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Un nuevo informe de la Universidad de las Nacionales Unidades (UNU) alerta que la humanidad se está acercando hacia peligrosos puntos de quiebre, es decir, umbrales específicos e interconectados a partir de los cuales se producirían cambios imparables que pueden tener repercusiones irreversibles y catastróficas para las personas y el planeta.
Entre los riesgos que advierten los investigadores de las Naciones Unidades está el retiro de los seguros de hogar de las zonas afectadas por las inundaciones, así como el agotamiento de las aguas subterráneas, vitales para el suministro de las comunidades y la agricultura.
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Our 🌍 is headed towards a risky future.
— UN University - EHS (@UNUEHS) October 25, 2023
We are on course to cross #RiskTippingPoints. Beyond these points, our systems will fundamentally change.
What can we do to change our current trajectory?
Check out UNU-EHS new #InterconnectedRisks report : https://t.co/Lwb8zBd4al pic.twitter.com/G7nfOSud3f
Además de esto, el reporte también alerta sobre el deshielo y la pérdida de los glaciares que son esenciales para los suministros de agua en el mundo, así como de la basura espacial, que podría provocar un colapso en cadena de la red de satélites cada vez más estructurales en las actividades diarias.
De manera general, entre los riegos que alerta el informe están: el aceleramiento de las extinciones aceleradas, Agotamiento del agua subterránea, deshielo de los glaciares de montaña, contaminación espacial, calor insoportable y futuro sin seguros.
“A medida que extraemos indiscriminadamente nuestros recursos hídricos, dañamos la naturaleza y contaminamos tanto la Tierra como el espacio, nos acercamos peligrosamente al borde de múltiples puntos de inflexión del riesgo que podrían destruir los propios sistemas de los que depende nuestra vida”, indicó la Dra. Zita Sebesvari, del Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la UNU. “Estamos cambiando todo el panorama del riesgo y perdiendo nuestras herramientas para gestionarlo”.
Esta es la tercera edición del informe de Riesgos de Desastre Interconectados (Interconected Disaster Risk, en inglés) que este año se concentró en los sistemas humanos y naturales que podrían estar al borde del colapso. Como lo describen los autores del reporte, este se centró en describir como la humanidad está llevando al límite varios sistemas de lo que depende, y, como bloques de una torre, se están quitando partes que podría llevar al desplome de los mismos.
“Estamos fallando en tomar las acciones para evitar llegar a estos puntos, y parece que estamos incluso hundiendo el pie en el acelerador, a pesar de los signos de advertencia. Se tratan de escenarios que ya son reales, como el caso del suministro de agua subterránea, de las cuales depende en un 40 % de la agricultura mundial y que están siendo vaciadas sin que estas puedan reabastecerse de manera natural. Ya en países como Arabia Saudita, Estados Unidos o India, las comunidades están teniendo que implementar medidas más agresivas para acceder al agua, o tienen que importar comida de otros sectores”, describe Jack O’Connor, investigador de la UNU y autor del estudio.
Para el caso del “futuro no asegurable”, según el reporte, el planeta se está acercando un punto del riesgo cuando desastres naturales cada vez más graves como tormentas, inundaciones o incendios elevan los costos de los seguros hasta que dejan de ser accesibles o asequibles. Una vez que el seguro deja de ofrecerse contra determinados riesgos, en determinadas zonas o a un precio razonable, se advierte que estás esas zonas se convierten en “no asegurables”.
En Australia, por ejemplo, se prevé que cerca de 520 mil viviendas no contarán con seguro en 2030, principalmente debido al creciente riesgo de inundaciones. Una vez superado este punto, las personas se quedan sin una red de seguridad económica en caso de catástrofe, con impactos socioeconómicos en cascada en las zonas de alto riesgo.
“Estos riesgos no están aislados. Por ejemplo, en el caso de los desechos especiales, nuestra práctica de poner satélites en órbita, sin manejar los restos que quedan atrás, puede poner en riesgo a los satélites activos. En particular, la colisión de estos desechos puede provocar una reacción en cadena que puede destruir todo el sistema, que por ejemplo, nos impediría monitorear el agua desde el espacio”, indica O’Connor.
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Por su parte, el informe también propone un marco para clasificar y debatir la eficacia de las soluciones que pueden ayudarnos a abordar los puntos de inflexión del riesgo. A grandes rasgos, las soluciones se dividen en dos categorías principales: “Evitar”, que son las que se centran en las causas profundas y los factores de riesgo para evitar por completo los puntos de inflexión del riesgo, y “Adaptarse”, las que nos ayudan a prepararnos o a afrontar mejor los efectos negativos de puntos de inflexión del riesgo en caso de que no puedan evitarse, y tratan de adaptarse a los cambios resultantes para intentar convivir con ellos.
“El objetivo de nuestro estudio no es decir que estamos condenados a llegar a estos puntos de quiebre, sino más tomar acciones para construir un mejor futuro”, concluye O’Connor.
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