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Un archipiélago de islas afroalpinas, ubicadas en Etiopía, alberga desde hace al menos entre 1,6 y 1,4 millones de años, una de las especies africanas más emblemáticas y amenazadas del planeta: el lobo etíope (Canis simensis). Estos cánidos, considerados uno de los más carnívoros más raros, y un depredador altamente especializado de roedores diurnos, fue catalogado como una especie “En peligro de extinción” (EN), por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, pero su condición podría ser mucho más grave.
Un estudio publicado hace unas semanas en la revista Wildlife Biology, muestra que solo quedan un total de 454 lobos etíopes adultos, distribuidos en seis poblaciones aisladas del archipiélago. En una de estas, el número de individuos pasó de trece, distribuidos en tres manadas, en 2016, a solo dos en un año. Los dos lobos fueron avistados por última vez en 2017.
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¿Qué hay detrás de esto? El estudio señala que “las fronteras impuestas por la expansión de la agricultura encierran a los lobos etíopes en un mayor aislamiento, con pocas oportunidades de dispersión y recolonización”. Esta es una especie endémica del archipiélago, es decir, que no se encuentra en ningún otro lugar. Como especialista en hábitat, estos lobos “están mal equipados para moverse a través de una matriz agrícola altamente transformada y densamente poblada”.
Según el Programa de Conservación del Lobo Etíope (EWCP), que le ha hecho monitoreo a la especie desde 1988, el 60 % de las tierras adecuadas para los lobos ya se han convertido en tierras agrícolas.
Sin embargo, la amenaza más inmediata no es esta, sino las enfermedades virales transmitidas por los perros domésticos, ya que las grandes manadas y la naturaleza social de los lobos aumentan el riesgo de enfermedades infecto-contagiosas.
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En las montañas Bale, la población más grande, los brotes de rabia y el virus del moquillo canino (CDV) han reducido las poblaciones locales hasta en un 75 % y su recuperación se ha retrasado cuando la enfermedad extirpó unidades de cría enteras o manadas.
Este es el primer estudio basado en la observación de campo de manadas de lobos en toda la distribución de la especie “y, por lo tanto, es más sólida que los cálculos anteriores derivados de la extrapolación del hábitat”, dicen los investigadores. Los lobos etíopes son altamente sociales, territoriales y diurnos, lo que permite técnicas de monitoreo cercano basadas en observaciones directas.
Además de la pérdida de hábitat y las enfermedades transmitidas por perros domésticos, otros factores que también que aceleran el proceso de extinción de la especie son la persecución, atropellos en la carretera y envenenamiento.
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