Frans de Waal: “El comportamiento homosexual es bastante común en los primates”
El científico Frans de Waal, autoridad mundial en el conocimiento de los primates por sus aportes sobre el comportamiento de esta especie, está en Colombia. En entrevista para El Espectador, De Waal habló sobre las discusiones de género que destapó su último libro, explicó qué enfrenta el mundo con la pérdida de la biodiversidad y le dio una mirada al activismo ambiental.
María Paula Lizarazo
En una gran sala de la rectoría de la U. de los Andes, el primatólogo neerlandés Frans de Waal recibe a El Espectador para una entrevista que pronto se vuelve una clase de biología. Habla de monos, bonobos y otros primates a los que ha dedicado una vida de estudio, la suficiente para decir que no son tan diferentes a los humanos como a veces creemos. “No tenemos cerebros diferentes, son esencialmente los mismos. Tú básicamente tienes un gran cerebro de mono”, dice en un momento de la conversación.
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En una gran sala de la rectoría de la U. de los Andes, el primatólogo neerlandés Frans de Waal recibe a El Espectador para una entrevista que pronto se vuelve una clase de biología. Habla de monos, bonobos y otros primates a los que ha dedicado una vida de estudio, la suficiente para decir que no son tan diferentes a los humanos como a veces creemos. “No tenemos cerebros diferentes, son esencialmente los mismos. Tú básicamente tienes un gran cerebro de mono”, dice en un momento de la conversación.
“¿Existe la palabra ‘género’ en español?”, pregunta después. Su reciente libro “Different: Gender through the eyes of a primatologist” (traducido como “Diferentes: lo que los primates nos enseñan sobre el género”) ha levantado una intensa discusión en las ciencias sobre género y sexo. Allí escribió de homosexualidad en los primates, de machos que no se comportan como “machos” y hembras que no se comportan como “hembras”. “Probablemente, no somos la única especie que tiene género”, se aventura a decir.
De Waal vino a Colombia para dictar la conferencia “Inteligencia, emociones, política, moralidad, lo que sea: otros primates también lo tienen” y a visitar monos en Cimitarra (Santander). Ha publicado libros sobre primates desde 1982, que han sido traducidos a más de 20 idiomas, y su voz se ha replicado en revistas como Science y Nature.
Su reciente libro tiene un título provocador, al menos en español: “Diferentes: lo que los primates nos enseñan sobre el género”. Es una cuestión a la que le dedicó muchas páginas, pero es inevitable preguntarle: ¿qué respuestas encontró?
El género se suele definir más culturalmente. Por lo tanto, las diferencias entre géneros son más diferencias culturales, como la forma en que enseñamos a los niños a comportarse y la forma en que enseñamos a las niñas a comportarse. Pero esto no es independiente del sexo. El sexo es más biológico, por lo que es principalmente binario, no al 100 %, pero sí al 99 %: macho y hembra. Y el género normalmente lo dividimos en masculino y femenino y todo lo que hay en medio.
En la discusión sobre el género la gente a menudo lo presenta como algo puramente cultural, pero no puede serlo porque somos animales. La cultura es cómo nos influimos mutuamente: nosotros somos cultura. No hay nada en los humanos que sea puramente cultural, porque esto es algo que interactúa con los animales que somos. Tampoco hay nada puramente biológico. Todo lo que tenemos está en interacción con el entorno, y es por eso que los roles de género, por ejemplo, en Colombia son diferentes de los de Arabia Saudita. Entonces, el género es siempre un concepto cultural flexible.
La gente piensa que al hablar de otros primates estamos mirando la biología y que se trata de solo de biología. Pero los otros primates también tienen cultura. También se ven afectados por el entorno. Un chimpancé es adulto cuando tiene 16 años. Esa edad significa que ya tiene un desarrollo muy grande y aprende muchas cosas, incluida la forma en que se comportan socialmente los machos y las hembras. El género también existe en otros primates, hay un efecto del entorno. Y estoy comparando a los humanos con nuestros dos parientes más cercanos: los chimpancés y bonobos, para mostrar que hay alguna biología detrás de las diferencias, pero también para destacar que hay una enorme flexibilidad.
¿Qué aprendemos de esto? Probablemente, no somos la única especie que tiene género. Y la otra cosa que aprendemos es que la diversidad de género se puede encontrar en otras especies y que en las otras especies, por ejemplo, se encuentran individuos y comportamientos homosexuales. Incluso encontramos individuos que no se ajustan al rol de género, como machos que no se comportan como “machos” o hembras que no se comportan como “hembras”. Lo que creo que podríamos aprender de ellos es que para ellos esto no es un problema. Los individuos que son más homosexuales que heterosexuales, por ejemplo, no son objeto de intolerancia, se aceptan como son.
“Diferentes” provocó una intensa discusión sobre biología, sexo y género. ¿Esperaba ese debate?
Sí, por supuesto que lo esperaba. Pero ha sido diferente a lo que pensé. Pensé que el libro sería mal recibido por las feministas, que dirían: “No queremos escuchar sobre biología porque la biología es reduccionista”. Mi libro ha sido revisado por feministas sin muchas críticas. Creo que la crítica proviene más de personas que quieren usar la biología para su agenda conservadora. Así que dicen, por ejemplo, que la homosexualidad no es natural, y usan la biología para decir que no es natural, lo que significa que es “malo”.
Para mí, no tienen soporte porque lo que yo estoy diciendo es que en realidad el comportamiento homosexual es bastante común en los primates. La crítica del libro proviene más de círculos conservadores que de círculos feministas, eso es interesante. Y aunque ha habido mucho debate, no ha habido una crítica aguda.
Ha estudiado a los primates durante muchos años. ¿Cómo evalúa la inteligencia de los seres humanos en comparación con otras especies y otros primates?
Creo que no es tan diferente como la gente piensa. La gente suele tener la impresión de que los animales son como máquinas, muy simples. Pero los primates, también los elefantes, los delfines, las ballenas, los monos, todos ellos tienen una gran inteligencia. La única diferencia que creo que es realmente especial para los humanos es el lenguaje. Pero si nos fijamos en el comportamiento emocional, social, el poder político, las relaciones entre hombres y mujeres, las amistades, el cuidado de los hijos... Eso es muy similar entre nosotros y los otros primates.
Intelectualmente, sí somos más complejos. Tenemos cerebros más grandes que los primates, tres veces más grande que el de un chimpancé, pero no tenemos cerebros diferentes, son esencialmente los mismos. Tú básicamente tienes un gran cerebro de mono. Así que cuando la gente piensa que es totalmente diferente a otras especies no es correcto.
Sus libros suelen estar llenos de anécdotas. ¿Hay alguna en particular que recuerde para explicarles a nuestros lectores algo sobre la inteligencia animal?
Cuando era un joven estudiante trabajé en un laboratorio que tenía dos chimpancés. Era un laboratorio en un edificio con un montón de oficinas, lo cual es ridículo. No deberías tener chimpancés en esas condiciones. Una mañana entramos, y los chimpancés estaban en la jaula, la puerta estaba cerrada y estaban dormidos, así que todo parecía normal. Hasta que le escuchamos decir a alguien que habían encontrado en el edificio excrementos de los chimpancés. Es decir, se habían escapado por la noche y habían corrido y visitado muchos lugares y luego volvieron a su jaula y la cerraron. Y pensamos que cerraron la jaula porque no querían mostrar que habían estado afuera. Eso me pareció muy difícil de creer. Pero entonces me enteré de un zoológico en Suiza, en el que sus chimpancés se escapaban todas las noches al arrecife y habían desatornillado las claraboyas (una ventana en la parte superior del techo). Las desatornillaban, las movían, y pasaban la noche en el tejado del edificio, al aire libre. Y luego, cada mañana, volvían a entrar y ponían de nuevo la claraboya. Y así nadie, durante muchos meses, se dio cuenta de que habían salido todas las noches. Creo que es un comportamiento muy interesante, porque es muy similar a la fuga que tuvimos de los dos chimpancés.
Hay un montón de este tipo de historias de escape de primates que saben cómo salir, pero no quieren que los humanos sepan que pueden salir. Generalmente en el comportamiento animal lo llamamos perspicacia: tienen perspicacia y saben cómo funcionan las cosas, por lo general eso no se basa en el aprendizaje simple.
En los últimos años, han crecido los movimientos a favor de los derechos de los animales y el reconocimiento de su personalidad. ¿Qué opina de esto?
Antes veíamos a los animales como máquinas y que podías hacerles lo que quisieras. Ahora estamos hablando de la sentencia de que los animales tienen experiencias positivas y negativas. Y por supuesto, mucha gente acepta eso para los perros y gatos que tienen en casa. Pero también se aplica a todos los animales que comemos. Los cerdos también son seres sensibles. Pero la gente a menudo se olvida de esa parte, y creo que la forma en que tratamos a los animales en la industria agrícola es, en mi opinión, el mayor problema en términos de violación de los derechos de los animales. La gente a veces se queja de los zoológicos, pero en realidad un buen zoológico es mucho mejor que una granja de cerdos.
No suelo usar el término “derechos”. Prefiero decir que tenemos la obligación de mantener a los animales bien y tratarlos bien. Actualmente, en la industria agrícola, eso no es lo que está sucediendo. No sé si tienen una gran industria agrícola en Colombia, pero en los Estados Unidos y en Europa es muy grande, y el trato a los animales es extremadamente pobre en mi opinión. Y creo que ahí es donde está el mayor problema. A veces se habla de los derechos de, digamos, un chimpancé o los derechos de un elefante. Es interesante, pero esos animales son muy poco tenidos por los humanos. Mantenemos varios miles de millones de cerdos y tal vez un par de cientos de elefantes, así que creo que necesitamos enfocarnos en otros animales diferentes a los que usualmente hablamos.
¿El activismo ambiental puede ser peligroso si no escucha a la ciencia?
Ese es un problema. Por ejemplo, escucharás gente que dice que los animales de zoológico deben ser liberados o los animales de granja. Y eso es realmente ingenuo, porque si liberas a un grupo de animales de granja o de zoológico, no sobrevivirán. Básicamente los estarías matando. Así que sí, las personas necesitan escuchar lo que los científicos dicen al respecto. Al liberar un montón de animales en la naturaleza, aparte de matarlos, también se estarían propagando enfermedades. Creo que es muy ingenuo ese tipo de activismo.
Pero el activismo que lucha por los animales maltratados creo que no está mal. No creo que esté mal si las personas dicen: “Mira cómo tratan a estos animales, necesitamos cambiar eso”. Ese tipo de activismo no me parece mal, pero si las personas intervienen e, ingenuamente, se meten con la situación, no creo que eso sea muy útil.
En los últimos años, se ha empezado a hablar del concepto “colapso de la biodiversidad”. ¿Cómo podemos entender lo que pierde el planeta cuando pierde una especie animal, como los primates, por ejemplo?
Todas las especies interactúan y la gente no siempre entiende eso. Si se pierden los insectos, por ejemplo, la gente se alegra porque no les gustan los mosquitos. Pero si pierdes insectos, pierdes también pájaros, que se comen a los insectos, o si pierdes primates, a la gente no le importa, pero los primates esparcen semillas por el bosque. Y así, todo interactúa con todo: si pierdes unas pocas especies, vas a perder todo el ecosistema.
Así lo estamos viendo, por ejemplo, en Estados Unidos. En Yellowstone, que es un parque muy grande, antes había lobos y los han reintroducido. Ahora todo el ecosistema está cambiando debido a la presencia de un depredador superior. A largo plazo se obtiene un ecosistema muy empobrecido y esto puede afectar todo lo que hacemos y también puede afectar la vida humana. Ni siquiera estoy hablando de la tristeza de perder una especie, especialmente especies cercanas a nosotros como los grandes simios, que están en grandes problemas. Creo que sería muy triste que los humanos no pudiéramos ver chimpancés en libertad. No necesariamente afectaría negativamente nuestra supervivencia, pero cambiaría la forma en que miramos el mundo si ni siquiera tenemos estas especies tan cercanas alrededor de nosotros.
En Colombia tenemos varias especies de primates. Se encuentran en varias partes del país, desde la Amazonia hasta el Caribe, pero muchas están en peligro por la pérdida de hábitat. Si pudiera dar una recomendación al Gobierno actual para protegerlos, ¿qué le diría?
No soy ecologista y no conozco muy bien tu país. Pero creo que proteger a los primates —y no solo a los primates, sino todo el ecosistema— es importante. El Gobierno tiene que respetar estos sistemas y no pensar solo en términos de quitarlos y sustituirlos por otras cosas, que es lo que se hace a menudo.
Así que creo que el respeto por tu propia naturaleza y tu propia ecología es muy importante. Yo vengo de un país muy poblado, de los Países Bajos, que tiene una densidad de población muy alta, por lo que apenas tenemos naturaleza pura. No tenemos grandes extensiones de bosque como aquí en Colombia, y creo que es muy valioso tener eso. Entonces, una forma de protegerlo es mediante el ecoturismo, que se practica en muchos lugares de África. Se podrían establecer sitios donde los turistas puedan conocer los ecosistemas y los animales que hay aquí. Es una forma de generar ingresos y ese dinero se puede utilizar para proteger la zona. Otra forma es, por supuesto, la educación. Hay que educar a los niños sobre el valor de los animales y ecosistemas.
La reciente Cumbre de Biodiversidad realizada en Canadá ha sido una de las más importantes. ¿Tiene esperanzas sobre lo que resultó de esas reuniones?
Muchos biólogos somos muy pesimistas. ¿Qué vamos a hacer y cómo cambiaremos las cosas? Porque es una especie de doble problema el que tenemos. Uno es el tamaño de la población humana, que hace realmente imposible preservar grandes áreas de la naturaleza, y el otro es el cambio climático, que está afectando a la naturaleza de una forma tan dramática. Están desapareciendo muchas especies. Así que no sé cuál es la solución. Aparte de la reducción del crecimiento de la población humana, que por supuesto ya está ocurriendo: la población humana se está aplanando, lo que creo que es bueno. Pero seguimos utilizando recursos y contaminando el medio ambiente, y el cambio climático es horrible. No sé si lo están notando en Colombia. Supongo que sí. Se ve en todas partes. Así que no sé cuál es la conclusión concreta. Pero de momento siempre es pesimista.