Importante y millonaria estrategia ambiental está fracasando
La conservación de los bosques tropicales es de suma importancia para el futuro de la humanidad y la biodiversidad. Las organizaciones internacionales han intentado crear mecanismos para conservarlos, pero por lo menos una de las más importantes, los créditos de carbono, está fracasando. ¿Por qué?
Los créditos de carbono son básicamente una promesa de proteger los bosques que se pueden comprar como una forma de “compensar” las emisiones en muchos lugares del mundo. Se trata de una estrategia en la que se invierten miles de millones de dólares al año y que está respaldada incluso por la ONU.
Hace unas semanas el diario The Guardian publicó un artículo en el que sugería que el 90% de esas compensaciones no estaban funcionando. Aunque ese texto despertó rechazo de algunas empresas, un artículo científico que corrobora la versión de The Guardian acaba de ser publicado en la revista Science, de gran prestigio. El estudio muestra que muchos proyectos que han vendido lo que se conoce como créditos REDD+ (reducción de emisiones derivadas de la deforestación y la degradación) no han logrado funcionar.
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Estos créditos son populares especialmente en las grandes industrias, que los compran para compensar las emisiones de sus producciones. Hay créditos REDD+ que prometen, por ejemplo, conservar la selva tropical en la cuenca del Congo (con beneficios para los elefantes y bonobos del bosque). El mayor hallazgo de la investigación es que muchos proyectos han frenado la deforestación mucho menos de lo que afirmaban, es decir, han cumplido menos de lo prometido.
“El hallazgo de que muchos créditos de carbono de REDD+ no han logrado la conservación de los bosques es extremadamente preocupante para cualquiera que se preocupe por el futuro de los bosques tropicales”, escribieron en The Conversation (un medio especializado) Julia P.G. Jones y Neal Hockley, ambos docentes de la Universidad de Bangor, en Gales. El riesgo más importante que se identifica es lo que llaman “fuga”. Es decir, las personas que estaban talando el bosque simplemente se mudan a un área diferente.
“También es necesario cambiar el funcionamiento de la certificación. En la actualidad, existen incentivos para que los verificadores inflen las estimaciones de la cantidad de deforestación que se habría producido sin el proyecto y, por lo tanto, la cantidad de créditos que se pueden emitir”, escriben Jones y Hockley, y garantizar que los bosques estén protegidos a perpetuidad, de modo que se logre una eliminación permanente de carbono de la atmósfera. Aun así, las investigadoras creen que hay que ser cauteloso con esto.
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Aun si se logran solucionar estos conflictos, hay por lo menos dos problemas más. Uno es de oportunidad. “Existe el riesgo de que la compensación en realidad aumente las emisiones porque las personas o las empresas podrían sentirse más cómodas emitiendo carbono si creen que pueden reparar cualquier daño simplemente comprando créditos de carbono”, escriben en The Conversation. Por esta razón, agregan después, algunos argumentan que las compensaciones con este tipo de créditos solo deben ser un último recurso, después de que se hayan reducido todas las emisiones no esenciales.
En segundo lugar, dicen, “existen serias preocupaciones en materia de equidad con respecto a algunas compensaciones de carbono forestal”. Así lo explican: “Si la conservación de los bosques se logra impidiendo que los agricultores de los países de bajos ingresos talen tierras para la agricultura, REDD+ puede exacerbar la pobreza: su vuelo de larga distancia se produciría a expensas de que otros puedan alimentar a sus familias”. Finalmente, entonces, las investigadores se preguntan si sirve para el cambio climático comprar una compensación: “Desafortunadamente, actualmente hay poca evidencia”, concluyen.
Los créditos de carbono son básicamente una promesa de proteger los bosques que se pueden comprar como una forma de “compensar” las emisiones en muchos lugares del mundo. Se trata de una estrategia en la que se invierten miles de millones de dólares al año y que está respaldada incluso por la ONU.
Hace unas semanas el diario The Guardian publicó un artículo en el que sugería que el 90% de esas compensaciones no estaban funcionando. Aunque ese texto despertó rechazo de algunas empresas, un artículo científico que corrobora la versión de The Guardian acaba de ser publicado en la revista Science, de gran prestigio. El estudio muestra que muchos proyectos que han vendido lo que se conoce como créditos REDD+ (reducción de emisiones derivadas de la deforestación y la degradación) no han logrado funcionar.
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Estos créditos son populares especialmente en las grandes industrias, que los compran para compensar las emisiones de sus producciones. Hay créditos REDD+ que prometen, por ejemplo, conservar la selva tropical en la cuenca del Congo (con beneficios para los elefantes y bonobos del bosque). El mayor hallazgo de la investigación es que muchos proyectos han frenado la deforestación mucho menos de lo que afirmaban, es decir, han cumplido menos de lo prometido.
“El hallazgo de que muchos créditos de carbono de REDD+ no han logrado la conservación de los bosques es extremadamente preocupante para cualquiera que se preocupe por el futuro de los bosques tropicales”, escribieron en The Conversation (un medio especializado) Julia P.G. Jones y Neal Hockley, ambos docentes de la Universidad de Bangor, en Gales. El riesgo más importante que se identifica es lo que llaman “fuga”. Es decir, las personas que estaban talando el bosque simplemente se mudan a un área diferente.
“También es necesario cambiar el funcionamiento de la certificación. En la actualidad, existen incentivos para que los verificadores inflen las estimaciones de la cantidad de deforestación que se habría producido sin el proyecto y, por lo tanto, la cantidad de créditos que se pueden emitir”, escriben Jones y Hockley, y garantizar que los bosques estén protegidos a perpetuidad, de modo que se logre una eliminación permanente de carbono de la atmósfera. Aun así, las investigadoras creen que hay que ser cauteloso con esto.
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Aun si se logran solucionar estos conflictos, hay por lo menos dos problemas más. Uno es de oportunidad. “Existe el riesgo de que la compensación en realidad aumente las emisiones porque las personas o las empresas podrían sentirse más cómodas emitiendo carbono si creen que pueden reparar cualquier daño simplemente comprando créditos de carbono”, escriben en The Conversation. Por esta razón, agregan después, algunos argumentan que las compensaciones con este tipo de créditos solo deben ser un último recurso, después de que se hayan reducido todas las emisiones no esenciales.
En segundo lugar, dicen, “existen serias preocupaciones en materia de equidad con respecto a algunas compensaciones de carbono forestal”. Así lo explican: “Si la conservación de los bosques se logra impidiendo que los agricultores de los países de bajos ingresos talen tierras para la agricultura, REDD+ puede exacerbar la pobreza: su vuelo de larga distancia se produciría a expensas de que otros puedan alimentar a sus familias”. Finalmente, entonces, las investigadores se preguntan si sirve para el cambio climático comprar una compensación: “Desafortunadamente, actualmente hay poca evidencia”, concluyen.