Falleció Camila Botero Restrepo, el alma de la Fundación Alejandro Ángel Escobar

“Tenía cuatro rasgos que la caracterizaban: era inteligente, tenía un excelente sentido del humor, generosidad y tenacidad para salir adelante”. Con estas palabras Verónica Hernández, directora de la Fundación Alejandro Ángel Escobar, recuerda a Camila Botero Restrepo, presidenta honoraria de la organización y su directora durante más de 21 años, luego de que este viernes 13 de noviembre falleciera a sus 84 años.

Camila Botero Restrepo fue la directora de la Fundación Alejandro Ángel Escobar desde 1990, una organización que desde hace décadas se ha dedicado a promover, financiar y premiar las investigaciones científicas en el país. Su paso por la institución hoy es recordado con respeto pues desde muy joven mostró interés y pasión por la ciencia. “Ella era sobrina de María Restrepo de Ángel, la esposa de don Alejandro Ángel Escobar y su vínculo con la fundación se dio mucho antes de ser directora. Ella siempre fue una mujer de la academia”, cuenta Verónica Hernández.

Botero estudió bibliotecología y derecho. Fue directora en los años setenta de la biblioteca de la Universidad de los Andes y luego fue profesora de esta misma institución en temas de ciencia política. “Como profesora ella era muy rigurosa y demandaba mucha exigencia en los documentos, exámenes y parciales. Pero en el fondo era una persona amorosa y llena de generosidad. Yo conozco muy pocas personas que transmitieran el conocimiento como Camila”, agrega Hernández, quien también tuvo la oportunidad de ser su alumna en la Universidad de los Andes.

Su pasó por la Fundación Alejandro Ángel Escobar dejó sin duda un legado. “Siempre fue muy visionaria y en ese sentido lo que hizo cuando la fundación cumplió 40 años fue invitar a muchos personajes de la ciencia y la academia y los puso a hablar de lo que estaba pasando en el país. Y gracias a esa conversación se incluyó en los premios la categoría de solidaridad. También los premios de ciencia se abrieron a ciencias exactas, ciencias humanas y medio ambiente y desarrollo sostenible”, agregó Hernández.

El trabajo de Botero Restrepo fue fundamental para la investigación y la ciencia en el país pues ella fue una de las primeras personas en reconocer la importancia del ambientalismo en Colombia y agregar esta categoría a los premios que hoy son considerados como uno de los galardones científico más valiosos que se entregan en el país. Su apoyo a la conservación trascendió de la fundación y en 1997 junto con la Universidad de los Andes y Fescol creó el Foro Nacional Ambiental, una alianza de organizaciones académicas, ambientalistas y ecológicas que promueven temas de sostenibilidad ambiental.

Camila Botero Restrepo será recordada por su pasión a la investigación y por el apoyo a todos los que, como ella, se han atrevido a soñar con un cambio desde la ciencia. “Yo creo que la fundación para ella fue su vida y la antepuso a muchas otras cosas y eso creo que habla de ese semblante y cariño y esa incondicionalidad. El dolor va a estar ahí porque estuvo siempre acompañados”, concluye Verónica Hernández.

“Tenía cuatro rasgos que la caracterizaban: era inteligente, tenía un excelente sentido del humor, generosidad y tenacidad para salir adelante”. Con estas palabras Verónica Hernández, directora de la Fundación Alejandro Ángel Escobar, recuerda a Camila Botero Restrepo, presidenta honoraria de la organización y su directora durante más de 21 años, luego de que este viernes 13 de noviembre falleciera a sus 84 años.

Camila Botero Restrepo fue la directora de la Fundación Alejandro Ángel Escobar desde 1990, una organización que desde hace décadas se ha dedicado a promover, financiar y premiar las investigaciones científicas en el país. Su paso por la institución hoy es recordado con respeto pues desde muy joven mostró interés y pasión por la ciencia. “Ella era sobrina de María Restrepo de Ángel, la esposa de don Alejandro Ángel Escobar y su vínculo con la fundación se dio mucho antes de ser directora. Ella siempre fue una mujer de la academia”, cuenta Verónica Hernández.

Botero estudió bibliotecología y derecho. Fue directora en los años setenta de la biblioteca de la Universidad de los Andes y luego fue profesora de esta misma institución en temas de ciencia política. “Como profesora ella era muy rigurosa y demandaba mucha exigencia en los documentos, exámenes y parciales. Pero en el fondo era una persona amorosa y llena de generosidad. Yo conozco muy pocas personas que transmitieran el conocimiento como Camila”, agrega Hernández, quien también tuvo la oportunidad de ser su alumna en la Universidad de los Andes.

Su pasó por la Fundación Alejandro Ángel Escobar dejó sin duda un legado. “Siempre fue muy visionaria y en ese sentido lo que hizo cuando la fundación cumplió 40 años fue invitar a muchos personajes de la ciencia y la academia y los puso a hablar de lo que estaba pasando en el país. Y gracias a esa conversación se incluyó en los premios la categoría de solidaridad. También los premios de ciencia se abrieron a ciencias exactas, ciencias humanas y medio ambiente y desarrollo sostenible”, agregó Hernández.

El trabajo de Botero Restrepo fue fundamental para la investigación y la ciencia en el país pues ella fue una de las primeras personas en reconocer la importancia del ambientalismo en Colombia y agregar esta categoría a los premios que hoy son considerados como uno de los galardones científico más valiosos que se entregan en el país. Su apoyo a la conservación trascendió de la fundación y en 1997 junto con la Universidad de los Andes y Fescol creó el Foro Nacional Ambiental, una alianza de organizaciones académicas, ambientalistas y ecológicas que promueven temas de sostenibilidad ambiental.

Camila Botero Restrepo será recordada por su pasión a la investigación y por el apoyo a todos los que, como ella, se han atrevido a soñar con un cambio desde la ciencia. “Yo creo que la fundación para ella fue su vida y la antepuso a muchas otras cosas y eso creo que habla de ese semblante y cariño y esa incondicionalidad. El dolor va a estar ahí porque estuvo siempre acompañados”, concluye Verónica Hernández.