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Para Jaime Rojo, el fotógrafo español autor de la foto Dolphin hug (o Abrazo de delfín), se trató de una de las experiencias “más memorables” de su carrera. Lo habían llamado para documentar un proyecto de conservación de delfines de río, desarrollado en Colombia, Perú y Brasil, bajo el liderato de WWF y la Fundación Omacha. La idea, recuerda, era poder capturar cinco delfines de río para poder marcarlos con un GPS y así seguir casi en tiempo real sus patrones de movimiento. (Vea también: Fotógrafo de Vida Silvestre: estos son los ganadores de la edición 2021)
“Con esto lo que se busca es identificar si hay cuellos de botella en sus rutas. Por ejemplo, represas o contaminación, porque hay zonas que los animales evitan cuando están muy degradadas”, comenta.
Era el año 2017. Él, junto al equipo de comunicaciones, llegó a Puerto Nariño (Amazonas) el 28 de octubre. Un día después ya estaban en pequeñas barcas esperando, pacientemente, que algún delfín de río se asomara.
Los protagonistas de su fotografía, que hoy es una de las 25 nominadas al concurso Wildlife Photographer of the Year, del Museo de Historia Natural de Reino Unido, en la categoría favorita del público, también estaban allí. Federico Mosquera, investigador de Omacha; Moisés Zumba, investigador de Perú; Rubí Gómez, pescadora; Eleyendo Ahunari, indígena y operador turístico, y Alto Curicó Leyva, de Omacha y a quien, en la foto, apenas se le ve el brazo.
El primer día empezó con expectativa, pero fue cayendo a medida que pasaba el tiempo. Llovía, no se asomaba ni un delfín, y el equipo pasaba hasta 12 horas esperando en la barca. Así pasaron dos o tres días. Luego lograron capturas de tres delfines, pero ante los “peros” de las autoridades ambientales los tuvieron que liberar sin marcarlos. Y fue hasta el último día que Rojo iba a estar en Puerto Nariño, el 2 de noviembre y cinco días después, que lograron capturar a un delfín, la hembra que aparece en la foto. (Le sugerimos: Un acuerdo sin precedentes para conservar los delfines de río en Suramérica)
“Me pasé de mi barca a esa, la de los biólogos, casi que sin pensarlo”, señala Rojo. “Cogí un par de cámaras, salté y estaba de cuclillas. Era uno de los momentos más sensibles, porque el delfín está en un sitio muy extraño, no le han vendado los ojos, entonces lo humedecen y acarician para que esté más tranquilo. Y ves en Federico mucha ternura en cómo lo acaricia. Puedes notar que adora esos animales”.
Para Federico Mosquera, de Omacha, se trata de un retrato simbólico por muchas cosas. La población de delfines de río en el mundo, que solo están en Asia y Suramérica, ha tendido a caer. De hecho, en China en 2006, se declaró extinto uno conocido como Baiji o Lipotes vexillider. El delfín rosado de Colombia (Inia geoffrensis) está en peligro de extinción. “Aunque se dice que habitan en el Amazonas y el Orinoco, que tiene una extensión de siete millones de km2, en realidad solo se mueven en una séptima parte, en 1 millón de km2″, aclara el investigador. Y eso dice mucho de por qué no solo hay que protegerlos de amenazas como la pesca del pez mota, para el que usan partes del delfín para atraerlos, sino sobre cómo se deben conservar los ecosistemas que los rodean y hacer acuerdos de conservación con las comunidades con las que habitan. “Para conservar 1 km2 de agua se necesitan 7 km2 de bosques. Pero lo que se ve muchas veces es reforestación, sedimentación por minería ilegal o represas”, cuenta.
De hecho, bajo la sombrilla de este proyecto de marcaje a delfines de río también se hizo un acuerdo de pesca responsable en los lagos Tarapoto que, además, desde enero de 2018 fueron incluidos en la lista de Humedales de Importancia Internacional de la Convención Ramsar, figura que promueve la conservación de su biodiversidad. (Le sugerimos: Lagos de Tarapoto: el primer humedal protegido de la Amazonia colombiana)
Para Mosquera, la foto de Rojo representa todo eso. “No solo es la emotividad del momento, sino las personas de la comunidad que aparecen en ella”. Ahunari, por ejemplo, quien sale manejando el bote, se capacitó en observación responsable de vista de delfines para turistas. “Su padre los pescaba y él ahora lleva a personas a verlos”, comenta.
Además de la hembra que sale en la foto, lograron marcar 23 individuos más. Un rastreo que les permitió publicar sus hallazgos en la revista Endangered Species Research en julio de 2021, en el que explican los diferentes usos de los tipos de hábitats de agua que tiene el delfín de río. En los ríos principales se dio el 52 % de las locaciones, seguido por las confluencias, en un 32 %. En las lagunas se dio un 9,6 % de los registros y en los afluentes, 6,2 %.
El Abrazo de delfín es una imagen que habla de una conservación donde caben el delfín y las comunidades, de la ciencia que se hace en Colombia y de una especie icónica para el país, para su ecología y también sus relatos. Podrá votar por ella hasta el 2 de febrero de 2022, antes de mediodía.