La avutarda, el ave que podría consumir plantas para automedicarse
Investigadores españoles sugieren que el macho de avutarda consume ciertos tipos de planta durante la temporada de apareamiento para controlar los patógenos y reducir la fática que le produce el esfuerzo de exhibición sexual para atraer a la hembra. Los científicos creen que es así, aunque reconocen que su sugerencia debe ser tomada con mucha precaución y que se necesitan más estudios en el futuro.
Los seres humanos podrían no ser los únicos que se automedican. Una investigación publicada en la revista Frontiers in Ecology and Evolution sugiere que un ave, una de las más pesadas que existen hoy con capacidad de volar, podría buscar combatir sus parásitos consumiendo cierto tipo de plantas.
Si bien los investigadores son claros en señalar que distinguir si estas sustancias se ingieren de manera involuntaria o como un medio para enfrentar enfermedades infecciosas requeriría observaciones de comportamiento muy detalladas que son extremadamente difíciles de registrar en especies silvestres en condiciones de campo, también creen que su sospecha tiene importantes fundamentos.
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Se trata de la avutarda, una ave que se encuentra distribuida en Europa. El macho, mucho mayor que la hembra, puede alcanzar un peso cercano a los 18 kilogramos. Las avutardas se ven afectadas por una amplia gama de patógenos y parásitos, incluidas numerosas bacterias, protozoos, helmintos y artrópodos. Los investigadores reseñan que las infecciones parasitarias y fúngicas podrían causar hasta un 30% de mortalidad en avutardas de vida libre en España. Debido a esto, los científicos sugieren que la avutarda, específicamente el macho para los objetos de su estudio, ha buscado caminos para protegerse.
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En concreto la hipótesis del estudio es que los machos de la avutarda consumen dos tipos de plantas, la amapola común Papaver rhoeas y la chinche de la víbora púrpura Echium plantagineum, aprovechándose de las propiedades medicinales de estas durante un período (específicamente abril) en el que están sujetos a un alto estrés y a una resistencia inmunológica reducida a las infecciones debido a su ardua inversión en exhibición sexual. De hecho, la sobrecarga de parásitos puede afectar la aptitud o el estado reproductivo.
Para comprobar esta hipótesis, los investigadores tuvieron tres objetivos. Primero, buscaron confirmar que el consumo de ambas plantas está especialmente presente en los machos, lo que apoyaría la hipótesis de que las usan para reducir su carga parasitaria durante su extenuante temporada de exhibición. Segundo, investigaron si los extractos y aceites esenciales de ambas plantas tienen una actividad antiparasitaria. Y tercero, analizaron la composición química de los extractos para identificar qué componentes podrían ser activos contra los patógenos.
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El cumplimiento de estos tres objetivos, dicen los investigadores, si bien no es una demostración de automedicación en avutardas (lo que requiere un montaje experimental farmacológico estándar) sí es un paso necesario hacia ello. “La bioactividad de las plantas contra los parásitos de laboratorio y otros patógenos no específicos de las avutardas podría apuntar a utilidades adicionales de sus preferencias vegetales además de la nutrición”. Tras la recolección de plantas y heces, los científicos infieren que es así.
Los investigadores lograron probar que ambas plantas tienen propiedades antipatogénicas. Pero además, encontraron mayores cantidades de ellas en muestras fecales de machos que de hembras durante la temporada de apareamiento. ¿Por qué los machos podrían estar más interesados en esta planta que las hembras y por qué durante la temporada de apareamiento?, se preguntan los científicos. Atraer hembras y controlar los patógenos puede ser bastante exigente, por lo que los componentes polares en las cápsulas y flores de las plantas ayudarían a los machos a reducir la fatiga o a controlar los patógenos o incluso ambas.
“Las avutardas seleccionan la amapola y el bugloss de la víbora morada principalmente en la época de apareamiento , en abril, cuando su gasto de energía es mayor. Y los machos, que durante estos meses dedican gran parte de su tiempo y energía a la exhibición sexual, las prefieren más que las hembras. “, concluyó, citado por el portal especializado Phys, el Dr. Luis M Bautista-Sopelana, científico del personal del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y primer autor del estudio. Aunque confirmó que “la prueba definitiva de la automedicación requiere protocolos experimentales desarrollados en las ciencias biomédicas, veterinarias y farmacológicas”,
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“Inferir los vínculos causales es razonable, por lo que presentamos la desafiante hipótesis de que los machos de avutarda se alimentaron de manera desproporcionada de P. rhoeas durante la temporada de apareamiento porque algunos compuestos no nutricionales estaban presentes en esta planta”, dicen los autores en el estudio. Para llegar esa inferencia que debe tomarse con suma precaución, los científicos recolectaron un total de 623 excrementos de avutardas hembras y machos, incluidos 178 durante la temporada de apareamiento en abril.
Los seres humanos podrían no ser los únicos que se automedican. Una investigación publicada en la revista Frontiers in Ecology and Evolution sugiere que un ave, una de las más pesadas que existen hoy con capacidad de volar, podría buscar combatir sus parásitos consumiendo cierto tipo de plantas.
Si bien los investigadores son claros en señalar que distinguir si estas sustancias se ingieren de manera involuntaria o como un medio para enfrentar enfermedades infecciosas requeriría observaciones de comportamiento muy detalladas que son extremadamente difíciles de registrar en especies silvestres en condiciones de campo, también creen que su sospecha tiene importantes fundamentos.
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Se trata de la avutarda, una ave que se encuentra distribuida en Europa. El macho, mucho mayor que la hembra, puede alcanzar un peso cercano a los 18 kilogramos. Las avutardas se ven afectadas por una amplia gama de patógenos y parásitos, incluidas numerosas bacterias, protozoos, helmintos y artrópodos. Los investigadores reseñan que las infecciones parasitarias y fúngicas podrían causar hasta un 30% de mortalidad en avutardas de vida libre en España. Debido a esto, los científicos sugieren que la avutarda, específicamente el macho para los objetos de su estudio, ha buscado caminos para protegerse.
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En concreto la hipótesis del estudio es que los machos de la avutarda consumen dos tipos de plantas, la amapola común Papaver rhoeas y la chinche de la víbora púrpura Echium plantagineum, aprovechándose de las propiedades medicinales de estas durante un período (específicamente abril) en el que están sujetos a un alto estrés y a una resistencia inmunológica reducida a las infecciones debido a su ardua inversión en exhibición sexual. De hecho, la sobrecarga de parásitos puede afectar la aptitud o el estado reproductivo.
Para comprobar esta hipótesis, los investigadores tuvieron tres objetivos. Primero, buscaron confirmar que el consumo de ambas plantas está especialmente presente en los machos, lo que apoyaría la hipótesis de que las usan para reducir su carga parasitaria durante su extenuante temporada de exhibición. Segundo, investigaron si los extractos y aceites esenciales de ambas plantas tienen una actividad antiparasitaria. Y tercero, analizaron la composición química de los extractos para identificar qué componentes podrían ser activos contra los patógenos.
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El cumplimiento de estos tres objetivos, dicen los investigadores, si bien no es una demostración de automedicación en avutardas (lo que requiere un montaje experimental farmacológico estándar) sí es un paso necesario hacia ello. “La bioactividad de las plantas contra los parásitos de laboratorio y otros patógenos no específicos de las avutardas podría apuntar a utilidades adicionales de sus preferencias vegetales además de la nutrición”. Tras la recolección de plantas y heces, los científicos infieren que es así.
Los investigadores lograron probar que ambas plantas tienen propiedades antipatogénicas. Pero además, encontraron mayores cantidades de ellas en muestras fecales de machos que de hembras durante la temporada de apareamiento. ¿Por qué los machos podrían estar más interesados en esta planta que las hembras y por qué durante la temporada de apareamiento?, se preguntan los científicos. Atraer hembras y controlar los patógenos puede ser bastante exigente, por lo que los componentes polares en las cápsulas y flores de las plantas ayudarían a los machos a reducir la fatiga o a controlar los patógenos o incluso ambas.
“Las avutardas seleccionan la amapola y el bugloss de la víbora morada principalmente en la época de apareamiento , en abril, cuando su gasto de energía es mayor. Y los machos, que durante estos meses dedican gran parte de su tiempo y energía a la exhibición sexual, las prefieren más que las hembras. “, concluyó, citado por el portal especializado Phys, el Dr. Luis M Bautista-Sopelana, científico del personal del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y primer autor del estudio. Aunque confirmó que “la prueba definitiva de la automedicación requiere protocolos experimentales desarrollados en las ciencias biomédicas, veterinarias y farmacológicas”,
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“Inferir los vínculos causales es razonable, por lo que presentamos la desafiante hipótesis de que los machos de avutarda se alimentaron de manera desproporcionada de P. rhoeas durante la temporada de apareamiento porque algunos compuestos no nutricionales estaban presentes en esta planta”, dicen los autores en el estudio. Para llegar esa inferencia que debe tomarse con suma precaución, los científicos recolectaron un total de 623 excrementos de avutardas hembras y machos, incluidos 178 durante la temporada de apareamiento en abril.