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Tras dos días finales bastante intensos, la cumbre de cambio climático (COP28) se cerró hace algunas horas al adoptar, luego de arduas negociaciones que se extendieron más de un día de lo esperado, el texto de los acuerdos finales junto al del balance global. (Puede leer: Finaliza la COP28: por primera vez se acuerda alejarse de los combustibles fósiles)
Como explicamos en este texto, en términos generales, este documento es la primera “evaluación” que mide qué tanto se ha avanzado a nivel global en el cumplimiento del Acuerdo de París de 2015. Los resultados señalan que aún estamos lejos del principal objetivo del Acuerdo: limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 °C para finales de siglo. Además de conocer el balance, los representantes de los cientos de países que asistieron a la COP también propusieron los caminos y la ambición necesaria para que los Estados tomen las acciones necesarias para alcanzar dicho objetivo.
Los principales acuerdos (con aspectos por mejorar)
Uno de los principales avances de estas negociaciones tiene que ver con que, por primera vez, se hace mención específica a los combustibles fósiles. Cabe resaltar que desde el Acuerdo de París se mencionaba al carbón, pero no al petróleo y al gas.
Para entender este punto, un negociador de Colombia le señaló a este diario que si bien se estaba persiguiendo el ‘phase-out’, es decir, la eliminación de los combustibles fósiles, “se logró un ‘stay away of’”, que traduciría alejarse de los combustibles fósiles. (Le puede interesar: Casi una utopía: transición justa a 1,5 °C)
“Lo que estamos viendo en el texto, era imposible en otra época. A pesar de que es una señal tenue en el lenguaje, sí nos dice que nos vamos a alejar de esto”, nos dijo el negociador del equipo colombiano, mientras que, para Enrique Maurtua —asesor en política climática para América Latina y el Caribe, y experto en balance global, “el texto te da una señal clara de que los combustibles fósiles van de salida. Hace un año, esa conversación ni siquiera estaba sobre la mesa”.
Para Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de ONU Cambio Climático, “aunque en Dubái no hemos pasado página a la era de los combustibles fósiles, este resultado es el principio del fin. Ahora todos los gobiernos y empresas deben convertir estos compromisos en resultados económicos reales, sin demora”.
En este sentido, además de alejarse de los combustibles fósiles, también se acordó triplicar la capacidad de energías renovables y duplicar la eficiencia energética para finales de 2030. Siguiendo esta línea, el texto reconoce que los costos de las energías renovables están bajando rápidamente y que hay que alcanzar el objetivo mundial de cero emisiones netas para 2050.
Sin embargo, a pesar de esta mención explícita, para algunos miembros del equipo negociador de Colombia esto es insuficiente: “Dicen que hay que triplicar las energías renovables para 2030, pero no te dice: aquí está tu fondo para que lo logres. Se queda corta en esa parte la propuesta”, le señalaron a El Espectador.
Adicionalmente, el acuerdo se refiere al gas como un combustible “de transición”, una postura que, como hemos explicado en otros artículos (como este) no se corresponde con los llamados que han hecho los científicos. De hecho, de acuerdo con el Production Gap Report 2023, el gas es parte de los combustibles fósiles que el mundo debe eliminar progresivamente para cumplir la meta de limitar el aumento de temperatura a 1,5 °C durante este siglo. (También puede leer: Colombia busca ser la sede de la próxima cumbre mundial de biodiversidad)
Sobre el carbón, otro combustible fósil, el texto de esta COP28 no mejora frente a, por ejemplo, lo acordado en la COP26 de Glasgow (Reino Unido), de hace dos años. La mención a una “reducción progresiva del carbón no estabilizado”, se mantuvo en esta versión del texto.
¿Cómo quedó el tema de la financiación?
Una de las principales apuestas de Colombia, así como de otros países de la región, era lograr un financiamiento para poder hacer la transición energética justa, así como para la adaptación al cambio climático.
Si bien la COP28 dejó una histórica noticia en su primer día, al adoptarse el fondo para pérdidas y daños climáticos (como contamos acá), una petición que los países más vulnerables al cambio climático venían haciendo por más de tres décadas, en el texto final se hace poca referencia a la financiación, tanto para la transición energética como para la adaptación de estos países. (Puede interesarle: “No podemos parar el cambio climático si no frenamos la pérdida de biodiversidad”)
Para Maurtua, esto pudo pasar porque la atención en esta COP se centró en abordar el tema de los combustibles fósiles. Por eso, algunas de las expectativas frente a este aspecto tan importante quedaron pospuestas a la expectativa de ser abordadas en la próxima cumbre de cambio climático que será realizada en Bakú, Azerbaiyán.
Aunque no se avanzó en la financiación para la adaptación, los países acordaron que, entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, presentarán unas nuevas NDC, que son las contribuciones determinadas a nivel nacional.
En palabras más sencillas, las NDC son un documento en el que los países plasman sus esfuerzos por reducir las emisiones nacionales para adaptarse al cambio climático. Es decir, los compromisos que cada nación hace para que la temperatura en el planeta no aumente por encima de los 1,5 °C para 2100.
Actualizar las NDC fue una propuesta liderada por Brasil, bajo la iniciativa “Hoja de ruta hacia la misión 1,5 ºC”, con la que esperan que todos los países actualicen sus contribuciones determinadas antes de que se lleve a cabo la COP30, que precisamente se hará en Brasil, en la ciudad amazónica de Belém do Pará.
El rol de la naturaleza frente al cambio climático
De acuerdo con la asociación civil Periodistas por el Clima, a pesar de que se mantenían algunos elementos cruciales sobre la naturaleza en el acuerdo, sus menciones eran débiles. A pesar de esto, se hizo énfasis en conservar, proteger y restaurar la naturaleza y los ecosistemas, así como “en detener e invertir la deforestación y la degradación de los bosques para 2030″.
La asociación resalta como positivo el hecho de que el Convenio sobre Biodiversidad haga parte del texto, “formando el inicio de un puente entre los objetivos climáticos y los de biodiversidad”, algo que ha sido solicitado a lo largo de varias décadas por académicos y ambientalistas.