Hallan plástico al interior de tortugas marinas
Una investigación liderada por la Universidad de Exeter (Reino Unido) encontró plástico dentro de pequeñas tortugas en Australia. Los autores seguran que están atrapadas en una “trampa” evolutiva que las lleva a zonas muy contaminadas.
Efe Verde
La ingesta de plásticos supone un riesgo para las tortugas marinas jóvenes, que han evolucionado para desarrollarse en mar abierto, lejos de los depredadores pero bajo la amenaza constante de la contaminación, según un estudio publicado este lunes en Frontiers in Marine Science. (Lea Cambios en el PNN Chingaza: aún hay muchas preguntas sin resolver)
La investigación, liderada por la Universidad de Exeter (Reino Unido), encontró plástico dentro de pequeñas tortugas en Australia, a lo largo de las costas este -en el Pacífico- y oeste -en el océano Índico-.
Después de nacer en la arena de las playas, las tortugas marinas viajan en las corrientes y pasan sus primeros años de vida en mar abierto, un comportamiento fruto de la evolución que supone una “trampa” para la especie porque la lleva a zonas altamente contaminadas, indica el estudio.
En un comunicado, la investigadora Emily Duncan, del Centro de Ecología y Conservación de la Universidad de Exeter, explica que las tortugas no tienen una dieta definida: “comen cualquier cosa, y nuestro estudio sugiere que esto incluye el plástico”.
Las corrientes marinas acumulan ahora grandes cantidades de residuos y las tortugas, que se alimentan cerca de la superficie, lo acaban ingiriendo, según la investigación, incapaz de estimar aún los efectos de esta problemática en la supervivencia de la especie.
Sin embargo, Duncan apunta que las “muertes en estas primeras etapas de la vida podrían tener un impacto significativo en los niveles de población”.
Los científicos analizaron tortugas marinas jóvenes (desde crías hasta especímenes con un caparazón de hasta 50 centímetros) que fueron arrastradas o capturadas accidentalmente por pescadores en las costas australianas.
El estudio, que incluyó 121 ejemplares de cinco de las siete especies de tortuga marina del mundo (verde, boba, carey, golfina y plana), mostró que los especímenes localizados en la costa del Pacífico contenían mucho más plástico que los hallados en la costa del Índico.
Por ejemplo, un 86 % de las tortugas bobas de la costa este había ingerido plásticos, frente a un 21 % en la costa oeste, y de forma similar, un 80 % de las tortugas planas del Pacífico contenían residuos, ante un 9 % de las procedentes del Índico.
El plástico de las tortugas del este era en su mayoría fragmentos duros, probablemente, restos de productos utilizados por los humanos, mientras que los restos del Índico eran principalmente fibras, posiblemente de cuerdas o redes de pesca.
La próxima fase del estudio, financiado por Sea Life Trust y National Geographic Society, consistirá en evaluar si la ingesta de plástico afecta a la salud y a la supervivencia de las tortugas, y de qué manera.
La ingesta de plásticos supone un riesgo para las tortugas marinas jóvenes, que han evolucionado para desarrollarse en mar abierto, lejos de los depredadores pero bajo la amenaza constante de la contaminación, según un estudio publicado este lunes en Frontiers in Marine Science. (Lea Cambios en el PNN Chingaza: aún hay muchas preguntas sin resolver)
La investigación, liderada por la Universidad de Exeter (Reino Unido), encontró plástico dentro de pequeñas tortugas en Australia, a lo largo de las costas este -en el Pacífico- y oeste -en el océano Índico-.
Después de nacer en la arena de las playas, las tortugas marinas viajan en las corrientes y pasan sus primeros años de vida en mar abierto, un comportamiento fruto de la evolución que supone una “trampa” para la especie porque la lleva a zonas altamente contaminadas, indica el estudio.
En un comunicado, la investigadora Emily Duncan, del Centro de Ecología y Conservación de la Universidad de Exeter, explica que las tortugas no tienen una dieta definida: “comen cualquier cosa, y nuestro estudio sugiere que esto incluye el plástico”.
Las corrientes marinas acumulan ahora grandes cantidades de residuos y las tortugas, que se alimentan cerca de la superficie, lo acaban ingiriendo, según la investigación, incapaz de estimar aún los efectos de esta problemática en la supervivencia de la especie.
Sin embargo, Duncan apunta que las “muertes en estas primeras etapas de la vida podrían tener un impacto significativo en los niveles de población”.
Los científicos analizaron tortugas marinas jóvenes (desde crías hasta especímenes con un caparazón de hasta 50 centímetros) que fueron arrastradas o capturadas accidentalmente por pescadores en las costas australianas.
El estudio, que incluyó 121 ejemplares de cinco de las siete especies de tortuga marina del mundo (verde, boba, carey, golfina y plana), mostró que los especímenes localizados en la costa del Pacífico contenían mucho más plástico que los hallados en la costa del Índico.
Por ejemplo, un 86 % de las tortugas bobas de la costa este había ingerido plásticos, frente a un 21 % en la costa oeste, y de forma similar, un 80 % de las tortugas planas del Pacífico contenían residuos, ante un 9 % de las procedentes del Índico.
El plástico de las tortugas del este era en su mayoría fragmentos duros, probablemente, restos de productos utilizados por los humanos, mientras que los restos del Índico eran principalmente fibras, posiblemente de cuerdas o redes de pesca.
La próxima fase del estudio, financiado por Sea Life Trust y National Geographic Society, consistirá en evaluar si la ingesta de plástico afecta a la salud y a la supervivencia de las tortugas, y de qué manera.