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Menos de una semana después de que en Cali terminará la COP16 de biodiversidad y a solo cinco días de que en Bakú (Azerbaiyán) inicie la COP29 de cambio climático, el programa Copernicus, de la Unión Europea, publicó un reporte en el que muestra las tendencias en la temperatura del aire en superficie en lo que va corrido de este año.
De acuerdo con el programa, la anomalía de la temperatura media mundial en lo que va del año (de enero a octubre) está 0,71 °C por encima de la media entre 1991-2020. Si se compara con el mismo periodo de 2023, el año civil más cálido hasta ahora registrado, la media mundial de este año ha sido 0,16 °C mayor.
Aunque se espera que el margen entre 2023 y 2024 disminuya en los dos meses que quedan, una anomalía media de solo 0,05 °C en los meses restantes haría que 2024 fuera más cálido que 2023, expone Copernicus en su análisis publicado esta mañana.
Dado que un cambio repentino a anomalías tan pequeñas no tiene precedentes en los 85 años de registro del programa, “es prácticamente seguro que 2024 sería más cálido que 2023 y, por lo tanto, el año natural más cálido registrado”.
Pero no solo eso. Según los datos de Copernicus, también es “prácticamente seguro” que el aumento de la temperatura media de 2024 sea de más de 1,5 °C frente a la era preindustrial, convirtiéndose en el primer año en ubicarse por encima de este umbral. En 2023, recuerda el programa, la temperatura fue 1,48 °C superior al nivel preindustrial.
“Se espera que las temperaturas de 2024 se sitúen dentro o muy cerca del intervalo de 1,5-1,6 °C más cálidas que la media preindustrial de 1850-1900″, apuntó el programa de la Unión Europea.
Al respecto, Samantha Burgess, subdirectora del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, aseguró que “esto marca un nuevo hito en los registros mundiales de temperatura y debería servir de catalizador para aumentar la ambición de cara a la próxima conferencia sobre el cambio climático”.
Justamente el informe se da a conocer a menos de una semana de que en Bakú, la capital de Azerbaiyán, inicie la COP29 de cambio climático, donde cientos de líderes mundiales se darán cita para evaluar cómo acelerar las acciones para detener la triple crisis climática que enfrenta el planeta: calentamiento global, pérdida de biodiversidad y aumento de la temperatura.
En esta COP, que se desarrollará entre el 11 y el 22 de noviembre, los países revisarán temas claves como el financiamiento que se requiere para que se reduzcan drásticamente las emisiones, al tiempo que se presentarán los planes nacionales actualizados bajo el Acuerdo de París, que deben entregarse a principio de 2025.
Cabe resaltar que estos planes, conocidos en sus siglas en inglés como NDC, deben ayudar a limitar el calentamiento global a máximo 1,5 °C para finales del siglo, teniendo como referencia las temperaturas de la media preindustrial.
El problema, como lo reveló un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es que los planes climáticos nacionales actuales están muy lejos de lo que necesita el planeta. Para explicarlo, el documento se remitió a un dato: si se aplican en su totalidad, la combinación de todos los planes actuales llevarían a una reducción 51.5 gigatoneladas de CO₂ en 2030. Esto es solo 2.6 % menos que en 2019.
Sin embargo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, señaló que para no superar el límite de los 1,5 °C en el aumento de la temperatura, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 deben ser 43 % menores que en 2019.
A la luz de su informe, y de los recientes datos publicados por Copernicus, la ONU pidió que “la próxima ronda de planes nacionales de acción climática debe suponer un gran paso adelante en la acción y ambición por el clima”.
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