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La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, confirmó este lunes que el Gobierno se plantea presentar un nuevo proyecto de ley para prohibir el fracking. “Sí, vamos a presentar un nuevo proyecto de prohibición del fracking. En este momento se está trabajando con el ministro del interior, Juan Fernando Cristo, para darle las condiciones políticas que el proyecto pueda llegar a buen puerto”, dijo. Hay que recordar que un proyecto similar se hundió el pasado 20 de junio, a solo dos debates de hacerse ley de la república.
El proyecto de Ley, que fue radicado en 2022 con el apoyo de 80 congresistas y diferentes sectores de la sociedad civil, “buscaba la protección del agua del país y las especies y garantizar la salud de las comunidades frente a prácticas que pueden causar graves daños a los acuíferos y las zonas de protección ambiental”, defendía entonces el Ministerio de Ambiente.
Para entender el problema, hay que empezar por lo primero. ¿Qué es el fracking? Es la abreviación de una técnica que en realidad se llama fractura hidráulica en la que se utiliza agua a presión, con una mezcla de arena, para poder romper y generar grietas en rocas que están kilómetros de profundidad de la tierra y estas liberen, por así decirlo, el gas o el petróleo que tienen almacenado. Como estas rocas suelen estar a niveles bastantes profundos, alcanzarlas implica crear una potente tubería para que el agua llegue hasta ellas. Pero, además, como el agua por sí sola va perdiendo presión a medida que avanza por la tubería, se deben usar unos químicos – no muy amigables ambientalmente – para que el agua llegue con suficiente fuerza y presión y, efectivamente, rompa las rocas. (Le recomendamos ver este video de Magic Markers).
Las dudas sobre el fracking van más allá del hecho de ser una técnica para extraer petróleo y gas, combustibles fósiles que generan emisiones contribuyendo al cambio climático. Preocupan también los efectos de los químicos utilizados en la contaminación del agua y el uso excesivo de este recurso que la técnica puede requerir. (Vea: Gas como energía de transición, ¿una trampa para impulsar el “fracking”?)
Una de las alertas más robustas sobre el tema la dio la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), país que impulsó el fracking. En el 2016, tras realizar algunos de caso en zonas donde había fracking en Estados Unidos y revisar alrededor de 1,200 fuentes de información, el EPA concluyó que las actividades de fracking pueden impactar las fuentes de agua limpia o consumible bajo ciertas circunstancias.
Muhamad contó que, en esta ocasión, el Gobierno está considerando enviar el proyecto con mensaje de urgencia al Congreso. En las declaraciones de la ministra, sin embargo, no quedó del todo claro las intenciones del proyecto respecto al gas, en un momento en el que el país discute las reservas futuras de este combustible. Entre los propósitos de la iniciativa, dijo la ministra, está poder “decidir definitivamente que vamos a fortalecer la transición energética, que vamos a invertir toda nuestra capacidad de innovación en ir bajando la demanda de gas. Y esa transición implica priorizar el gas en los puntos clave, y comenzar a trabajar en donde sí podamos reemplazar el gas en otras fuentes energéticas”.
No está del todo claro qué implica esa priorización. El anterior proyecto prohibía el fracking y otras prácticas no convencionales en Colombia. “El fracking afecta no solamente los suelos porque ocupa espacios que deberían ser para la agricultura, que deberían ser para los humedales en grandes cantidades, sino que tiene altísimo riesgo de contaminación por ese cóctel de químicos usados para romper la roca y sacar el gas al agua subterránea, recurso absolutamente estratégico en la transición climática de Colombia”, afirmó Muhamad hace un par de meses. (Puede ver: Glaciares de los Andes alcanzaron el tamaño más pequeño de los últimos 11.700 años).
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