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En la literatura científica y popular se describe con frecuencia una “alianza” entre el pájaro guía de la miel (Prodotiscus regulus) y el tejón de miel (Mellivora capensis). Los términos de la colaboración son simples: el pájaro ama la cera de abejas, pero no puede romper los nidos de esos animales para conseguirla. Ahí entra, entonces, el tejón, que, después de ser guiado por el ave, rompe el nido y ambos comparten el botín.
Los relatos escritos de esa cooperación comienzan con la guía de la miel llamando al tejón y volando llamativamente en la dirección de un nido de abejas. Según se informa, el tejón sigue al ave, localiza el nido de abejas y lo abre para alimentarse de la miel, la cera de abejas y las larvas. La guía de miel puede entonces complementar su dieta, a la que tendría un acceso muy limitado sin la ayuda de otras especies. Dado que se dice que ambas partes se benefician de la interacción hipotética, se clasificaría como un ‘mutualismo’.
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Sin embargo, la evidencia de que esto ocurre no es clara. Se ha argumentado que esa cooperación es ficticia y es una historia idealizada o mitificada de dos animales carismáticos que interactúan de una manera atractivamente positiva. Investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Ciudad del Cabo realizaron casi 400 entrevistas con cazadores de miel en África de 11 comunidades distintas, entre marzo a diciembre de 2022. A ellos se les preguntó si pensaban que los guías de miel y los tejones cooperaban y si habían visto interactuar a guías de miel con tejones y, de ser así, se les pidió describir la interacción.
La mayoría de las comunidades encuestadas tenían dudas de que las aves guía de miel y los tejones de miel se ayudaran mutuamente a acceder a la miel, y la mayoría (80%) nunca había visto interactuar a las dos especies. Pero se destacaron las respuestas de tres comunidades en Tanzania. Allí los informes de observaciones de la interacción tejón-guía de miel y la creencia en la cooperación fueron más altos. Casi la mitad de todos ellos (e incluso más de la mitad en una comunidad) dijeron que esa interacción sí existe.
Curiosamente, dice la investigación, publicada en el Journal of Zoology, uno de los entrevistados del sur de Tanzania mencionó que la base de su creencia en la cooperación de las dos especies era una película sobre que se proyectó en un cine local. Luego, los investigadores reconstruyeron, paso a paso, lo que debe suceder para que las aves guía de miel y los tejones de miel cooperen como los relato los dicen.
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Examinando la evidencia
Algunos pasos de esa supuesta interacción son muy plausibles y otros necesitan de mucha más evidencia para considerarse. Por ejemplo, lo primero que tendría que pasar es que el guía de miel vea al tejón. Esto es posible, entre otras cosas, porque ambos animales se superponen en aproximadamente la mitad del continente africano y comparten algunos momentos de actividad. Luego de encontrarlo, la guía de miel debe mostrarse al tejón y volar en dirección a un nido de abejas. Aquí se complica todo un poco más.
Los investigadores han estudiado guías de miel y culturas cazadoras de miel desde 2003 y nunca han observado a una guía de miel llamando o interactuando con un tejón. Estos últimos tienen problemas de audición y mala vista, lo que no es ideal para seguir a un pájaro. Además, hay cierta confusión posible, porque sí se ha comprobado que estas aves cooperan con los humanos. Está bien establecido que las guías de miel llevan a los humanos a los nidos de abejas. Entonces, cuando los entrevistados dicen haber presenciado que la guía llama al tejón, ¿estaba realmente llamando al tejón, o en realidad era a la persona?
“La interacción es difícil de observar debido al efecto de confusión de la presencia humana: los observadores no pueden saber con certeza con quién está hablando el ave guía de la miel, si con ellos o con el tejón”, dijo el dr. Dominic Cram, del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge y senior autor del estudio. Aun si los anteriores pasos se logran, el tejón debe seguir la guía de miel hasta un nido de abejas, después debe entrar, comer y poner a disposición del ave la cera. Todo, francamente difícil de creer factible, reconocen los investigadores. Pero, ¿por qué, entonces, tres comunidades distintas dicen que sí pasa?
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Para que la interacción entre ambos animales sea imposible, como sería posible pensar en una hipotesis, todos los que informan haber visto la cooperación deben estar equivocados. Las interpretaciones erróneas del comportamiento de cualquiera de las especies son plausibles, pero a pesar de eso, “no podemos descartar las observaciones de nuestros entrevistados”, dice el estudio. La posibilidad de que sean ciertas tendría implicaciones posibles como que la cooperación entre tejones y guías melíferas ha cesado porque los humanos reemplazaron a los tejones, pero, insisten los científicos, no hay evidencia de eso.
También es probable que la interacción sea extremadamente difícil de observar. Años de persecución han resultado en tejones que temen a los humanos y la presencia humana generalmente perturba el comportamiento natural de los tejones, además de hacer que los guías de miel llamen al humano en lugar del tejón. Los autores, finalmente, destacan la necesidad de que más científicos se comprometan con las comunidades y aprendan de sus puntos de vista y observaciones, e integren el conocimiento científico y cultural para enriquecer y acelerar la investigación.