Polluters Out (KBPO), que exige que los grandes contaminadores del planeta no tengan acceso a la formulación de políticas climáticas.
“Al igual que en las conversaciones sobre el clima de la COP28 del año pasado en Dubai, se ha concedido acceso a la COP29 a un número significativamente mayor de grupos de presión de los combustibles fósiles que a casi todas las delegaciones de los países. Estos son solo superados por las delegaciones enviadas por Azerbaiyán (2229), país anfitrión de la COP30 Brasil (1914) y Turquía (1862)”, se lee en el informe.
Para llegar a esta conclusiones, investigadores de la KBPO revisaron la lista de todos los participantes a la cumbre climática de las Naciones Unidas, pues estos deben declarar la organización para la que trabajan, la naturaleza de su relación con esta organización, su función y la delegación de la que forman parte. Esta última puede ser una delegación oficial de un país, un organismo de la ONU, una organización intergubernamental, una organización no gubernamental o un medio de comunicación.
Esta inspección los llevo a encontrar que la COP29 ha recibido a más lobistas de los combustibles fósiles que todos los delegados de las diez naciones más vulnerables a la crisis climática (Chad, Islas Salomón, Níger, Micronesia, Guinea-Bisáu, Somalia, Tonga, Eritrea, Sudán y Malí) que llevaron 1033 delgados.
“Las empresas de combustibles fósiles y sus sustitutos no deberían sentarse a la mesa de negociaciones donde se elabora la política climática; permitirles ese acceso es como soltar el gato entre las palomas”, declaró Kathy Mulvey, miembro de la Unión de Científicos Preocupados, uno de los más de 450 grupos pertenecientes a la coalición.
Gran parte de los miembros de estos grupos de presión ingresaron a la COP como parte de asociaciones comerciales. Uno de los principales es la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA, por sus siglas en inglés), que llevó a 43 personas, entre ellas representantes de TotalEnergies y Glencore. Por su parte, Chevron, ExxonMobil, BP, Shell y Eni, que aportaron un total combinado de 39 lobistas.
“Durante casi 30 años estos actores han secuestrado las negociaciones, saboteando avances significativos, mientras nuestras comunidades del sur global soportan el peso brutal de la crisis climática marginadas en estos debates críticos. Ya es hora de quelas comunidades del sur global, las que menos han contribuido a esta crisis y, sin embargo, son las que más la sufren, lideremos y demos forma a soluciones climáticas reales y justas por encima de los beneficios”, indicó Rachitaa Gupta, de la Campaña Mundial para Exigir Justicia Climática.
Por su parte, el acceso de las empresas a las negociaciones de la ONU no se limita a la industria de los combustibles fósiles. Otras contaminantes profundamente implicadas en la crisis climática, como las finanzas, la agroindustria y el transporte también están presentes, aunque no se incluyeron en el análisis.
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