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En los países y regiones industrializados del mundo se encuentran las concentraciones más elevadas de plomo, el metal neurotóxico acumulativo más extendido del mundo. En la Amazonía, el bosque húmedo tropical más extenso y con mayor diversidad biológica y cultural del mundo, se presumía que existía una baja presencia de contaminantes urbanos o industriales debido a su aislamiento y bajo impacto humano.
Un equipo de investigadores del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals y del Departament de Sanitat i Anatomia Animals de la Universitat Autònoma de Barcelona y de la Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya (UVic-UCC) ha evaluado por primera vez las concentraciones de plomo y su firma isotópica en fauna silvestre en áreas remotas de la Amazonia peruana. (Lea: Arsénico, plomo, cadmio y cobre, riesgo para salud)
Para ello, colectaron muestras de hígado de 315 animales silvestres de 18 especies diferentes, cazada para el autoconsumo de los pueblos indígenas locales (Quechua, Achuar y Yagua). Las áreas de estudio se encuentran muy aisladas y su accesibilidad requiere una expedición en barco de entre cuatro y cinco días a lo largo de los ríos locales. Algunas de estas áreas se encuentran en la segunda concesión petrolera más productiva del país, operada desde los años 70.
Los resultados, publicados en la revista Nature Sustainability, confirman el hallazgo de elevadas concentraciones de plomo en los hígados de aves y mamíferos amazónicos, animales que son diariamente consumidos por la población indígena local. Los niveles de plomo observados son mayores que los de animales salvajes en países industrializados. La presencia de concentraciones inesperadamente elevadas de plomo en la fauna silvestre amazónica supone un riesgo para la salud de la población indígena local, la cual depende de la caza para su subsistencia.
Por encima de los límites permitidos
La mitad de las muestras analizadas se encontraba por encima de los 0,5 miligramos por kilo que la regulación europea considera como límite para el consumo humano de vísceras animales, y un 91 % por encima de los 0,1 miligramos por kilo que se consideran aptos para el consumo de carne en general. Se trata de un riesgo muy elevado para la población, teniendo en cuenta que casi una treintena de las muestras analizadas contenía concentraciones de plomo mucho más altas.
Los investigadores también han demostrado que las principales fuentes de plomo son el uso extendido de la munición de plomo, así como la contaminación relacionada con la extracción de petróleo. De hecho, la contaminación por munición de plomo puede ser un problema subestimado a escala continental en América del Sur. (Acá: La bacteria que absorbe plata y plomo de agua)
Estos resultados sugieren que el plomo ha entrado en la cadena trófica en áreas de la Amazonia donde la población humana depende de la caza de subsistencia, y es probable que este no sea un problema circunscrito al área de estudio, sino generalizable para las poblaciones indígenas mundiales que utilizan munición de plomo.
Además, el hecho de haber encontrado plomo relacionado con la actividad hidrocarburífera en la fauna silvestre sugiere que otros componentes petrogénicos tóxicos pueden haber entrado también en la cadena trófica. En el norte de la Amazonia peruana, la extracción petrolera ha generado un importante impacto ambiental debido a los vertidos operacionales de residuos ricos en plomo en el ambiente.
Debido a la dependencia de la caza de subsistencia de los pueblos indígenas del planeta, al uso extendido de la munición de plomo, así como al avance de las actividades de extracción petrolera en los bosques húmedos tropicales (el 30 % de los bosques tropicales se superpone a reservas de petróleo y gas), este estudio pone al descubierto un importante riesgo para la conservación de la fauna silvestre, así como para la salud de las comunidades locales que dependen de ella como fuente de proteína. (Le sugerimos: Niveles tóxicos de arsénico en Amazonas)
El trabajo muestra también cómo el impacto humano es palpable en áreas naturales remotas del planeta. Los hallazgos observados en este estudio podrían extenderse al resto de la Amazonia y de los bosques tropicales, ilustrando un impacto humano más allá de lo previsto inicialmente, con la expansión de la contaminación antropogénica desde los centros industrializados hasta las áreas más remotas del planeta.