Hipopótamos están perjudicando la calidad del agua en Colombia
Por su hábito de desplazarse a saltos en el fondo del agua y por la importación de materia orgánica de los pastos de los que se alimentan, están alterando las dinámicas de los ecosistemas del Magdalena Medio. El hallazgo es de investigadores de la UPTC y la U. de California (EE. UU.).
Paula Casas Mogollón / @PauCasasM
Las excentricidades de Pablo Escobar, el mayor capo del narcotráfico del país, siguen teniendo repercusiones. Luego de que muriera en un operativo policial en 1993, las especies exóticas que llevó a Antioquia una década antes, en un avión Hércules proveniente del zoológico de California, quedaron a su suerte. Los flamencos, canguros, jirafas, rinocerontes y cebras fueron llevados a otras reservas naturales. Sin embargo, los cuatro hipopótamos (una hembra y tres machos) que vivieron por más de 10 años en la hacienda Nápoles no corrieron la misma suerte y se instalaron en los caños y lagos cercanos al río Magdalena. Hoy conforman en esta zona el grupo de hipopótamos silvestres más grande del mundo fuera de África, su hábitat natural, y ya se conoce su impacto a las fuentes hídricas del país.
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Las excentricidades de Pablo Escobar, el mayor capo del narcotráfico del país, siguen teniendo repercusiones. Luego de que muriera en un operativo policial en 1993, las especies exóticas que llevó a Antioquia una década antes, en un avión Hércules proveniente del zoológico de California, quedaron a su suerte. Los flamencos, canguros, jirafas, rinocerontes y cebras fueron llevados a otras reservas naturales. Sin embargo, los cuatro hipopótamos (una hembra y tres machos) que vivieron por más de 10 años en la hacienda Nápoles no corrieron la misma suerte y se instalaron en los caños y lagos cercanos al río Magdalena. Hoy conforman en esta zona el grupo de hipopótamos silvestres más grande del mundo fuera de África, su hábitat natural, y ya se conoce su impacto a las fuentes hídricas del país.
Aunque tienen una apariencia noble y mansa, los hipopótamos son considerados unos de los mamíferos más peligrosos sobre la tierra. Son agresivos, territoriales y provocan al año la muerte de 500 personas. Desde que su población se incrementó en Colombia comenzaron los intentos por conocer sus impactos ambientales en el país. Ya se descubrió que, por ser una especie invasora, pueden desplazar a la fauna nativa. Incluso se identificó que están ocupando el hábitat del manatí, en riesgo de extinción. También se sabe que sus heces son mortales para algunos peces, porque reducen los niveles de oxígeno de la fuente hídrica. Y además son potencialmente peligrosos para los pobladores de Puerto Triunfo, Puerto Berrío y Yondó (Antioquia). (Puede leer: Hipopótamos de Pablo Escobar podrían reproducirse por miles)
Ahora, tras dos años de estudios, se publicó en la revista Ecology la primera evaluación científica del impacto que estos animales han causado a los ecosistemas acuáticos del Magdalena Medio. La investigación, realizada por la Universidad de California San Diego (E.E.U.U) y la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), se basó en comprender los efectos que pueden tener estos mamíferos en un ambiente, sobre todo en los humedales, situación de la que no hay mucha información. Para entender las consecuencias, los científicos analizaron las modificaciones que se están presentando en los ecosistemas y que están asociadas con la actividad de las especies invasoras, una de las fuerzas promotoras de cambios globales. El estudio de los hipopótamos sirve como un biomodelo para prever los impactos y minimizar sus efectos negativos.
“Los hipopótamos se convierten en una oportunidad excepcional, porque son una especie que, por su envergadura y por la forma como actúa en el ambiente, puede tener implicaciones importantes en los humedales del Magdalena Medio. El objetivo en esta primera fase, que fue exploratoria, fue tener una idea de cuántos organismos hay actualmente, saber cuál es la tasa de crecimiento de la población y tomar información de los ambientes donde están presentes y compararla con aquellos donde no están. Con los datos buscamos determinar cuál podría ser el riesgo que se presenta si los ejemplares siguen aumentando”, señala Nelson Aranguren, coautor del estudio e investigador de la Unidad de Ecología en Sistemas Acuáticos de la UPTC.
En África, su hábitat natural, su comportamiento prolífico puede ser benéfico, principalmente por transportar nutrientes de la tierra al agua, como el silicio y el fósforo. Pero, en ambientes más húmedos y con niveles de agua menos estacionales, como los de Colombia, traerían graves consecuencias ambientales. Para verificar estos indicios, los científicos emprendieron un viaje de dos años. El grupo monitoreó y tomó muestras de 14 lagos cerca de la hacienda Nápoles, algunos con presencia de estos animales y otros sin ellos. Luego evaluaron la calidad del agua, los niveles de oxígeno y la biodiversidad de las comunidades acuáticas.
Los científicos encontraron que los hipopótamos están alterando la química, particularmente el contenido de oxígeno de los lagos, y la estructura biológica de las algas, una vegetación acuática microscópica. Jonathan Shurin, autor principal y profesor de ciencias biológicas de la Universidad de California San Diego, explica que este fenómeno se debe a que los hipopótamo son considerados una especie bioingeniera, es decir, “es un animal que, por su tamaño y comportamiento y por emplear una gran cantidad de biomasa vegetal como alimento es capaz de modificar la dinámica de los ecosistemas donde habita y transformar la forma y el funcionamiento de los lagos y caños. Especialmente, por su hábito de desplazarse a saltos por el fondo de los sistemas acuáticos y por la importación de materia orgánica proveniente de los pastos que usan como alimento en la noche. Cada individuo puede comer hasta 80 kilogramos por día y luego descarga los desechos en el agua”, añade.
Ese aporte de grandes cantidades de nutrientes y material orgánico está causando cambios en la calidad del agua, porque el oxígeno se hace más escaso. Además, aclara el científico, promueve el crecimiento excesivo de vegetación acuática. “Encontramos que las cianobacterias, una especie de algas microscópicas que son potencialmente tóxicas, eran más frecuentes en los lagos donde habitan los hipopótamos. Pero esos tóxicos que desarrollan las algas no solo afectan a los herbívoros, sino que pueden tener implicaciones en la salud humana y en otros animales”, cuenta Shurin. Es una situación que preocupa a los investigadores porque, como en la cuenca del Magdalena hay muchas ciénagas, los hipopótamos pueden promover un balance negativo de oxígeno y el crecimiento de esos grupos de algas afectarían la condición de calidad ecosistémica de los humedales. (Le puede interesar: En diez años habrá 150 hipopótamos en el país)
“A raíz de esa problemática surge la necesidad de hacer una segunda parte del estudio. Queremos hacer una proyección de cuál sería la afectación en esos procesos ecosistémicos, cómo afectaría a la biodiversidad nativa y los cambios en los sedimentos de las orillas del río Magdalena. En caso de que esos organismos llegasen a ocupar esos espacios, qué implicaciones negativas generarían con los procesos de pesca que se dan en esa región. Y revisar si hay evidencias de algún proceso de regulación que los pueda afectar, como por ejemplo parásitos”, dice Aranguren.
Pero, para iniciar la segunda etapa es necesario conseguir financiación y así podrían arrancar, a más tardar, en junio. Shurin indica que hay varias organizaciones internacionales, como la Agencia de Ciencia de Estados Unidos, interesadas en seguir estudiando el fenómeno de los hipopótamos del Magdalena Medio. De no encontrar una solución a las poblaciones de estos mamíferos, en 2060 es posible que haya cerca de 7.000 ejemplares.
¿Cómo controlar la población?
David Echeverri López, coordinador del área de bosques en la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), ha estado durante muchos años al frente de la investigación de los hipopótamos del Magdalena Medio. De hecho, con la entidad hicieron parte de esta evaluación. Echeverri cuenta que no ha sido una tarea fácil, sobre todo porque no se tiene un número exacto de la población que hay. Se estima que en Colombia viven alrededor de 60 o 70 ejemplares, una cifra que va en aumento cada vez que algún individuo joven abandona el grupo y se instala en otro lago del Magdalena.Por el aumento descontrolado de la población, confiesa, no ha sido fácil encontrar una solución para su reproducción. La más económica y, quizás, la más efectiva sería la caza controlada o la eutanasia, sin embargo, ha sido descartada por todos los entes de control. “Para tomar esa decisión hay que tener un soporte que evidencie el peligro que tenemos a futuro con esos animales. Y aunque lo hay, no la vamos a usar. Siempre la salida más fácil es matarlos”, asegura. Otra posibilidad es el traslado a otros zoológicos, pero para movilizar a un solo ejemplar hay que tener mínimo $15 millones. De hecho, un zoológico en Uruguay estaba interesado en adoptar a uno de los hipopótamos, pero declinaron la oferta al enterarse de que el proceso estaba alrededor de los US$120.000. (Podría leer: Investigan los impactos ambientales de los hipopótamos de Pablo Escobar)
La medida que han implementado en los últimos años, y que no ha sido muy efectiva, es la esterilización tradicional. “Logramos que cada proceso nos costara $12 millones por individuo, porque lo hacemos a través de la zona de manejo. Antes estaba cerca a los 25 o 30 millones. Pese a este avance, al año logramos castrar uno o dos ejemplares. Pero en ese tiempo pueden nacer cinco o seis”, dice Echeverri. En el ejercicio de buscar alternativas encontraron durante la investigación que en la sede de Nueva York de la Universidad de Queensland, Amanda Subalusky, una científica, estaba realizando ensayos con unos medicamentos para reducir la capacidad de reproducción de los hipopótamos. Lo que busca es un tratamiento que permita llevar a cabo una especie de castración química.
Subalusky lleva un año esperando a que su investigación sea publicada para poder realizar los ensayos en los hipopótamos en Colombia. Mientras el medicamento de la doctora recibe un aval, en Cornare van moviendo otras fichas para frenar el crecimiento de la población. Están adelantando un convenio con Ecopetrol para que les done una tubería y mejorar la zona de manejo, además, esperan reunirse con las aerolíneas, principalmente Avianca, para que los ayude con el traslado de los hipopótamos.
Mientras definen cuál puede ser la mejor alternativa, las poblaciones de estos mamíferos continúan en crecimiento. De acuerdo con los científicos, de no controlarse esta situación, es posible que para 2060 haya cerca de 7.000 ejemplares.