Hay 304 especies de anfibios en riesgo en Colombia y científicos piden protegerlas
Un informe publicado en la revista Nature actualizó el estado de riesgo de los anfibios en el mundo. Dos de cada cinco están en peligro, ubicándose como el grupo animales vertebrados más amenazados. En Colombia hay 304 especies vulnerables o en peligro de extinción y los investigadores esperan que el Ministerio de Ambiente implemente pronto un programa de conservación.
Hubo una pandemia entre las ranas. El causante es un hongo que las infecta, generando deshidratación, incapacidad para alimentarse y reproducirse, y una mayor vulnerabilidad ante los depredadores. Se trata del hongo quitrido o Bd (Batrachochytrium dendrobatidis). La desaparición de varias especies estaría vinculada con el pico de infecciones que se dio desde finales de los años noventa e inicios de los 2000, pero del que los científicos hasta ahora están teniendo algunas pistas. (Le puede interesar: Primates de Colombia, en riesgo por la expansión de carreteras)
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Hubo una pandemia entre las ranas. El causante es un hongo que las infecta, generando deshidratación, incapacidad para alimentarse y reproducirse, y una mayor vulnerabilidad ante los depredadores. Se trata del hongo quitrido o Bd (Batrachochytrium dendrobatidis). La desaparición de varias especies estaría vinculada con el pico de infecciones que se dio desde finales de los años noventa e inicios de los 2000, pero del que los científicos hasta ahora están teniendo algunas pistas. (Le puede interesar: Primates de Colombia, en riesgo por la expansión de carreteras)
Otro hongo del mismo género (Batrachochytrium salamandrivorans o Bs) y con consecuencias similares está apareciendo ahora en las salamandras. La mayoría de estas no tienen pulmones. Respiran por la piel y dejan de hacerlo cuando las infecta el hongo, que cubre de esporas su cuerpo. La preocupación de los científicos es que también se está registrando un declive preocupante en sus poblaciones, tal como ocurrió con las ranas, y pasarán varios años hasta que puedan conocerse las consecuencias.
Esa es una de las preocupaciones que ha elevado un grupo de más de 100 científicos y 1.000 colaboradores alrededor del mundo, dentro de los que se encuentran varios colombianos, liderados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para actualizar la lista de anfibios en riesgo de extinción. Los hallazgos fueron publicados este miércoles en la revista especializada Nature y muestran que la cifra de anfibios desaparecidos se incrementó a 37 especies. Estos animales se están extinguiendo más rápido de lo que la ciencia puede investigarlos. (También puede leer: Ruta de conservación de páramos en Colombia ganó premio Alejandro Ángel Escobar 2023)
El declive de los anfibios
En el mundo hay cerca de 8.000 especies de anfibios. De esas, por lo menos 2.600 están en riesgo de extinción. Eso equivale a dos de cada cinco que existen. De acuerdo con los investigadores, esto los ubica como el grupo de animales vertebrados más amenazado en el mundo.
Nicolás Urbina Cardona, Ph. D. en Ciencias Biológicas y coautor de la investigación, explica que hay varios factores que influyen en ese declive en los anfibios. Además de las enfermedades, como las que les causan los hongos, está la pérdida de bosques, páramos y humedales, la sobreexplotación por tráfico ilegal o consumo, y las consecuencias del cambio climático. Todas están relacionadas entre sí.
Sobre los hongos se sabe muy poco. Se cree que se dispersó con ayuda de los humanos. “Desde los turistas hasta los más amantes de la naturaleza, fotógrafos, escaladores, campistas o investigadores de vida silvestre. En nuestra ropa, equipo de campo y botas estaban las esporas. Nunca lavamos esto con hipoclorito y nos lo llevamos a todos lados”, explica Urbina. (Le recomendamos: Una transición energética vinculante, ante un mundo que se desmorona, según el papa)
Cuando el hongo llega a un ecosistema, se reproduce con facilidad entre los anfibios. Se cree que lo hace a través del agua, porque la mayoría de estos animales están acostumbrados a vivir en espacios húmedos, muy cerca de alguna fuente hídrica. Cuando se dan temporadas de sequía como las causadas por el fenómeno de El Niño, dice Urbina, “las ranas comienzan a aglutinarse en ciertos microhábitats húmedos y ahí comienzan a pasarse unas a otras el hongo”. Esto afecta sobre todo a las especies endémicas.
Colombia, con más de 880 especies, es el segundo país con mayor riqueza de anfibios, solo superado por Brasil, y es el que más endémicas tiene. Cerca de la mitad solo se encuentran en este territorio, por las características únicas que tienen los ecosistemas tropicales y los páramos de la cordillera de los Andes.
“Cuando luego vemos al mapa de número de especies amenazadas es una copia idéntica al número de endémicas. Los Andes es la región que tiene más anfibios únicos, pero también el que tiene más en riesgo de extinción”, apunta Urbina. Colombia se ubica en la lista con 304 anfibios catalogados como vulnerables (97 especies), en peligro de extinción (130 especies) y en peligro crítico de extinción (77 especies). (Le puede interesar: Los mensajes claves del presidente del grupo que más sabe sobre cambio climático)
Los páramos son uno de los ecosistemas más afectados. De acuerdo con la investigación, la pérdida de hábitat de las ranas está relacionada con el aumento de las tierras dedicadas a la agricultura, la construcción de infraestructura y la deforestación. Otra publicación de la revista Tropical Conservation Science, y que sirvió de insumo para la investigación de Nature, encontró que en Colombia hay 142 especies de páramo, pero de 113 apenas se sabe el nombre y una breve descripción que las diferencia entre sí.
La falta de inversión en la conservación
Hay dos criterios que se utilizan en la UICN para establecer el nivel de riesgo de extinción de una especie. Uno es midiendo algunas características de sus poblaciones: la cantidad de individuos en una zona de distribución y si están siendo afectados por alguna enfermedad. El otro, que es el más utilizado, es por su rango de distribución: si hay dos ranas en dos bosques separados por 100 kilómetros, se entiende que su zona de distribución está entre esos dos bosques y si desaparece de uno de los dos, empieza a ser preocupante.
El criterio poblacional, aunque podría dar información más acertada acerca del estado de conservación de una especie, es más costoso y difícil, porque necesita de la recolección de individuos para su análisis. Sin embargo, la importancia de este criterio está en que para conservar a los anfibios lo primero que se necesita es información sobre su hábitat, sus necesidades y sus comportamientos. (También puede leer: Otros 22 proyectos hidroeléctricos podrían ponerse en marcha en el Oriente Antioqueño)
Investigar a estos animales es como mirar al pasado. Por ejemplo, para saber si una población de salamandras está infectada con el hongo Bs, los científicos recolectan a varios individuos y hacen muestras para enviar a laboratorios. Normalmente, mientras se busca el presupuesto para pagar el análisis de las muestras y esperar los resultados, puede pasar un año. En ese tiempo, la enfermedad ya pudo haberse propagado a otras especies y ecosistemas, pero apenas se tiene la certeza de que una de ellas la tiene.
Los científicos concluyen que para detener la tendencia actual en el declive de poblaciones de anfibios, se necesita de una fuerte inversión en investigación y programas de conservación. En Colombia se está trabajando desde hace 10 años en una política pública para proteger a estos animales, pero ha tenido varios problemas.
Urbina cuenta que, junto a él, 25 autores trabajaron durante varios años a nivel nacional, entre académicos e investigadores, para crear el Programa Nacional para la Conservación de Anfibios. Ese documento, “se entregó formalmente al Ministerio de Ambiente el 21 de agosto 2019 en su versión final”. Desde entonces, están a la espera de la publicación e implementación del programa. (Le recomendamos: ¿Por qué se están muriendo las serpientes en los Llanos de Colombia?)
El pasado martes 3 de octubre, Mauricio Rivera, investigador del Instituto de Ciencias Naturales, y Nicolás Urbina, se reunieron con el Comité Nacional de Especies Amenazadas del Minambiente para presentar un documento actualizado del Programa, contemplando la reciente investigación de la UICN. “El documento pasará a una validación interna y luego a la aprobación por parte de la directora de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, Adriana Rivera”, asegura Rivera. Esta vez, los autores esperan que el documento no se quede estancado y que empiece pronto su implementación.
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