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Recientemente, el gobierno colombiano anunció la construcción de un puerto en la zona norte del Departamento de Chocó, con particular interés en el Golfo de Tribugá, como parte de su plan de desarrollo para el país, lo cual ha generado un movimiento de indignación en las redes sociales que buscan hacer entender al gobierno las devastadoras repercusiones que un puerto tendría para las comunidades y ecosistemas de la zona.
Una investigación de la colombiana Melany Villate, que lleva trabajando con las comunidades de pescadores artesanales del Pacífico norte colombiano desde el año 2015, señala que la pérdida local de los tiburones podría implicar un desbalance completo de la cadena alimenticia, llevando al colapso de las poblaciones de especies comerciales de peces como lo son el atún y el pargo, lo cual tendría un gran impacto en la economía local.
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En términos de los ecosistemas, el Chocó es una de las regiones menos estudiadas del país, a pesar de ser una de las áreas más biodiversas del planeta. Su costa se caracteriza por ecosistemas de estuarios con una gran presencia de manglares. Los manglares son la sala cuna de los océanos y en el caso particular de la costa norte del Pacífico colombiano, son la sala cuna de diferentes especies de tiburones. Éstos, por ser los depredadores tope del océano, ayudan a mantener en equilibro poblaciones de otros organismos marinos y así regulan la cadena alimenticia, siendo entonces indicadores de la salud de los océanos.
En las últimas décadas, más del 90% de las poblaciones de diferentes especies de tiburones han disminuido debido a la pesca indiscriminada, el aleteo o la pérdida de su hábitat[1]. Investigadores de la fundación colombiana Talking Oceans, actualmente adelantan un estudio que busca llenar los vacíos de información acerca de las especies de tiburones que habitan las aguas de la Costa Pacífica colombiana, desde la frontera con Panamá hasta Arusí, el corregimiento más al sur del Golfo de Tribugá, con el objetivo de monitorear estas especies, conocer su diversidad, abundancia y el estado de sus poblaciones.
El desarrollo de estudios sobre biodiversidad de especies marinas presenta un grado de complejidad más alto que cuando se trata de especies terrestres, especialmente en regiones remotas como la Costa Pacífica colombiana. Esto debido a la extensión del territorio en estudio y a la dificultad de recorrer dicho territorio en busca de organismos.Cuando se trata de recursos marinos, como lo son especies de peces o tiburones, trabajar de la mano de pescadores artesanales que conocen el área y están en contacto directo con dichos recursos es fundamental para obtener información que de otro modo seria improbable conseguir. En este caso en particular, la información recolectada se basa tanto en la pesca como en el conocimiento ecológico tradicional de los pescadores.
A la pesca de tiburones en esta área de Chocó se le considera como pesca incidental, pues no son especies de importancia comercial en la zona. Los tiburones caen en anzuelos que estaban destinados para otras especies de mayor valor comercial. Dado que los tiburones llegan de las faenas de pesca, en su gran mayoría sin aletas, cabeza y cola, su identificación anatómica se vuelve una tarea muy compleja y poco confiable y es ahí donde las herramientas genéticas juegan un papel esencial para la correcta identificación de las especies. La forma de realizar estos estudios genéticos es mediante la obtención de una biopsia de tejido de los tiburones, tejido que más adelante se analiza en el laboratorio con técnicas de extracción y secuenciación de ADN. El éxito de este estudio está fuertemente relacionado con la disposición y colaboración de los pescadores artesanales de estas costas, pues sin su particular frase “Ahí llegó tollo!”, forma como llaman a los tiburones, la recolección de las muestras no hubiera sido posible.
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La investigación hace parte de los estudios de doctorado que adelanta Melany Villate con la colaboración de la Universidad de los Andes y el apoyo de la fundación MarViva. Melany insiste en el desabalnce de la cadena alimenticia que generaría la pérdida de los tiburones en el área y su efecto sobre la economía local. “De ahí la importancia de este proyecto, que nos ha permitido recolectar información científica y crear una línea base para el desarrollo de planes de conservación de la mano de las comunidades y la protección de estas especies de tiburones” señala la investigadora.
Uno de los resultados más importantes que ha generado esta investigación es que la mayoría de los tiburones estudiados, son juveniles encontrados en el Golfo de Tribugá, indicando así la importancia de esta área como sala cuna o área de crianza de diferentes especies de tiburones amenazados, que en su edad adulta pasan a ser parte de los ecosistemas de mar abierto. Hasta el momento se ha logrado la correcta identificación de 12 especies de tiburones que hacen uso de los ecosistemas de la costa norte del Pacífico colombiano, especies que juegan diferentes roles en la cadena alimenticia de estos ecosistemas. De estas especies, 4 se encuentran en estado de amenaza de extinción: dos especies de tiburón martillo, el tiburón ballena y el tiburón sedoso.
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Los científicos señalan que el estado de las poblaciones de estas especies que se encuentran en peligro es preocupante. Los análisis de laboratorio de estas biopsias de tejido permiten obtener diferentes estadísticos con los que se pueden evaluar las poblaciones. Así, estas especies en particular presentan una baja diversidad genética, un factor que permite medir la capacidad que tiene una especie de reaccionar y adaptarse a cambios en su hábitat. En este momento se adelantan más análisis que permitirán a su vez conocer qué tan conectadas genéticamente están estas poblaciones en el área y su capacidad migratoria. La información aquí mencionada se encuentra en proceso de publicación.
“La única forma de proteger y hacer uso responsable de los ecosistemas, especies y recursos que tenemos es conociéndolos y entendiendo cómo funcionan; nosotros estamos muy comprometidos con la socialización y comunicación de los resultados obtenidos a las comunidades, que ahora estamos iniciando. Siempre hemos enfatizado que todo el conocimiento generado sería devuelto a la comunidad”, comenta Melany.
Juliana López-Angarita, directora de Talking Oceans, menciona que la comunicación de la investigación que se realiza en zonas donde los sistemas sociales están altamente integrados con los sistemas naturales, como el Pacífico Colombiano, es vital para garantizar que los tomadores de decisiones comprendan todas las dimensiones de las consecuencias de los proyectos de desarrollo. La investigadora también menciona que el estudio de las poblaciones de tiburones en el Golfo de Tribugá es vital en este momento puesto que genera conocimiento nuevo que sería necesario para determinar los efectos que el puerto traería a los ecosistemas marinos. Ya que estudiar tiburones nos permite tener una idea de la salud general del océano.
Si estos kilómetros de playa y manglar que están siendo usados como sitios de crianza por especies de tiburones mundialmente en peligro de extinción, son destruidos para la construcción del puerto, es probable que estemos sentenciando a estas especies de tiburones que habitan las costas del pacífico colombiano a la disminución critica de sus poblaciones. La disminución o desaparición de tiburones en el Golfo de Tribugá seguramente tendría grandes efectos negativos en las poblaciones de peces comerciales que son la base de las pesquerías de la zona, afectando la economía local y la seguridad alimentaria de las comunidades más vulnerables.
Roff, G. et al. Decline of coastal apex shark populations over the past half century. COMMUNICATIONS BIOLOGY | (2018)1:223. https://doi.org/10.1038/s42003-018-0233-1