La bioeconomía de los tigres asiáticos: ¿qué puede aprender Latinoamérica?
Opinión: investigadores del Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI, por su sigla en inglés) en Latinoamérica hablan sobre los elementos que podrían adoptarse en la región para implementar la bioeconomía, partiendo de modelos exitosos en Asia.
Mónica Trujillo
Yudi Yepes
Camilo Garzón
En el corazón del trópico, Latinoamérica y el sudeste asiático comparten una serie de condiciones que los unen. Por un lado, la inmensa biodiversidad que países como Indonesia y Malasia ostentan. Por otro, grandes retos ambientales, sociales y económicos como la pobreza, la inequidad, el desempleo y la pérdida de biodiversidad como problemas comunes. En este escenario, la notable evolución de ciertos países del sudeste asiático puede ser una fuente de inspiración para la construcción de una bioeconomía adaptada a las condiciones y necesidades del Sur Global. (Le puede interesar: Perturbaciones en el campo magnético de la Tierra afectan el “GPS” de las aves)
Recientemente, en SEI Latinoamérica, hemos establecido lazos de colaboración con instituciones lideres en bioeconomía en Tailandia y Malasia. En este proceso, identificamos avances y lecciones que pueden ser adaptados a nuestro contexto. Tres elementos clave pueden ser considerados para el diseño e implementación de la bioeconomía en Latinoamérica:
En primer lugar, el papel de las políticas e instituciones es fundamental. La bioeconomía exige cambios en las reglas del juego, así como la presencia de instituciones sólidas para su ejecución efectiva. En Tailandia, el plan nacional de desarrollo social y económico se formula por un horizonte de 20 años (2017-2036) y se implementa parcialmente con planes cada 5 años. Por otro lado, la política nacional de biotecnología en Malasia se lanzó en 2005 y 18 años después se actualizó para continuar hasta 2030.
Estos son horizontes de tiempo más adecuados para proyectar cambios de fondo que contrastan con nuestro corto plazo de planeación. Además del plazo, la integralidad de las políticas es muy importante. El modelo que el gobierno de Tailandia implementa para convertir en ventaja competitiva su diversidad biológica y social a través de la ciencia, tecnología e innovación es la bioeconomía circular verde o Bio Circular Green Economy (BCG). Este modelo, que integra varias estrategias de desarrollo sostenible, se lanzó en 2022 para la recuperación postpandemia y avanzar en el plan nacional de desarrollo. (Le recomendamos: Ampliaron en cerca de 22.000 hectáreas un resguardo indígena en la Amazonía)
Más allá de lanzar políticas de bioeconomía, Tailandia y Malasia establecieron agencias especializadas como responsables directos de la implementación de programas e instrumentos para su desarrollo. La Corporación de Bioeconomía en Malasia es la encargada de implementar las metas de la política de biotecnología facilitando el ambiente de inversión, innovación, capacitación y emprendimiento con empresas biotecnológicas altamente innovadoras. Esta Corporación financiada y supervisada por diferentes Ministerios se concentra en la biotecnología para la agricultura, seguridad alimentaria, salud y el bienestar, y la circularidad.
En Tailandia la agencia que directamente implementa el modelo BCG es la Agencia nacional para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Además, la Oficina para el desarrollo de la economía basada en biodiversidad se especializa en la bioeconomía de pequeña escala trabajando con comunidades locales para generar productos y servicios de valor agregado como alimentos nutracéuticos, textiles artesanales, cosméticos y bioinsumos, entre otros, mejorando ingresos a partir de la biodiversidad.
En segundo lugar, es importante destacar a las empresas y el emprendimiento como un engranaje clave con las instituciones y políticas para que avance la bioeconomía. En Latinoamérica, como en el sudeste asiático, las micro, pequeñas y medianas empresas - MiPyMEs representan más del 97% de las empresas con una importante participación en la generación de ingreso y de empleo en la región. (También puede leer: El cambio climático ha causado el éxodo de 40 millones de niños)
BEDO de Tailandia y la Corporación de Bioeconomía de Malasia promueven la asistencia técnica y fortalecimiento de capacidades especializadas en la MiPyMEs para la agregación de valor. Los programas de apoyo van desde la exención de impuestos a empresas altamente innovadoras, fomento a las compras públicas de bioproductos, programas de apoyo técnico, entre otros. Estos servicios, por supuesto, son gratuitos para las empresas que demuestren interés y avances hacia la bioeconomía.
El tercer aspecto por destacar es la capacitación especializada a los empresarios y emprendedores de la comunidad para avanzar hacia la bioeconomía. En estos países se resalta la importancia de la conexión universidad–empresa y la capacitación especializada para los empresarios. La Corporación de bioeconomía de Malasia implementa un programa denominado “bioacademia”, donde promueve la formación de alto nivel de investigadores para trabajar en empresas seleccionadas durante un periodo de tiempo. De esta manera, la empresa se beneficia por contar con investigadores altamente capacitados para mejorar sus procesos y bioproductos. (Le puede interesar: Colombia postuló al Darién chocoano como Reserva de Biosfera de la Unesco)
El uso sostenible de la biodiversidad, la vitalidad del sector agropecuario y el dinamismo de las micro, pequeñas y medianas empresas son aspectos de gran importancia en el trópico. La experiencia de Tailandia y Malasia muestran que la transformación hacia la bioeconomía se sustenta a través del cambio institucional, la implementación de políticas audaces, la creación de agencias especializadas, el respaldo al espíritu emprendedor, la innovación y los vínculos sólidos de las empresas con la academia. Estos elementos también pueden ser los cimientos para una bioeconomía próspera y sostenible en Latinoamérica.
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En el corazón del trópico, Latinoamérica y el sudeste asiático comparten una serie de condiciones que los unen. Por un lado, la inmensa biodiversidad que países como Indonesia y Malasia ostentan. Por otro, grandes retos ambientales, sociales y económicos como la pobreza, la inequidad, el desempleo y la pérdida de biodiversidad como problemas comunes. En este escenario, la notable evolución de ciertos países del sudeste asiático puede ser una fuente de inspiración para la construcción de una bioeconomía adaptada a las condiciones y necesidades del Sur Global. (Le puede interesar: Perturbaciones en el campo magnético de la Tierra afectan el “GPS” de las aves)
Recientemente, en SEI Latinoamérica, hemos establecido lazos de colaboración con instituciones lideres en bioeconomía en Tailandia y Malasia. En este proceso, identificamos avances y lecciones que pueden ser adaptados a nuestro contexto. Tres elementos clave pueden ser considerados para el diseño e implementación de la bioeconomía en Latinoamérica:
En primer lugar, el papel de las políticas e instituciones es fundamental. La bioeconomía exige cambios en las reglas del juego, así como la presencia de instituciones sólidas para su ejecución efectiva. En Tailandia, el plan nacional de desarrollo social y económico se formula por un horizonte de 20 años (2017-2036) y se implementa parcialmente con planes cada 5 años. Por otro lado, la política nacional de biotecnología en Malasia se lanzó en 2005 y 18 años después se actualizó para continuar hasta 2030.
Estos son horizontes de tiempo más adecuados para proyectar cambios de fondo que contrastan con nuestro corto plazo de planeación. Además del plazo, la integralidad de las políticas es muy importante. El modelo que el gobierno de Tailandia implementa para convertir en ventaja competitiva su diversidad biológica y social a través de la ciencia, tecnología e innovación es la bioeconomía circular verde o Bio Circular Green Economy (BCG). Este modelo, que integra varias estrategias de desarrollo sostenible, se lanzó en 2022 para la recuperación postpandemia y avanzar en el plan nacional de desarrollo. (Le recomendamos: Ampliaron en cerca de 22.000 hectáreas un resguardo indígena en la Amazonía)
Más allá de lanzar políticas de bioeconomía, Tailandia y Malasia establecieron agencias especializadas como responsables directos de la implementación de programas e instrumentos para su desarrollo. La Corporación de Bioeconomía en Malasia es la encargada de implementar las metas de la política de biotecnología facilitando el ambiente de inversión, innovación, capacitación y emprendimiento con empresas biotecnológicas altamente innovadoras. Esta Corporación financiada y supervisada por diferentes Ministerios se concentra en la biotecnología para la agricultura, seguridad alimentaria, salud y el bienestar, y la circularidad.
En Tailandia la agencia que directamente implementa el modelo BCG es la Agencia nacional para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Además, la Oficina para el desarrollo de la economía basada en biodiversidad se especializa en la bioeconomía de pequeña escala trabajando con comunidades locales para generar productos y servicios de valor agregado como alimentos nutracéuticos, textiles artesanales, cosméticos y bioinsumos, entre otros, mejorando ingresos a partir de la biodiversidad.
En segundo lugar, es importante destacar a las empresas y el emprendimiento como un engranaje clave con las instituciones y políticas para que avance la bioeconomía. En Latinoamérica, como en el sudeste asiático, las micro, pequeñas y medianas empresas - MiPyMEs representan más del 97% de las empresas con una importante participación en la generación de ingreso y de empleo en la región. (También puede leer: El cambio climático ha causado el éxodo de 40 millones de niños)
BEDO de Tailandia y la Corporación de Bioeconomía de Malasia promueven la asistencia técnica y fortalecimiento de capacidades especializadas en la MiPyMEs para la agregación de valor. Los programas de apoyo van desde la exención de impuestos a empresas altamente innovadoras, fomento a las compras públicas de bioproductos, programas de apoyo técnico, entre otros. Estos servicios, por supuesto, son gratuitos para las empresas que demuestren interés y avances hacia la bioeconomía.
El tercer aspecto por destacar es la capacitación especializada a los empresarios y emprendedores de la comunidad para avanzar hacia la bioeconomía. En estos países se resalta la importancia de la conexión universidad–empresa y la capacitación especializada para los empresarios. La Corporación de bioeconomía de Malasia implementa un programa denominado “bioacademia”, donde promueve la formación de alto nivel de investigadores para trabajar en empresas seleccionadas durante un periodo de tiempo. De esta manera, la empresa se beneficia por contar con investigadores altamente capacitados para mejorar sus procesos y bioproductos. (Le puede interesar: Colombia postuló al Darién chocoano como Reserva de Biosfera de la Unesco)
El uso sostenible de la biodiversidad, la vitalidad del sector agropecuario y el dinamismo de las micro, pequeñas y medianas empresas son aspectos de gran importancia en el trópico. La experiencia de Tailandia y Malasia muestran que la transformación hacia la bioeconomía se sustenta a través del cambio institucional, la implementación de políticas audaces, la creación de agencias especializadas, el respaldo al espíritu emprendedor, la innovación y los vínculos sólidos de las empresas con la academia. Estos elementos también pueden ser los cimientos para una bioeconomía próspera y sostenible en Latinoamérica.
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