Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Las olas de calor son días calurosos consecutivos con impactos devastadores en la salud humana y el medio ambiente. Por ejemplo, en 2003 una ola de calor en Europa causó enormes pérdidas socioeconómicas y un exceso de aproximadamente 70 000 muertes. Se ha sugerido que el cambio climático podría aumentar la probabilidad y duración de estos eventos, y un grupo de científicos acaba de publicar un estudio en Science que parece corroborarlo. (Puede ver: ¿Podrían los teléfonos ayudar a detectar la demencia temprana?)
Hay algo interesante con este fenómeno, dicen los científicos, y es que viaja en el espacio y el tiempo, en lo que llaman olas de calor contiguas. Una de ellas ocurrió del 31 de mayo al 17 de junio de 1997: comenzó como un pequeño evento sobre el Medio Oriente, y se propagó hacia el este y alcanzó el noreste de Asia el 17 de junio. En la nueva investigación, los científicos evalúan los comportamientos de las olas de calor mediante métricas adicionales, además de la frecuencia, duración y magnitud, es decir, evolución y/o propagación. Además, caracterizan la información de propagación de las olas de calor bajo el calentamiento climático antropogénico (es decir, el aumento de la temperatura causado principalmente por las actividades humanas), lo que, creen los autores, puede mejorar el pronóstico y predicción de estas olas.
En el estudio centran su análisis en las grandes olas de calor contiguas con un área acumulada igual o superior a 1 millón de kilómetros (es decir, que esta área haya sido afectada por estas olas). A partir de esa delimitación, los investigadores comenzaron a notar elementos interesantes. Por ejemplo, la discrepancia en los patrones de movimiento de grandes olas de calor contiguas en diferentes continentes. Los eventos en Eurasia y América del Norte tienen duraciones más largas y distancias más cortas, con una vida útil promedio (distancia de movimiento) de 10,20 días (340,23 km) y 9,69 días (296,93 km), respectivamente. Las olas de calor de larga duración pueden causar daños más persistentes, lo que provocaría impactos más adversos.
Algo muy importante que concluyen los autores en el estudio es que dedesde 1979 y hasta 2020, la frecuencia media anual de estos eventos está a un ritmo creciente de 8,33 eventos por década, lo que aumenta de 75,2 eventos en promedio durante el primer período de cinco años de 1979 a 1983, a 98,2 eventos durante el último período de cinco años (2016 - 2020). El área acumulada y la magnitud total también exhiben aumentos significativos. La vida útil y la duración media de estos eventos aumentaron, pasando de 8,17 días en promedio durante el primer período de cinco años, a 12,15 días (3,49 días) durante el último período de cinco años, con una afectación particularmente marcada en Eurasia.
Puede ver: El síndrome del corazón “roto”: cómo las emociones pueden afectar la salud física
“Nuestros hallazgos sugieren que las características de las olas de calor contiguas son heterogéneas en diferentes continentes, con aumentos en la frecuencia, duración, magnitud, extensión del área y distancia de movimiento en grandes olas de calor terrestres contiguas desde 1979″, concluyen los científicos.
Algo clave, agregan, es que las tendencias de la velocidad de movimiento y las tendencias crecientes de la frecuencia y la distancia recorrida probablemente sean causadas por fuerzas antropogénicas durante las últimas décadas, es decir, por las actividades humanas. “Los resultados sugieren que las grandes olas de calor contiguas que viajan más tiempo y se mueven más lentamente causarán impactos más devastadores en los sistemas naturales y sociales en el futuro si los gases de efecto invernadero (GEI) siguen aumentando y no se toman medidas de mitigación efectivas”. (Puede ver: OPS alerta de récord de dengue en América Latina)
🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜