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Esta semana se dio a conocer que el Gobierno de Estados Unidos había aprobado el plan que busca abrir parte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, en Alaska, para extraer petróleo y gas. Una decisión que pondría a muchas especies en peligro y que ha sido fuertemente criticada por los grupos ambientalistas. (Lea: El Gobierno Trump abre la reserva natural del Ártico a la explotación petrolera)
David Bernhardt, secretario del Interior, fue el encargado de hacer pública la noticia. Argumentó que con este proyecto se crearán miles de nuevos empleos y, que tras las revisiones requeridas para estudiar los efectos, desde la cartera iniciarán los preparativos para subastar los arrendamientos de perforación.
“Los arrendamientos de los terrenos, que son de propiedad federal, harán que toda el área de la llanura costera de cerca de 600.000 hectáreas esté disponible”, dijo Bernhardt. El gobierno espera que para final de este año se realice el primer proceso de arrendamiento. Pese a que se estima que la producción de petróleo dentro del refugio tardaría al menos una década, las empresas que accedan a arrendamientos podrían comenzar el proceso de permisos para exploración.
Según recopiló Washington Post, el plan, se aprobará la construcción de cuatro pistas de aterrizaje y plataformas de pozos importantes; además de 175 millas de carreteras, soportes verticales para tuberías, una planta de tratamiento de agua de mar y un lugar de aterrizaje y almacenamiento de barcazas.
Este proyecto es parte de la iniciativa del presidente Donald Trump de expandir la producción nacional de combustibles fósiles y asegurar el “dominio energético” del país. La primera licitación de concesiones se llevará a cabo el 22 de diciembre de 2021, aunque Bernhardt dijo que podría realizarse antes de fin de este año. (Puede leer: ¡Alaska llegó a los 31°C!)
Esta no es la primera vez que se propone perforar la reserva. En 1987, Ronald Reagan fue el primero en batallar por la explotación de recursos naturales. Pero, legisladores demócratas frenaron la decisión en el Congreso, hasta que, en 2017, se aprobó un proyecto de ley que autorizó las ventas por arrendamiento .
La decisión fue respaldada por legisladores en Alaska, por empresas de energía locales y otros grupos nativos de Alaska. Todos concluyeron que con la perforación podrían proporcionar empleos e ingresos para el estado, donde la producción de petróleo se ha incrementado. Aún están a la espera de que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército decida si permite que continúe el proyecto Pebble Mine, una enorme mina de cobre y oro al suroeste de Alaska.
Especies bajo amenaza por planes de extracción
El refugio, de es el hábitat de más de 270 especies, entre las que están 200 especies de aves, 45 de peces y 24 de mamíferos. Es el hogar de los osos polares del sur del mar de Beaufort; de 250 ejemplares de bueyes almizcleros; 300.000 gansos de las nieves; y más de 120.000 ejemplares de caribú. Todos en peligro con la aprobación de este plan.
Por ejemplo, los osos polares, que está en vía de extinción, presentan una grave amenaza por el cambio climático, que ha provocado que disminuya el hielo marino. Científicos estiman que hay unos 25,000 individuos en el Ártico. Su hábitat principal es el hielo marino, donde cazan focas esperando que salgan a la superficie en los agujeros en el hielo.
En algunas áreas, permanecen en el hielo durante todo el año, pero en otras el derretimiento en primavera y verano los obliga a desembarcar. Una situación que se agravaría con la extracción de petróleo y de gas. El número total de individuos ha disminuido en un 50% desde 1980. (Podría leer: Trump y OPEP no logran salvar al sector petrolero de Estados Unidos)
Y aunque la noticia fue bien recibida por varios habitantes de Alaska, el grupo nativo Gwich’in comunicó que se opone a la perforación, principalmente por el impacto que podría provocar en puercoespines y caribúes, animales que son esenciales para la alimentación y la tradición cultural en sus aldeas. El grupo presentó una demanda para impugnar el plan de la Oficina de Administración de Tierras (BLM).
Este plan, para la concesión de licencias de explotación gasística y petrolera, provocaría un daño irreversible que ocasionará a uno de los hábitats de vida silvestre más importantes del mundo, afectando a varias especies. Y aunque varias organizaciones ambientales han asegurado que el impacto para el medio ambiente es enorme, funcionarios de la Oficina de Administración de Tierras del Departamento del Interior insisten en que, con la construcción de una red de plataformas de pozos y tuberías, no debería verse amenazada la vida silvestre del lugar.
Una demanda para detener la exploración
Grupos ecologistas anunciaron una demanda judicial. La Sociedad Nacional Audubon, el Centro para la Diversidad Biológica, el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales y Earth Justice consideran que el plan para la explotación petrolera y gasística causaría un “daño irreparable a la vida silvestre, la tundra y el clima de la región”.
La querella pide al tribunal federal bloquear el programa de licitaciones por ignorar las leyes federales de Política Ambiental Nacional (NEPA), de Especies en Peligro de Extinción, la de Administración Nacional de Refugios de Vida Silvestre y la Ley de Conservación de Tierras de Interés Nacional de Alaska (ANILCA). Además, añaden las organizaciones, no tuvo en cuenta las consecuencias del cambio climático, ni los derechos de los pueblos indígenas de la zona.